POV RAVEN
Empujo con la punta de mis zapatillas la puerta del salón de clases. Estoy llegando tarde a clase de periodismo.
Cuando me adentro al salón la vista de todos se posa en mí. Mi mente empieza a jugarle en contra a mis nervios cuando me recuerda el incidente con Rian y Rave hace unos minutos. Bajo la vista al suelo para no ver todas las miradas acusatorias, curiosas y burlonas de mis compañeros. Jess me hace un ademán de que me siente en el asiento libre a su lado y voy hasta allí lo más rápido posible. Me siento y saco mi libro de apuntes justo cuando el profesor Foster comienza a hablar.
—Señorita Fox, les estaba dando a sus compañeros el último trabajo para cerrar las notas de este primer trimestre —dice serio. Yo lo miro atenta—. El trabajo consiste en hacer una entrevista a algún alumno de último año. Su vida, sus aspiraciones, su entorno y hasta se permite escribir algo sobre su vida personal si el entrevistado lo permite, si en el artículo escrito habla sobre la vida personal del entrevistado, el trabajo tendrá una nota más alta. Ya que es una investigación sobre la vida de los alumnos de último curso. Tiene dos semanas para entregar el artículo de 4000 a 6000 palabras. ¿Entendido?
—Sí, profesor —contesto y comienzo a tomar apuntes de lo que debe contener el artículo.
Luego de eso el profesor se voltea y comienza a dictar la clase de hoy.
—¿A quién le pedirás una entrevista? —cuestiona Jessica de pronto.
Y es hasta ese momento que me doy cuenta que no me hablo con ningún alumno del último curso. Mierda. La única persona de último año que conozco es Rave. Pero dudo que sea un chico al que le guste que indanguen en su vida personal, así que descarto la idea.
—No tengo ni idea —bufo.
Luego de la clase de periodismo vamos a la cafetería del Instituto. A lo lejos diviso la mesa donde siempre nos sentamos junto a nuestro grupo de amigos. Pero esta vez cuando los miro, ya no se siente tan así. Es una sensación extraña y melancólica porque sin darme cuenta este último mes me alejé de ellos y ellos tampoco hicieron nada para acercarse de nuevo. Dudo en si ir y encararlos, aunque de seguro me temblará la voz al hacerlo. La segunda opción es ir y hacer de cuenta que nada ocurrió; pero eso es mucho pedir, ellos saben, todo el Instituto sabe que estoy relacionada con los Ricci. Todos rumorean que soy otro de los ligue del mayor de los italianos. Sin contar que Rian les habrá contado todo, absolutamente todo, con lujo de detalles. Solo pensar en eso me enerva la sangre y no me reconozco. Yo me caracterizo por ser alguien pacífico, no alguien agresivo. Tal vez los rumores sean ciertos. Tal vez los Ricci provoquen este caos en las personas que se acercan a ellos. Tal vez él provoque esto en mí.
Tengo que parar con esto si no quiero perderme y caer en el abismo al que con tanto miedo siempre evité.
Luego de tener en mi poder la bandeja con comida hago acopio de la valentía que siendo sincera no tengo, pero que trato de construir. Jess va a mi lado pero eso no alivia mi martirio. Siento de alguna manera que toda la culpa recae solo sobre mí y eso me mortifica por completo. Tomo una respiración profunda antes de dar el último paso que me deja frente a la mesa redonda de la cafetería. Mis amigos —o lo que sea que son ahora—, me miran escrutadores, otros serios y otros ni siquiera me miran. Jess a mi lado se tensa al ver que ella también es ignorada. Siento varias miradas curiosas sobre mí de parte del alumnado que almuerza ajeno a mi sufrimiento. ¿Qué mierda miran tanto?
A lo lejos diviso a Rave apoyado en la puerta de salida de la cafetería que da al patio. A diferencia de mí él se ve despreocupado comiendo su sándwich tranquilamente. Me mira fijamente y eso por alguna extraña razón me da la fuerza y valentía que necesito para hablar con los que alguna vez fueron mis amigos.
—Hey... —digo con suavidad y cautela.
Mackenzi me mira con una ceja enarcada, alternando la vista entre Jess y yo. Sabrina me mira sería y Julianne ni siquiera me mira, se limita a comer. Noah y Rian me miran recelosos.
—¿Qué pasó? ¿El italianito se cansó de follarte y te mandó a pelar papas? ¿Por eso estás aquí? —escupe Sabrina con una sonrisa cínica.
Yo fijo mis ojos en ella con incredulidad, la miro con dolor, ¿cómo puede tratarme así después de todo lo que pasamos juntas? Mi boca se seca y de ella no sale ninguna palabra.
—No. Está aquí porque no es una basura de amiga como ustedes. ¿Quién se creen que son para juzgar a los demás? ¿Para decirle con quién debe relacionarse o no? —dice Jessica con la mandíbula apretada. Julianne levanta la vista de su celular porque aquello al parecer capta su atención.
—Oh, disculpa si hemos ofendido a tu mejor amiga y a tu cuñado, Jessica. Todavía no estábamos al tanto de que te revuelcas con Rhett Ricci —dice con la voz tajante. Mi boca se abre de impresión ya que ella no es de tener ese tipo de actitudes, ni siquiera en el peor de los casos. Jessica intenta dar un paso hacia ella pero la tomo de la muñeca disimuladamente.
—Ya, vamos a calmarnos todos y a hablar esto como siempre lo hacemos. ¿Ok? —El alivio que me otorgan las palabras de Mackenzi me dan ganas de llorar como niña pequeña pero me contengo.
En lugar de eso le doy un asentimiento. Pero los demás parecen no pensar igual.
—Yo no quiero saber más nada de ella. Si no se va del grupo entonces me iré yo —dice Rian sin mirarme. Una punzada de dolor me atraviesa y escuece el pecho. De pronto siento como años de amistad se escapan como agua de mis manos y la impotencia de no poder solucionarlo como en el pasado me retuerce las entrañas.
Ellos ya no te quieren cerca.
Me recuerda cruelmente la insistente voz en mi cabeza.
—No vas a arruinar años de amistad solo porque estás dolido, Rian. Si a Raven le gusta Rave es su problema. —Intenta mediar Mackenzi una vez más.