Era un día domingo habían pasado ya 4 días en los que Robert y Matthew se ganaban cada vez más la confianza del otro, seguían hablando mucho y era algo que disfrutaban. Robert había descubierto o por lo menos pensaba que su amigo era especial, que no era una persona más del montón; este valoraba los pequeños detalles, le ponía el verdadero valor a los sentimientos, entre otras cualidades que este amigo poseía y Matthew hacía lo mismo con Robert los dos se parecían en ello, poner el verdadero valor a las cosas importantes.
Ese día por la tarde entre charlas Matthew le dice a Robert que está demasiado aburrido que quisiera hacer algo. Robert se encontraba en un parque de atracciones con sus sobrinos, le dijo a su amigo que si quería que llegara pero este no aceptó, argumentando que no quería incomodar.
Luego más tarde estando ya Robert en casa Matthew le invita a verse para charlar, tomarse algo y este acepta ya que realmente deseaba conocer a su nuevo amigo. Quedaron en encontrarse en el mismo parque en el que Robert había estado horas antes ya que le quedaba cerca, pero debido al mal tiempo sabían que debían elegir un lugar donde les protegiera de la lluvia una vez se encontraran.
Eras 7:30 de la tarde cuando los amigos se encontraron, se saludaron e iniciaron la conversación para decidir a qué lugar ir. Robert había empezado a sentirse nervioso con la presencia de su amigo, era a su parecer mucha más lindo en persona incluso se veía más joven que él, Matthew no tardó en darse cuenta de tal nerviosismo y le preguntó.
—¿Te sientes incómodo o te pasa algo?
—No sólo es la lluvia, ya sabes que no quiero mojarme por mi resfriado.
—¡Ah vale! ¿Quieres ir a comer algo?
—No tengo hambre, pero dale vamos.
—¿Qué tal pizza en leña?
Matthew es un amante de la pizza y eso Robert lo sabía por lo que aceptó dicha proposición de su amigo.
—No he comido, pero vamos.
—Debemos caminar un poco ya que queda cerca al banco BVE.
—Caminemos rápido si no queremos mojarnos.
En el trayecto Matthew decide contarle a Robert sobre que le ha mentido.
—Robert no me vayas a odiar por esto, sólo no sabía cómo decírtelo pero bueno.
—Anda dilo ya o será peor incluso para ti, contarlo después.
—Verás es que si me gustan los chicos.
—¡Bah! Eso ya lo sé.
—Es que no es sólo eso Robert.
—¿Te gusta alguien o estás saliendo con alguien?
—Sí, tengo pareja. Llevamos 8 meses juntos.
En ese momento Robert sintió un sentimiento extraño que no podía explicar, como explicar lo que causaban aquellas palabras si sólo llevaba días conociendo a Matthew y sólo por chat, era la primera vez frente a él. Así que el sólo respondió sin darle mayor importancia visible.
—Ah entiendo, no sé porque no lo dijiste pero te entiendo. Supongo que no me tenías la suficiente confianza para contarlo.
—No era eso, sólo decidí no decirte, pero ¿me guardaras el secreto verdad?
—Si tranquilo, ya te he dicho que no me corresponde a mí decir cosas que no son sobre mi vida. Además, tú también sabes que me gustan los chicos y yo confío en ti.
En el camino al restaurante la lluvia se intensifica, por lo que Robert y su amigo se ven obligados a refugiarse antes de terminar completamente mojados. Era la situación perfecta, hasta algo romántica, noche lluviosa con compañía agradable, por lo menos para Robert lo era, era la situación perfecta para una confesión amorosa o para un primer beso. Aquel no era el caso, Robert estaba apenas viendo por primera vez a su amigo y además éste estaba comprometido; se limitaron a hablar más sobre sus gustos, sus familias, incluso Matthew habló un poco de su novio y como era su relación.
Pronto la lluvia bajó y los amigos siguieron su camino hasta el restaurante, apenas llegaron Matthew pidió al mesero que los atendió un par de cervezas y el menú. Decidieron pedir mitad de la pizza favorita de Matthew y otra mitad con algo de los gustos de Robert (a Matthew todas las pizzas le parecían perfectas, las ama).
La cena fue un grato momento para ambos amigos, hablaron de sus aspiraciones personales, profesionales, a donde querían viajar, sus planes a corto plazo y algunos a largo, Matthew hasta texteó con su novio a quien le contó que había salido con un nuevo amigo.
Pasaron tres horas y debían regresar a sus casas, el regreso fue más pausado, en parte porque Robert a pesar de todo no quería despedirse aún de su amigo. Matthew seguía preocupado por lo que Robert llegase a pensar, en repetidas ocasiones le recalcaba que él solo quería ser su amigo, que no quería que hubiesen malos entendidos, que amaba y respetaba a su novio, etc. Robert sólo asentía y le decía que perdiera cuidado que él tenía las cosas claras, que no pretendía meterse y dañar una relación, que le quería como amigo ya que le parecía una gran persona y de verdad lo era.