La desaparición del dios supremo alerto a todos los seres celestiales de los reinos, muchos lo alababan y eran fieles al dios encargado de la armonía y tranquilidad entre los reinos, incluso el reino demoniaco busco por varios años al dios supremo que como muchos sabían tenían una buena relación.
Ante la ausencia del dios supremo el gran Apolo, el dios de los cielos junto a su esposa están a punto de ser coronados por el mismo mundo celestial y consentimiento de los ángeles divinos, los diferentes seres celestiales de los reinos estaban reunidos en la cúpula sagrada del reino celestial, donde se celebra la coronación, bodas y eventos significativos, en este momento esperaban ansiosos al que será su nuevo dios supremo.
Los dioses, inmortales, hadas, elfos, nefilim y todos los habitantes del mundo celestial están presentes ante su nuevo dios supremo, ante la llegada del ser que protegerá y guiara a todo el mundo celestial, algunos saben la procedencia de esta coronación, pero pocos saben la razón, aunque aún se encuentra en investigación el motivo por el cual el dios supremo Apolo a desaparecido, no pueden estar más sin un dios supremo.
Sin una palabras más los dioses entran en la gran sala, hay demasiados seres mágicos y sienten todo el espíritu abundante de cada ser, dando su bendición y su autorización para la coronación, sobre todo los seres presentes observan lo perfecto que están, su vestimenta dorada indicada para esta gran ceremonia.
La diosa del fuego que en este momento está ante todos los seres, su seguridad se apodera de esta gran diosa, no dejara que los presenten la observen nerviosa, incluso sus más allegados, en este momento está diosa será su diosa suprema, en este momento ella será la máxima diosa entre el mundo celestial.
Las palabras del ángel supremo hacen que el dios del cielo se sienta más confiado, sienta que todo lo que está pasando y todo lo que paso anterior mente no fuera un error, que todo valió la pena y que nada puede cambiar el momento y la decisión que lo llevo a destruir a su amigo.
Como si fuera la gran estela del reino astral se cubre con todos los destellos alrededor de los nuevos dioses supremos, dando por terminado sus antiguos nombre y bendecidos con poderes sin imaginables y aumentando su esencia espiritual.
Los nuevos dioses supremos con sus grandes coronas de oro, se dirigen a toda la sala presente, observan todos y cada uno de los seres mágicos que presenciaron su coronación como les dan su reverencia, como se ponen a su disponibilidad y sobre todo como los bendicen.
Los siglos pasaron en el mundo celestial y el gran dios supremo a sabido llevar el trono con dedicación y autoridad, son tan apreciados que en estos momentos la diosa suprema está esperando a su progenitor, un hijo del dios supremo y de ella misma.
El dios supremo está meditando en su palacio, esperando al dios supremo que le a enviado un mensaje para una reunión urgente, pidiendo que esté presente la diosa suprema, aunque la idea no le agrado no se pudo negar a tal petición.
Las palabras del dios astral intrigan al mismo dios supremo, algo que ver con su descendencia si aún no a podido tener un hijo, están esperando que pronto sean bendecidos con dicha alegría y tener un heredero al trono.
La diosa suprema es flechada por una visión astral, parte de la última profecía, ve a una mujer de espaldas con un cabello tan negro y su piel muy blanca algo toma su atención, pero no logra visualizarlo, una nueva imagen esta frente a ella, un niño con su vestimenta de heredero corre por el jardín del palacio del reino celestial y ella tras de este, automáticamente se protege su vientre sabiendo que es su hijo, nuevamente cambia de imagen y esta vez su hijo es mucho mayor, está lleno de odio e irá, nuevamente la mujer que hace un momento vio esta delante de ella y de su hijo, desespero entra en su esencia por hacer que desaparezca, su mismo hijo lanza unas palabras.