Lilac

III

—¿Qué le paso a tu primo? —Farah parecía serena al momento de la pregunta.

—Lo vimos hace dos días y hasta ahora preguntas —dijo irónico.

—Soy de cerebro lento, ¿qué esperabas? —continuo haciendo garabatos en su libreta.

Estar en la universidad de por si era demasiado aburrido así que se le vino a la mente la pregunta, estaba en sus planes hacérsela a Saeri en cuanto salieron de aquel lugar de comida pero una cosa llevo a la otra y termino olvidándose por completo de la situación y ya que fue fin de semana no se verían hasta el Lunes y hacerle la pregunta por teléfono no era del agrado completo de Farah sin contar que no tenía ánimos de salir ese fin y de último minuto la situación con su novio había tomado un rumbo inesperado. Joonsang le pareció adorable cuando se presentó formalmente pues antes no le había prestado demasiada atención, le dio curiosidad el ver como su cabello no dejaba ver por completo sus ojos, eso le daba un toque más misterioso y tierno para ella.

—Un idiota lo empujo —conjeturo de mala gana— aunque Joonsang me dijo que se calló lo cual yo ya sabía que era mentira.

— ¿Lo acosan en la escuela? —Farah parecía fastidiada, no le gustaba que este tipo de cosas pasaran.

—No, pero gracias —sonrío confundiéndola.

—¿Gracias? —puso un mechón de cabello por detrás de su oreja.

—El chico de la botarga —con ese comentario llamo aún más la atención de ella— era Joonsang.

El semblante de Farah cambio rápidamente a uno de sorpresa, miles de cosas pasaron por su mente, definitivamente el mundo era un lugar pequeño, demasiado pequeño para ella.

—Ahora entiendo porque sabias que era un chico —dijo haciendo memoria— pero... ¿cómo sabias lo que paso? Me preocupa que me estés acosando —aunque sabía que para nada era el caso.

—No te acoso —pronuncio un poco alterado— Garam me lo dijo —probo un poco más de su paleta de cereza y al ver su cara pareció haberle leído la mente antes de que ella volviera a hablar—. Es su vecino —asintió satisfecha.

La verdad la situación se estaba volviendo demasiado intrigante y curiosa ante los pensamientos de Farah, parecía un cliché de mal gusto, bueno ella no era fanática de los clichés.

—Farah —su amigo llamo su atención— quería pedirte un favor —estaba tentada a bromear en ese momento pero la mirada de Saeri le daba las señales suficientes para no hacerlo.

—Dime —pronuncio con su voz un hilo.

—Me he dado cuenta de que Joonsang tiene una pequeña crisis cuando esta con mujeres —explico— es decir, desde que su madre se murió y su padre cayó en depresión nunca hubo nadie de manera femenina que lo instruyera, ¿entiendes?

Farah asintió, la falta de una madre puede llegar a ser fatal en el crecimiento de su hijo, tal vez es por esto que hay muchos abusadores porque en realidad nadie nace siendo malo, Saeri solo quería que su querida amiga le quitara ese pequeño tic nervioso que podría llegar a afectar su desarrollo social pues él mismo había pasado por eso pero gracia a Farah y su actitud fresca y amable pudo sobrellevarlo.

—No te preocupes, tengo tiempo —le transmitió amabilidad.

—Abrázame o lloro —rio ante lo adorable que su amigo se veía y lo abrazo—. ¿Ya has ido al hospital de Soul para el resultado de tus vidas? —esa idea no le agradaba demasiado. Siempre que veía a la gente hacerlo sentía un vacío que le daba escalofrió y sentía que no era muy buena opción aunque el padre de su novio dirigiera aquel lugar.

—No creo ir —farfullo—, creo que no saldré con las mismas expectativas con las que todo el mundo entra —en si a muchos les fascinaba el tema pero ella le conmocionaba un tanto.

—Muchos van incluso cuando son apenas recién nacidos —señaló.

—Pero mis padres no son como todos Sae —la verdad hablar de sus padres le causaba náuseas y malos recuerdos, no le gustaba recordar a su familia.

Nadie pronunció nada y ella se dedicó a perderse una vez más en sus pensamientos. Farah había sido fuerte, ella así lo consideraba, las cosas nunca marcharon bien en su casa, su madre siempre la vio como una embustera por ser su primera hija y erróneamente la culpaba de su desgracia, su hermana menor era un dolor de cabeza que le llenaba el alma de dolor y sufrimiento, en otras palabras la consideraban la oveja negra de la familia pero vamos el negro solo es un color, esos pensamientos irracionales le quemaban la vida lentamente era como un cáncer que la consumía día tras día. Aún se pregunta cómo es que no perdió la cabeza años atrás, en si era admirable, muchas personas crecen con este tipo de problemas y terminan siendo peores pero solo algunas cuantas cambian para mejor pero nunca olvidan del todo.

 



 

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Como le encantaba la brisa, le gustaba que jugara con su cabello y dejara volar su mente, la hacía sentir como Spirit el corcel indomable, le encantaba esa película, ver como el caballo era feliz al final de todo la llenaba de alegría, hasta el sol de hoy lo hacía. Sus pasos eran torpes y pesados solo observaba como las hojas del otoño hacían su aparición sobre las calle concurridas de aquel parque en donde aquella botarga hacia sus emociones revolverse tanto, al parecer la persona detrás de eso era aún más adorable y sensible de lo que se veía por fuera, Farah lo había notado desde el primer segundo, Joonsang parecía un chico antisocial y reservado pero en realidad esto solo era una capa de las muchas que lo cubrían. Sus movimientos le alegraban el día, le hacían sonreír con regocijo y él estaba haciendo una vida más feliz sin darse cuenta.

Se acercó a paso lento y seguro cuando uno de sus panfletos salió volando y con agilidad ella lo tomo en sus manos, Joonsang la miro por unos segundos y ella aprovecho su inmovilidad para tomar lugar frente él, estaba temeroso y tiritaba otro tanto a lo que Farah rio divertida sin hacerlo sentir mal o humillado lo que causo en él fue un sentimiento de placidez y fortuna, ¿cómo era posible?



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En el texto hay: fanfic, amor, vidas pasdas

Editado: 10.09.2021

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