Los Ojos de Sofía

Te ayudaré

Valentina

Caminando de regreso a casa, mis pensamientos siguen atrapados en las imágenes de lo que acabo de descubrir. La niña, Sofía, con esos ojos grises, idénticos a los de Luca, esos ojos que me persiguen incluso cuando cierro los míos. Jamás pensé que mi intuición estaba tan cerca de la verdad. La niña, con su pequeña figura, acurrucada en ese cunero en forma de cisne, tan vulnerable, tan ajena a todo lo que sucedía alrededor. La forma en que se aferró a mí, como si fuera sus salvavidas, me ha dejado marcada. No sé qué significa todo esto, solo sé que algo en mi interior me dice que no puedo seguir ignorando la conexión que tengo con ellos, aunque Luca lo niegue y trata de mantener sus secretos a toda costa.

Al llegar a casa, la puerta se cierra detrás de mí con un leve crujido, y respiro profundamente, intentando dejar todo lo que sucedió atrás. Pero las palabras de Luca siguen grabadas en mi pecho, repitiéndose una y otra vez. "Te metiste en mi casa, eso es usurpación", su voz todavía retumbando en mi cabeza. No puedo sacarlo de mi mente. Su presencia, tan feroz y protectora, me ha dejado sin palabras. Más allá de su furia, puedo ver el dolor que hay detrás de su mirada. Hay algo más en él, algo que no logro comprender, pero que siento que está vinculado a su hija, a Sofía. No sé qué historia hay detrás de esos ojos grises, pero me estoy empezando a dar cuenta de que ambos, él y yo, cargamos con nuestras propias cruces.

No ceno lo que había preparado para mí. No tengo hambre. Las emociones del día me han agotado más de lo que pensaba. Me dirijo al baño, con la mente aún a mil por hora. Necesito desconectarme, al menos por unos minutos. Necesito el calor del agua, la calma que siempre me ofrece un baño caliente. Cuando compré la casa, lo que más me gustó fue el baño. La tina grande, espaciosa, donde podía sumergirme y descansar, donde podía dejar ir las preocupaciones, al menos por un rato. Cuando era niña, el agua caliente era un lujo que nunca tuvimos. Mi padre solía decir que el agua fría aclaraba las ideas y mantenía mis sentidos alerta. Claro, porque él necesitaba que fuera su sirvienta, y mantenerse despierto era fundamental para cumplir con todas las tareas que me imponía. Esa es la memoria que tengo de mi infancia: frío, trabajo y la falta de cariño.

Me quito la ropa, dejando que caiga al suelo. La piel expuesta al aire fresco me hace sentir una extraña mezcla de vulnerabilidad y alivio. Camino hacia la tina y abra el grifo, dejando que el agua caliente se acumule lentamente. Cierro los ojos mientras el vapor empieza a llenar el baño. El agua se mezcla con mis pensamientos, pero no puedo dejar de pensar en Sofía. Esa niña, con sus ojos grises, me recuerda a alguien, a una niña de mi pasado. No por sus ojos, no por la forma en que se veía, sino por sus facciones. Hay algo en ella que me resulta familiar, algo que me llena de una extraña alegría al solo pensar en ella. Esa sensación que tuve cuando la sostuve en mis brazos, aunque por solo unos segundos, fue tan real, tan pura, que me hizo olvidar todo lo demás.

El agua ya está casi a la altura que quiero, lo suficiente para sumergirme por completo, así que meto con cuidado, cerrando los ojos mientras el calor me envuelve. Dejo que mi mente se apague lentamente. No quiero pensar en nada más, ni en Luca ni en Sofía, ni en el dilema que se está formando en mi cabeza. Solo quiero relajarme, olvidar por un momento la tensión, la incomodidad de todo lo que acabo de descubrir.

De repente, unos ruidos me hacen abrir los ojos de golpe. La sensación de ser observada me recorre como un escalofrío, y cuando miro hacia la puerta del baño, me encuentro con la mirada fija y penetrante de Luca. Sus ojos grises están clavados en mí, observando cada detalle, cada movimiento. La sorpresa me hace detenerme, y el rubor cubre mis mejillas con rapidez. Me siento atrapada, como si no tuviera escapatoria.

Rápidamente, intento cubrirme con la espuma y las burbujas del agua, el calor en mi rostro no desaparece. Estoy tan cerca de él, tan vulnerable. Es una sensación incómoda y al mismo tiempo, algo en su mirada me hace sentir una extraña mezcla de confusión y... no sé si es deseo o simple necesidad de protección. No tengo tiempo para procesarlo. Él está aquí, en mi baño, mirándome de una forma que no puedo descifrar.

No me dice nada, solo que su presencia en la puerta es suficiente para hacerme sentir como si estuviera expuesto, como si todo lo que había intentado esconder se hubiera desmoronado en un solo segundo. No sé qué busca en mí, estoy segura de que, aunque esté en silencio, él está buscando algo, algo que no me atrevo a decir en voz alta.

El agua se siente más caliente de lo que es. Mi piel comienza a arder bajo su mirada, y mi cuerpo reacciona de una forma que no esperaba. Me siento tan desprotegida, tan vulnerable. Y, sin embargo, no puedo dejar de mirarlo, esperando que diga algo, que haga algo. Luca sigue allí, inmóvil, observando, como si estuviera evaluando cada palabra que podría salir de mi boca, cada movimiento que haría.

Lo único que sé es que, en este momento, no puedo escapar de él. Y lo peor es que no sé si quiero hacerlo. La tensión en el aire es palpable, y mi corazón tarde más rápido al darme cuenta de que no esperábamos tener una conversación de esta naturaleza en este momento, en este lugar.

—¿Qué haces en mi casa? —le pregunto, mi tono algo desafiante, tratando de ocultar la incomodidad que me invade.

Luca no responde inmediatamente, solo sonríe, como si se estuviera divirtiendo con la situación. Su sonrisa es entre divertida y misteriosa, y eso me pone aún más nervioso.

—Lo mismo que tú —responde finalmente, con un tono burlón—, invadiendo propiedad privada.

Alzo los ojos, frunciendo el ceño. Está tan... Luca. Siempre tiene esa forma de responder que hace que las palabras se me atasquen en la garganta. Mi paciencia se está agotando, pero intento mantener la calma.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.