— ¿Qué? Emm, claro... — se acerca despacio, se trepa en la cama y se recuesta por encima de las mantas detrás del rubio, quien se gira para que estén frente a frente, ambos están recostados de lado mirándose fijamente, solo el silencio es testigo de la comunicación que mantienen sus ojos, con esas sonrisas nerviosas que llevan consigo desde que comenzaron a sentir algo diferente.
— Azira... —
— ¿Qué pasa? —
— Tengo que decirte algo... —
— Dime... —
Y sus corazones parecen estallar, ahora no únicamente están cerca sino solos, con el nerviosismo que provoca estar junto a alguien tan importante.
— Yo nunca... he besado a nadie...—
El rubio le sonríe, le parece tierno que le diga algo así de personal, él se hubiera sentido algo avergonzado en su lugar.
— En realidad, yo tampoco... —
— Pero Azira... si de algo estoy seguro es que quiero que tú seas mi primer beso, claro, si tú lo quieres también. —
— No hay nada que quiera más en este momento. —
Crow respira profundo, ahora quien está más nervioso es Azira, por el atrevimiento y valentía del pelirrojo al ser directo en mencionar algo que ninguno de los dos se atrevió antes.
Se inclinan ambos hacia el frente, sus narices por fin logran juntarse y sentir el contacto les eriza la piel, sonríen y cierran los ojos. Crow es quien da el último acercamiento clave que hace sus labios juntarse, ambos sienten el contacto suave al principio, algo que deseaban sentir hace mucho, esos momentos que fueron robados con anterioridad, está finalmente ocurriendo.
Y el no tener idea de qué hacer en el beso no impide que sus labios quieran sentirse, se separan un poco y se miran directamente a los ojos, esta vez es distinto, esta vez brillan y tiemblan con sonrisas. Por más tierno que fue ese beso, fue uno muy torpe en realidad, pero están felices, después de todo es su primer beso.
— ¿Lo hacemos de nuevo? — pregunta el rubio, el pelirrojo no duda ni un segundo y lo besa rápidamente con fuerza, lo abraza acercándolo más a él, había estado esperando ese momento y ahora no quiere detenerse. Aun con su ignorancia en el tema, ambos encuentran un ritmo, un baile en el que sus labios poco a poco coordinan a la perfección.
Se separan despacio para poder respirar.
— Nada mal para un primer eso ¿Eh? Angelito. —
— Ahora nunca podrás olvidarme... — le dice el rubio.
— ¿Qué dices? —
— El primer beso es algo que no se olvida, o eso dicen, fui tu primer beso, vas a recordarme toda tu vida... —
Ambos ríen.
— En teoría, aplica para los dos. — el pelirrojo lo acerca de nuevo y lo besa nuevamente, lo que ha probado es algo que le encanta y ahora no puede estar sin sentir esa sensación mágica, los dos comienzan a sentir mucho calor, las ansias de seguir besándose no se van en ningún momento porque se desean y es mutuo, sin parar, como un par de adolescentes, que son.
Cuando es una hora lo que ha pasado y el calor se comienza a convertir en tensión, es que deciden parar. Cuando ambos traen las pápulas dilatadas, las mejillas sonrojadas y los labios satisfechos.
— Angelito, eso fue increíble. —
— Tú eres increíble. —
— Creo que ya debo ir a casa. —
— Nooo, por favor, no te vayas. —
— ¿Quieres seguir besándome? — el rubio asiente, Crow se ríe.
— Fue un día difícil para ti y creo que debes descansar, angelito. —
A pesar de que Azira siente que todo el dolor desapareció con sus besos, los medicamentos que tomó para el dolor le comienzan a hacer efecto y se siente muy adormilado. Crow se pone de pie y se estira, mirando al chico que, ahora, es dueño de su primer beso, recostado con las mejillas rosadas mirándolo.
— Nos vemos pronto... — le dice caminando hacia la puerta.
— ¡Espera! —
El pelirrojo se gira.
— ¿Qué ocurre? —
— Uno último, ¿Sí? —
Crow no puede decir que no, y sinceramente no quiere hacerlo tampoco, se acerca a la cama y se arrodilla frente a la misma en el suelo, encontrándose cara a cara con su amigo (que ahora besó), y lo besa una vez más. El rubio le sujeta el rostro con las palmas de las manos y eso hace que en pleno beso, el pelirrojo esboce una sonrisa, no puede creer lo que está ocurriendo, no puede ni siquiera asimilar que se besaron y ahora que lo están haciendo de nuevo.
Le gusta tanto Azira que no sabe cómo ocultarlo, ni siquiera sabe para qué ocultarlo, le encanta, le fascina, y lo está besando.
Y Azira siente que lo encontró todo en una persona, mientras están en el beso y sus labios juegan a entenderse, no puede dejar de pensar en lo afortunado que es de haberlo conocido, y eso le conmueve.
— Crow... —
— ¿Sí?, Ángel —
— ¿Recuerdas lo que me dijiste en el parque? —
— Digo muchas cosas ¿Sabes? —
— Me dijiste que tu vida era mejor desde que me conociste, y ¿Adivina qué? Mi vida también es mucho mejor desde que te conocí. —
— Hace mucho que quería besarte. — se confiesa el pelirrojo acariciando el cabello de Azira.
— Yo también quería hacerlo, solo que no sabía cómo... —
— Supongo que debíamos esperar el momento correcto. —
— Y llegó. —