Publicación original en Wattpad, allá salen los personajes y los mensajes de textos.
—¡Mierda!—Exclamo al escuchar mi alarma sonar. Debería haberla quitado hace una semana.
Son las 6:00 de la mañana, vaya mierda. Que bien.
Se me ocuure la magnifica idea de correr. ¿Quien eres Christal?.
Agarró mis cosas y me meto a la ducha, al cabo de un rato, salgo, me lavo los dientes y me miro en el espejo.
Me observo unos segundos.
He superado su muerte, pero, Marcus... no lo ha hecho, sigue llegando ebrio los findes de semana. Realmente agradeceria que cambiara, aunque sea un poco.
Salgo del baño y enciendo la luz de mi habitación. Haciendome cerrar los ojos fuerte. La luz del baño es un poco apagada la mia es un rayo de sol.
La luz suele ser fastidiosa, cuando recien despiertas obvio.
Abro mis cajones, agarro mi ropa deportiva. Hace mucho no te veia, puedo jurar que podias tener telarañas. Sacudo la ropa ante la idea, por si acaso.
Salgo de mi habitación y me dirijo a la de Marcus. Está dormido y está habitación es un desastre, aparte apesta.
Agh que puto asco, pise algo baboso. Maldita sea. Puto asqueroso.
El se pone una de las almohadas en la cara.
—Feliz cumpleaños, mosca asquerosa, que más quiero. Debes limpiar este desastre de mierda.—le abrazo, masajeando y moviendo bruscamente aun en el abrazo.
—¿Era necesario felicitarme a las seis de la mañana? ¿Era necesario?.—pregunta un poco fastidiado por la luz. —De todas maneras, gracias, anciana.—Sé quita la almohada y me mira de arriba abajo. Reprime una carcajada.
—Así que... vas a tratar de correr.—dice en un tono burlon. Vuelco los ojos.—No quiero que me llamen diciendo: "Marcus, Marcus, no puedo caminar me duelen las piernas y estoy toda sudada ¿Puedes venir?.—dijo imitando una voz femenina.
—¡Solo fue una vez!. Una maldita vez.—me justifico. El asiente de una manera extraña, y que me queda claro que se esta burlando de mi.—¿Puedes dejar de comportante como una cria?. Tienes veinte.
— Y tu diecisiete y te comportas como una anciana amargada, aunque no tanto eres muy boca sucia.
—Mosca imbécil.
—Anciana estupida.—dice, hago un ademan de meterle un puñetazo en ese rostro de niño bonito que Dios le regalo. El se cubre con ambas manos.
- No soy la unica.
Me levanto y me dirijo a la puerta del cuarto.
—¡Apaga la luz!—Asiento y cierro la puerta de la casa.
Empiezo a trotar al cabo de unos diez minutos me empiezan a caer gotas de sudor. Solo diez pensé que tendría más resistencia, joder.
Parezco puerco frito.
Subo el volumen de la música.
Alguien me toca el hombro. Me hace voltear rápidamente. Es un chico, no parece querer raptarme. Me relajo y me quito mis auriculares.
Estaba corriendo.
Su camisa manga larga, se pega a su torso como si fuera una segunda piel, dejando una buena vista de su torso tonificado. Su cabello lacio negro como la noche está desordenado, pero le luce bien, sus ojos grises se ven mas claros a la luz del sol, su mandíbula dura, sus labios..., sus labios rojos y carnosos son... son... son muy tentadores.
Está buenismo. Me queda claro.
—Llevo gritándote, pero no me has escuchado y ya me di cuenta el porqué—dirige la vista a mis auriculares y luego a mí—no deberías correr a si de rápido te puedes fracturar.
—Gracias, pero ¿Quien eres? y ¿Por que te importa?—pregunto cruzandome de brazos.
—Soy Ethan y no me gustaria ser sospechoso de un caso de fractura de una niña que se ve que no sabe hacer ejercicio.—responde.
—Asi que eres de esos sabelotodo
—Asi que eres de esas altaneras.
—Depende.
—Tu hermano te describe de una forma muy dulce, digamos que esta engañado.- suelta. Achino los ojos, confudida.
—¿Tu eres su nuevo compañero? ¿El nuevo?.- pregunte.
- No soy nuevo he estudiado alli un año entero solamente no estabamos en mismo curso.- explico. Asenti.
- Bueno, supongo que ¿sabes mi nombre?.
- Cristel ¿no?.- por que siento que lo dijo mal a proposito.
- Chris-tal. No me confundas.
- Vale, Christal. - sonrio, resople.
- Un gusto conocerte, Eydan. Debo irme.- dije dando media vueta, para seguir mi camino a casa.
- ¡Ethan!.- corrigio en un grito al ver que me empezaba a alejar de el.
- ¡Solo es un poco de tu medicina Eydan!.- aclare en un grito solo gire un poco mi cabeza para poder mirarlo de rojo. El negaba con la cabeza con una diminuta sonrisa.
—Ven, ven, Christal, ayudame aquí—pide Mamá, al verme llegar.
Ella me mira de arriba abajo.—¿Estabas corriendo? ¿Por que? Tu...
—¡Sí mama!.
—Vale vale. Solo era una pregunta.
—Mamá, eso está mal—le ayudo, lo acomodo en fin yo término decorando y ella haciendo desayuno.
Después de unas horas terminamos todo, ya son las doce y algo de la tarde y esa mosca sigue durmiendo. Por lo normal, las moscas se la pasan molestando, pero Marcus, se la pasa durmiendo. Aunque... el hace las dos labores.
Mamá y yo elaboramos un pequeño plan para poder levantarlo y asustarlo a la vez.
Abro su puerta de golpe.
— Marcus, Marcus, ¡despierta!—digo fingiendo desesperación.
—Otra vez tú. ¿Que quieres?—dice soñoliento—¿Que pasa? ¿Que te pasa Christal—pregunta al verme, se levanta de golpe y me agarra los hombros.
—Mamá se ha-ha resbalado, le duele mucho la pierna.—él no responde y se agarra el pecho y se queja, se sienta rápidamente en la cama
— Christal me duele—se queja acostándose en la cama—Chris... ¡ah!—Ahora si estoy desesperada, porque no sé que le pasa.
¿Se muere tan pronto?.
Mama no duda en entrar en la habitacion—¿Que pasa?, Christal, ¿Que le ha pasado?—pregunta asustada, posicionándose a su lado.
—no sé, yo-yo le hice creer, que estabas lastimada, y, se ha-ha puesto así—digo trabándome al hablar, y, sorprendida al ver a Marcus quejándose.—¡Pero! ¿¡Porque me preguntan a mi!?
Editado: 29.12.2021