CAPITULO 1: AQUEL HOMBRE
"Y justo ahí es donde todo comienza, en la bella y gran ciudad de Nueva York. Mi existencia era como la de cualquier otro niño huérfano que cumple la mayoría de edad, un completo fracaso, pero aun tenia la esperanza y la posibilidad de una mejora...
Trabajaba más de 10 horas seguidas en un minimarket a las afueras y vivía en una pequeña habitación.
Mi familia era todo un dolor de cabeza desde que ninguno quiso hacerse cargo cuando mis padres murieron, así que prefiero ignorar su existencia; no recuerdo muy bien a mis padres, no recuerdo sus rostros, pero sus voces jamas podre olvidarlas, eran todo lo que tenia, con quienes podría contar para siempre y fueron arrebatados injustamente de mi, les arrebataron la vida sin importarles nada, sin medir las consecuencias...
Tenían una gran deuda con una persona bastante peligrosa, pedimos ayuda, pero nadie nos resguardo; ahora puedo entender que no era obligación de nuestra familia darnos su ayuda, pero nunca esta de mas brindar una mano cuando sus vidas corrían peligro."
Observo como un hombre entra a la tienda confundido y asombrado, no parece de la ciudad, pues aquí la gran mayoría viste de traje o por lo menos no como un campesino de los años 50, al verlo tan perdido me dirijo hacia el y le brindo mi ayuda. El hombre no tiene una idea clara de lo que quiere o necesita y no identifica muchísimas cosas como una persona normal, con un inglés raro pronuncia que no es de por aquí y que solo se llevara algo de comer debido a que aún se encuentra lejos del lugar al que se dirige y necesita llegar antes de que oscurezca, menciona también que necesita un lugar donde quedarse los días que se quedara en la ciudad y yo amablemente le doy la dirección del lugar en donde vivo debido a que allí alquilan habitaciones por días, aunque evito decir que vivo allí, porque aunque el tipo sea agradable, no le quita el peligro de que es un desconocido y para colmo, extranjero.
La puerta de la tienda suena dejando ver a un hombre casi tan alto como el chico al que me encuentro ayudando y este le habla en un idioma que identifico como húngaro. Lo sé porque en los orfanatos puedes aprender suficientes idiomas debido a la gente que llega a adoptar o brindar hogar temporal. El hombre más grande dice que sí consiguió lo que buscaba y que tenía que irse de inmediato.
– Agradezco mucho tu ayuda - loe sonrío con amabilidad, pagan lo que llevan y se marchan.
Mi turno acaba y voydirecto a casa.
"Hay situaciones en la vida donde simplemente no tienes el control de nada, justo en ese instante no imagine que aquel hombre alto y amable se convertiría en el hombre de mis sueños, en mi vida entera, así como tampoco imaginaba que junto a él se llevaría parte de mi vida, mi alma, mi corazón y la poca cordura que me quedaba"...
Los días pasaban y el hombre regresaba todos los días, se había convertido en una rutina. En la que el venia, tardaba tratando de descubrir cosas nuevas, luego el otro hombre llegaba le exigía que se marcharan, cancelaban sus productos y se iban, hasta que un día...