Se dieron un beso tierno, mejorando en la técnica, ambos no pueden dejar de sonreír ante las mariposas del primer romance. Estaban atontados, mirándose y jugando con sus manos cuando alguien se acercó a ellos.
El ángel, al ver que se dan un beso, se detiene en seco, paralizado y asombrado, siente conmoción y mucha melancolía al ver la felicidad de ambos, juntos, hasta incluso siente ganas de llorar, verlos darse un beso así de tierno le hace sentir mucha felicidad, y recordar momentos que nunca volverán.
Respira profundo, su objetivo es protegerlos y sabe que debe hablar con ellos, aunque tenga que interrumpir su momento romántico, ahora solo están sentados hablando, es el momento indicado para hablarles.
— Jóvenes, lamento molestarlos, me gustaría hablar con ustedes. —
— No, señor, no queremos hablar de la palabra de nuestro salvador...— dijo el joven pelirrojo al hombre que se acercó a ellos con una sonrisa y ahora los miraba confundido.
— ¿Qué? ¿Cuál salvador?—
— ¡Crow! No tienes que ser grosero, ¿Que se le ofrece, caballero? — ese joven le pareció más amable, y claro que sabe perfectamente por qué.
— Yo... tengo un asunto muy importante que discutir con ustedes dos, jovencitos, sé que inicialmente no van a creerme, pero es crucial que me escuchen con claridad, verán, sucede que... demonios, no practique como diría esto y ahora no sé cómo hacerlo.—
Crow se quitó las gafas y le prestó atención.
— Me gusta mucho su atuendo, señor, es literalmente, algo que yo usaría. — le dijo Azira, el hombre le sonrío y se sintió muy halagado.
— Debo decir que tienes muy buen gusto, jovencito... — le dijo, pero Azira miró a Crow, guiñándole el ojo.
— Claro, si le gusto yo. — dijo el pelirrojo.
El hombre se sentía nervioso, no sabía como comenzar con esa conversación.
— Ustedes, dos, son diferentes, ¿No es así? —
— ¿Es homofóbico o algo así? — pregunta Crow a la defensiva.
Azira fulmina a su ahora novio con la mirada.
— Pero déjalo terminar de hablar... —
— Sí, bueno... no soy homofóbico, lo que sea que eso signifique, yo me llamo Aziraphale, y sé que... —
— ¡¿En serio?! Yo me llamo Azira, nuestros nombres son muy parecidos. — le interrumpe el joven sonriente, Aziraphale le sonríe, pero sigue estando nervioso porque no puede decir con claridad lo que quiere decir.
— Bueno, como decía, yo sé que ustedes tienen... un poder que únicamente ustedes dos poseen ¿Verdad? —
Ambos jóvenes se miran entre ellos, Crow con la mirada le indica a Azira que no diga nada, pero Azira siente la necesidad de decirlo.
— Azira, Shhh. —
— Pero... —
— Shhh. —
— Lamento decirles que estoy muy al tanto de que los poseen y no deberían intentar negarlo, mucho menos a mí, porque yo también los poseo. —
— No sabemos de qué está hablando. — dice Crow.
— Jovencito, sé perfectamente que no estoy equivocado. —
Crow traga saliva, nervioso y ambos lo miran incrédulos.
Aziraphale hace un ademán simple, levantando la palma tan solo un poco y comienza a soplar un viento fuerte en todo el parque, ambos jóvenes se sienten asustados, el ángel los observa con firmeza y lo detiene.
— Crow, ¡Sabía que no éramos los únicos!, ¡Lo sabía! —
— Azira, shhhh, no hables de eso. —
— Pero él lo sabe, también tiene las habilidades. —
— Azira ¡Shhh! —
— ¿Habilidades?— pregunta el ángel confundido.
— Sí, lo que podemos hacer, así le decimos. — le responde el joven rubio, mirándolo con mucha felicidad de saber que no son los únicos humanos con esas 'habilidades'.
— No, esas no son habilidades, lo que ustedes poseen es el don de hacer milagros, algo que únicamente los seres celestiales podemos hacer, y que ustedes siendo humanos no deberían poseer, pero algo salió mal cuando... — se detuvo, era la parte más difícil.
— ¿Cuándo qué?— pregunta Crow, ahora muy atento y convencido de que el hombre no está hablando tonterías, de pronto le cree, aunque le asusta lo que está diciendo, le cree.
— Verán, yo y... — traga saliva, sintiéndose muy inquieto, les sonríe para disimular sus nervios.
— Por favor, necesitamos saber.— el joven rubio lo mira con esperanza y Aziraphale sabe que tiene que indagar en sus recuerdos más dolorosos para poder contarles cómo ocurrió todo.
— Yo... Hace muchos años, por miles de años, siempre tuve un... compañero... amigo... bueno...—
— Eran un... ¿Grupo de dos?— pregunta Azira, recordando las palabras que Crow había dicho minutos antes, mirando al pelirrojo.
Aziraphale sonríe, esas palabras también se le hacían muy familiares.
La melancolía le invade por un segundo y respira profundo.
— Sí, jovencito, éramos un grupo de dos, pero las cosas no terminaron muy bien. Bueno, iré al punto principal de la historia, un día sospechábamos que algo malo pasaría con nosotros y decidimos crearlos... —
— ¿Crear qué? — pregunta Crow.
— A ustedes, los creamos. —
— ¡¿¿Qué?! — dijeron ambos al mismo tiempo, Aziraphale no encontraba la forma de hacerles entender todo, si ni siquiera podía controlar sus emociones al recordar todo lo que había pasado. Le dolía mucho recordarlo a él.