Las canciones de Celestina

Canción 1

So turn it up, turn it up (hey!)

As loud as you can make it go

'Cause love is on the radio

 

On air: El cartel se iluminó.

Respiré hondo y miré a mis compañeros. Casiano y Perséfone estaban del otro lado del vidrio que separaba la cabina del locutor del resto del pequeño estudio. El muchacho de cabello rubio parecía querer estar en cualquier parte que no fuera aquí, pero la chica morena alzó los pulgares y sus labios formaron un silencioso "vos podés".

Solté el aire que había acumulado en mis pulmones y tomé el micrófono con manos temblorosas. Pero cuando hablé, mi voz se oyó firme y amable, como si estuviera hablando con un amigo y no con una audiencia desconocida, tal como me había enseñado Guido.

—¡Buenas noches, Córdoba! El reloj acaba de dar las doce y mientras los autos se convierten en calabazas y los caballeros en ratas, FM 93.2 los invita a desvelarse un poquito en compañía de la mejor música romántica y de quien les habla...—. En ese instante me di cuenta de que no quería ser reconocida. Aún me daba algo de timidez hacer esto y si iba a hacer este trabajo, no debía tener rosto, ¿cierto? El anonimato sería la mejor forma de crear un ambiente íntimo y de quitarme la vergüenza—. Celestina.

Del otro lado del vidrio vi la confusión en los rostros de mis compañeros, no habíamos hablado nada sobre seudónimos. Bueno, yo no les dije que planeaba usar uno. Pero les sonreí, haciéndoles saber que sabía lo que hacía... o eso creía.

—A partir de esta noche, estaré con ustedes en cada velada hasta las dos de la mañana para compartir canciones e historias de amor y desamor. Así que no sean tímidos. Si tienen mensaje que quieran dar o simplemente hablar con alguien, no duden en llamar al número de la radio. Y por supuesto, no duden en pedirnos esa canción que tanto quieren oír o dedicar.

En ese momento, como lo habíamos ensayado, Casiano colocó la intro del programa. Pude escucharla a través de los auriculares que llevaba, los cuales me conectaban a la cabina de controles gracias a un viejo micrófono que tenían para poder comunicarse conmigo. Una música dulce y con la melodiosa voz de Perséfone que decía:

Love, amour, liebe, amore, liubof, ai, amor. Podés llamarlo como quieras, o podés decirlo en el lenguaje universal: la música. Escuchá las mejores canciones románticas en Stereo Hearts. Por FM 93.2, Radio Underground, lo raro es ser igual a todos.

Sonreí al escuchar el nombre del programa. Había sido idea de mi hermana, fanática de Maroon 5, y que a todos nos había parecido el nombre perfecto. Esperé a que acabara y volví a tomar la palabra, un poco más relajada. Pensar en Blanca y Olivia escuchando la radio desde nuestro departamento, por alguna razón, me tranquilizaba un poco. Sólo un poco.

—Así es gente bonita, el amor está en el aire. Y ¿qué les parece si damos inaugurado este espacio con una canción bien alegre? —En cuanto miré a Casiano, él supo exactamente qué canción quería que transmitiera—. Arrancamos con Love is on the radio, del grupo británico McFly. Suban el volumen y disfruten de la música.

De alguna forma había logrado modular mi voz de tal forma que sonaba como una chica entusiasta y amable, deseosa de hacer nuevos amigos. Cuando en realidad, me estaba muriendo de los nervios. Pero cuando escuché los primeros acordes de la canción sonando en mis auriculares, me permití soltar un gran suspiro de alivio.

—¡Muy bien, Celeste! —Escuché la alegre y melodiosa voz de Percy a través de los auriculares—. Para haber sido tu primera vez al aire, estuviste increíble. Si tuviera alguien a quien dedicarle una canción, sin dudas llamaría.

—Vos ya tenés a quién dedicarle canciones —le contesté a través del otro micrófono que tenía para comunicarme con ellos.

Mientras sonaba las primeras canciones del programa, me recosté un poco por la vieja silla del locutor y sonreí ante su comentario.

Perséfone tenía una perfecta vida amorosa con su novio Guido, a pesar de ser dos entes completamente opuestos. Verla a ella, con su cabello rizado y estilo bohemio, y a él, con su cabello teñido de rojo y onda punk, juntos, había sido lo más loco del campus hace unos tres años. Aunque debía admitir que había sido yo quien la animó a darle una oportunidad a mi compañero de clases. Guido y yo estudiábamos Lenguas Extranjeras en la Universidad Nacional de Córdoba y, cuando se dio cuenta de mis conocimientos sobre el romance, no dudó en pedirme ayuda para conquistar a una chica que le gustaba. Después de todo, mis consejos si le habían servido. Y quizás por eso ella me había arrastrado hasta esta pequeña estación de radio abandonada que ahora se había convertido en una radio alternativa.

Percy y Guido habían encontrado esta vieja radio hace unos meses cuando buscaban un departamento para mudarse y como amantes de la música que eran, decidieron comprar la radio junto con el departamento de arriba y tener su propia estación. Pero había unas horas que todavía no podían rellenar con programas. Fue entonces cuando a mi amiga se le había ocurrido convertirme en una locutora y tener mi propio programa, con mi música favorita: la romántica.

♥ ♥ ♥

—Sabes que a mí no me gusta mucho la música pop, pero confío en tu gusto musical —me había dicho aquella vez, con su cantarín acento. A pesar de haber venido de Brasil ya hacía cuatro años a estudiar Periodismo, todavía le costaba despedirse de su acento que la hacía resaltar donde fuera. Eso y su piel morena y cabello rizado—. Además, le estaríamos haciendo un gran favor a la comunidad. ¡Podrías salvar vidas!




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