lo prohibido causa tentación

Capítulo 1

    Respiré profundamente y sin prestar atención al aluvión de llamadas y mensajes que no paraban de llegar al móvil, sabiendo con certeza que eran todas de Andrea, subí al taxi que estaba aparcado puntual bajo de el que había sido mi hogar todos estos años desde que dejé el orfanato y del que no volvería a él nunca más.  Después de introducir las maletas con algún recuerdo y ropa que poco me representaba,  señalé al conductor la dirección de una de las zonas más lujosas de la ciudad sin saber con quien iba a encontrarme. 

    Si algo sabía es que fuese quien fuese iba a cambiar mi vida, o al menos mi estatus social aunque solo fuese por apariencia y durante los meses que durase ese trabajo. De vivir en la zona más humilde y con la necesidad de conseguir dinero de cualquiera de las formas habidas y por haber, para darle soporte médico y mantener en el hospital al que había sido mi salvador, protector y   mi única familia, aunque no tuviese mi sangre ni yo su apellido, había hecho todo por mi, y ahora debía ser yo la que debía devolverle el favor. 

     Por él iba camino hacia una propuesta de trabajo si así se podía llamar de lo más extravagante, pero si algo estaba apunto de descubrir, era que los ricos  no tenían las mismas necesidades que la gente normal, y mucho menos las mismas inquietudes y problemas. Sin apenas más datos de los que me había proporcionado esa mujer, solo sabía que era una conocida de mi padre y que sabiendo las dificultades por las que pasaba él, contactó conmigo para hacerme dicha propuesta, que no era ni más ni menos que comportarme como una canguro pero fingiendo ser familia de los Walker,  más en concreto una sobrina lejana de la señora Walker que quería disfrutar de las vacaciones en la playa.

    Cuando el conductor del taxi paró delante de esa impresionante calle con imperiosas  fachadas  y frondosos arboles que apenas dejaban entre ver las inmensas casas que habían detrás, el pulso se me aceleró, y apenas podía respirar con regularidad, pero si estaba ahí era por mi padre, debía pagar las altas tasas por que recibiese el tratamiento adecuado para su avanzada enfermedad, y ya no tenía nada con que pagarlo.

    Cogí el teléfono y obviando las llamadas y mensajes que efectivamente eran de Andrea, y del imbécil de mi ex, marqué el numero que me había contactado días antes.

    —¿Señora Walker? soy Ariadna, estoy en la dirección que me proporcionó — dije de carrerilla ante los nervios que se estaban apoderando de mi.

    —Veo que ha sido previsora y ha llegado con tiempo de sobra, así me gusta, espero que vaya vestida con algo de lo que le envié a la dirección.

    —Así es llevo el vestido azul de tirantes y las sandalias sin tacón con piedrecitas.— La vista se posó en la ropa que llevaba puesta, y es que hasta en eso habían pensado, me habían enviado un montón de ropa nueva para dar la imagen adecuada a su estatus.

    Estaba claro que si me hubiese presentado con mi ropa habitual hubiesen pensado que estaba pidiendo dinero o algo por el estilo, en vez de ser familia de unos magnates y más influyentes del país.

    — He de anunciarte que hemos tenido que marchar de la ciudad antes de lo previsto, pero mi hijo debe encontrarse en casa, solo toque y preséntate como la hija de mi prima Lilly —la voz autoritaria de la señora Walker me retumbaba el cerebro y me producía más miedo— y acuérdese de la lista que le pasé por correo y que debe cumplir sin saltarse ni un ápice o los ingresos en su cuenta se verán en peligro — al escuchar esa amenaza apreté la manilla de la maleta con resignación pero no iba a desobedecerla—  ¿le queda claro?

    —Así es Señora Walker, por eso no se preocupe, se cuales son mis funciones y cuales son las normas.

    —Pues le dejo que tengo a mi marido esperándome  en el agua con un martini rosado.

    —Que pasen un buen viaje, le mantendré informada.

    —Eso espero.— y sin articular otra palabra la llamada se terminó.

    Me acerqué a la gran puerta de mármol con el numero dos tallado en la pared y toqué el timbre con cámara integrada a la espera de que alguien me contestase.

    A los pocos segundos una voz femenina contestó al telefonillo y tras decirle quien era, abrió la puerta y me informó de que el señorito Nicholas estaba en la parte trasera de la casa y podía acercarme por el paseo de piedra y llegaría hasta donde él se encontraba.

    Mis ojos no podían dejar de observar cada detalle de aquel jardín, la gran casa de piedra con  grandes ventanales estaba envuelta por unas zonas verdes con flores y fuentes  que adornaban cada centímetro de ese sitio. El pasillo de parquét iba desde la entrada hasta la puerta de la casa, y también a lo que parecía fuese la zona trasera que me había mencionado aquella chica.




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