Lo que nunca fuimos | Aziracrow

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Después de la cena ambos caminan a casa de Azira, la calle se ve hermosa con las luces de los faroles de los restaurantes mientras avanzan lentamente por las aceras del centro, Crow trae las manos en los bolsillos mientras mira al suelo con inquietud, dejó sus gafas en casa y sus ojos amarillos no pueden ocultar sus nervios quedando expuesto a plena vista. Pero no se dicen ninguna palabra.

Azira no sabe qué hacer con las manos, también sintiendo intranquilidad después toda la intensidad de los besos que se dieron hace tan solo unas horas en la habitación del pelirrojo.

Y es que nunca habían llegado tan lejos, nunca se habían besado con tanto deseo y con tanta fuerza, sin poder controlarse, ambos sienten cómo nace algo distinto, algo quizá más fuerte, algo que les gusta, pero al mismo tiempo solo consigue ponerles más nerviosos el uno con el otro.

Todo el camino fue un silencio confuso, pero a la vez necesario, cuando están a pocos metros antes de llegar a la puerta de casa de Azira, Crow le sonríe tímidamente, toma la mano de su novio y toma aire antes de hablarle, fantaseando con estar más cerca, pero muy nervioso, después de todo está muy enamorado.
 

 Azira... cuando nos besamos en... mi habitación, realmente lo disfruté mucho...
 

El rubio que lo miraba directamente a los ojos, se sonroja y decide mirar en otra dirección, está sintiendo muchas emociones intensas, en poco tiempo puede llegar a ser abrumador para una persona recibir una noticia trágica y vivir algo tan fantástico como sentir excitación con su novio por primera vez, su mente no está lista para afrontarlo todo.

Así que, como era evidente, Azira se pone triste, porque no sabe qué hacer realmente, está angustiado por la noticia de Brandon y eso no le va a permitir disfrutar de esa felicidad que siente con su novio, suspira, mira al suelo frustrado consigo mismo.

Crow lo nota.
 

— Oye, yo... sé que hay algo que no me estás contando, y no quiero forzarte a decirme, pero quiero que sepas que puedes confiar en mí, ángel. 
 

Azira intenta hablar, pero no lo logra, simplemente vuelve a suspirar, no encuentra palabras para expresar su tristeza y al mismo tiempo su emoción, está confundido, resopla paulatinamente cerrando los ojos intentando despejar su mente.

Pero no puede, no con todo.

Comienza a llorar cubriéndose el rostro con ambas manos, Crow se sorprende, todo cambió de repente, no entiende qué ocurre, solo sabe que lo necesita y por eso lo abraza con mucha fuerza, acariciando su espalda con mucha delicadeza y dejando el rostro de su novio descansar y desahogarse en su hombro.

La culpa es desgarradora cuando se es tan joven y no quieres que tu tristeza haga sentir mal a otros, o que se sientan mal por ti, es por eso que Azira se separa del abrazo y se seca las lágrimas, respira profundo calmando sus sollozos y despejando su mente.
 

 Perdona por esto... Crow, es solo que... — resopla en lo que una lágrima cae directamente al suelo, como una gota de lluvia, Crow lo mira con tristeza — es que, siento que estoy cargando con muchas cosas al mismo tiempo y...— se quiebra y Crow lo atrae de nuevo a su pecho, no sabe cómo ayudarlo y le duele mucho verlo así.

— Tengo miedo de que nos pase algo malo, por lo que nos dijo el ángel... siempre uso el don sin querer y no quiero ponernos en riesgo, estoy cansado de todo...

— Azira, no digas eso, has mejorado mucho, no seas tan cruel contigo...

— ... Estoy cansado de ocultarle a mis padres todo lo que sabemos, del don y de nuestro origen, estoy asustado siempre... y...— pero estando tan cerca de decirle lo más devastador, lo que había quebrado su coraza y roto su fortaleza, se detiene.

— No sé como ayudarte, solo quiero tenerte en mis brazos...— Crow le da un beso sobre el cabello mientras lo rodea fuertemente, Azira cierra los ojos, permitiéndose relajarse en la comodidad de los brazos de su novio, que tanto quiere y que se siente afortunado de tener.
 

Al separarse del abrazo, el rubio le sonríe con el rostro empapado sus lágrimas, pero esa sonrisa adorna todo e ilumina al pelirrojo, que también le sonríe.
 

— Nunca imaginé que mi ángel tuviera tantos demonios. — le susurra chocando sus frentes y cerrando los ojos.

— Debo ser un problema para ti... Crow...
 

Crow piensa en sí por un segundo y sonríe notando que llegó el momento de compartir parte de sí mismo con Azira, sabe perfectamente que no hay mejor paso que dar en una relación, que ser sincero y ampliar la confianza, siendo él mismo y hablando con su novio como siempre ha querido.
 

— ¿Sabes algo angelito? A veces yo también siento que todo está mal... y hablo de... mi, a veces no sé qué haré con mi vida al terminar la escuela y me torturo pensándolo, ocurre muy frecuentemente. También tengo demonios, y es irónico decirlo ahora que sabemos que existen los demonios, literalmente, pero sí, tengo demonios que me dicen que no soy bueno en nada, y trato de verme seguro todo el tiempo cuando de pronto aparecen, pero... no dejaré que me hagan sentir mal.
 

Azira separa sus frentes y lo mira fijamente, tiene los ojos abiertos como platos ante la sorpresa, siente que el simple hecho de que Crow compartiera sus inseguridades, significa lo mucho que confía en él y le hace sentir muy importante, de pronto se siente mucho mejor, ahora sabe que él no es el único cargando con el peso de las cosas, sino que su novio, el chico tan seguro de si y tan firme a veces, tiene inseguridades, y eso solo hace que le guste más.
 




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