Linajes Perdidos

Prologo

Alguna vez, cuando era niña recuerdo perfectamente haber leído un libro sobre las leyendas urbanas, esas en las que las personas solo pueden temer, leyendas por las cuales la gente no salía y los niños temían apagar la luz en la noche, temiendo que alguna de esas criaturas les atacara cuando estaban profundamente dormidos, yo fui una de esas niñas, que suplicaba por no quedarse a oscuras en una habitación.

Mi tía Verónica siempre me decía que no había de que temer, puesto que ella siempre estaría ahí para protegerme y cuidarme de todo mal que pudiese llegar a mi puerta, después llegaba Jason y me preguntaba si quería que él se quedase en mi recamara a dormir para que no temiera por las criaturas chupasangre de mi libro. 

En ese entonces solo teníamos siete años, nuestra mayor preocupación era poder ahorrar todo nuestro Domingo para comprarnos muchos caramelos, chocolates y cualquiera cosa dulce que se nos atravesara camino al colegio, recuerdo que a los ocho años, Jason y yo tuvimos caries por comer tantos dulces, fuimos al dentista y nos regañó por no tener una buena higiene dental, Jason solo se burlaba de él y yo siempre reía por las cosas que hacía. Mi tía se ponía roja por la actitud de Jason, al llegar a casa siempre lo castigaba sin postre, pero a hurtadillas yo le llevaba la mitad del mío, despues nos poníamos a ver películas y a hacer fuertes con las almohadas y sabanas. Extraño esos tiempos.

Mi vida de un día para otro cambio deje de ser esa niña, debido a qué las historias por las cuales nunca podía dormir, esas leyendas urbanas sobre brujas, hombres lobo y vampiros eran reales y todas esas criaturas estaban mas cerca de lo que podía imaginar.




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