Lágrimas De Las Cenizas

Capítulo 15: El ataque sorpresa

La ciudad estaba en un estado de alerta constante. Eldric y Lira, junto con otros aventureros, entrenaron incansablemente, conscientes de que en cualquier momento podían ser tomados por sorpresa. El ambiente estaba cargado y la sensación de que algo estaba a punto de suceder pesaba en todos.

En una noche de luna, cuando el silencio era profundo y las estrellas brillaban como testigos de lo que estaba por venir, el ataque llegó a buen término. Los demonios emergieron de las sombras, como fantasmas de las leyendas más aterradoras, invadiendo la ciudad con una furia implacable. Las criaturas, más fuertes y numerosas de lo que nadie había previsto, se abalanzaron sobre las defensas de la ciudad, derribando a los centinelas y rompiendo la resistencia de los aventureros.

"¡Recoge tus armas! ¡Defiende la ciudad!". Kael gritó, pero su voz fue ahogada por los gritos de desesperación y el sonido de las campanas que sonaban alarmadas. Eldric y Lira se colocaron rápidamente en posición, luchando codo con codo. Atacaron con determinación, pero cada golpe dado parecía no ser suficiente contra la horda que se abalanzaba sobre ellos.

Las calles de la ciudad se han convertido en un caótico campo de batalla. El olor a humo y sangre flotaba en el aire, mientras que los gritos de dolor y pánico resonaban en cada esquina. Eldric sentía que su corazón se encogía con cada momento que pasaba; Sabía que estaban librando una batalla perdida.

A pesar de los esfuerzos de los aventureros, la situación era crítica. Intentaron proteger a los civiles, pero muchos ya habían sucumbido a las garras de los demonios. Lira, ágil con su arco, trató de proteger a los que aún quedaban, pero con cada disparo veía cómo se le escapaban más vidas.

"¡Tenemos que retirarnos!", gritó Eldric, dándose cuenta de que la situación se deterioraba rápidamente. Pero ya era demasiado tarde. Los demonios eran implacables y la ciudad estaba en ruinas. Eldric y Lira lucharon hasta el último momento, pero lo que quedaba de resistencia se desmoronó rápidamente.

Cuando el polvo finalmente se asentó y el caos dio paso a un silencio sepulcral, la ciudad quedó desolada. Los gritos habían cesado y lo único que quedaba era el eco de la devastación. Eldric y Lira se encontraron entre los escombros, con los rostros cubiertos de ceniza y lágrimas que mezclaban tristeza y desesperación. Ya no había más civiles que proteger, y la ciudad por la que habían luchado tanto era ahora una tumba silenciosa.

Los pocos aventureros supervivientes se reunieron, con las expresiones de desolación reflejándose en cada uno de ellos. —No podemos quedarnos aquí —dijo uno de los guerreros, con voz temblorosa—. "No queda nada que proteger. Tenemos que irnos".

Eldric y Lira intercambiaron miradas llenas de comprensión. Había un profundo dolor en sus corazones, una pérdida que parecía insoportable. —Busquemos una ciudad segura —dijo Eldric, con voz firme, a pesar de la desesperación que lo envolvía—. "Necesitamos descansar, encontrar un lugar donde podamos recuperarnos".

Al dejar atrás la ciudad, los ecos de lo sucedido aún resonaban en sus mentes. La lucha incesante les había pasado factura, y estaban agotados, no solo físicamente, sino emocionalmente. Necesitaban tiempo para sanar, para alejarse del sufrimiento y el dolor que habían presenciado.

Y así, bajo el cielo oscuro y sin estrellas, Eldric y Lyre partieron, en busca de un nuevo comienzo, lejos de la devastación que los acompañaba. Sabían que la lucha no terminaría, pero por ahora, necesitaban encontrar un refugio seguro.




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