POV RAVEN:
—¿Qué mierda pasó, Rave?
—Se desmayó, ¿que no ves?
—Eso lo sé, estúpido, pero, ¿qué mierda le hiciste para que se desmayara?
—Solo... Le dije la verdad.
—¿La verdad sobre qué? Espera, espera un momento, ¿ella no sabía sobre lo que haces? Y aún así, ¿la trajiste aquí? ¿Estás loco?
—Ella no es cualquier persona, Kristen. Confío en ella.
—Si, al parecer es tan confiable que a la primera que supo la verdad se desmayó como una tonta debilucha.
—No la llames de esa forma.
—Acéptalo Rave, abre los ojos, ella no está hecha para tu mundo, ¿cuándo va a ser el maldito día en que lo entiendas?
—Cállate, tú no sabes nada, ella me quiere, al igual que yo a ella.
—Ya verás que cuando despierte lo primero que hará será escupirte a la cara e irse corriendo lejos de ti.
—No tienes manera de saber cómo reaccionará cuando despierte.
—La verdad no. Pero eso es lo que yo haría estando en su lugar, es lo que cualquier persona cuerda haría, Rave.
—Vete, Kristen. Déjanos solos.
—Suerte, estúpido.
Parpadeo, todavía aturdida, cuando escucho una puerta cerrarse.
El escuchar esa interacción entre Rave y Kristen, no ha hecho más que revolverme las entrañas debido a los nervios y la anticipación. Escucho los pasos de Rave acercarse a lo lejos y cierro los ojos para fingir que sigo sumida en el sueño —o en el desmayo, depende de dónde se lo vea—, todavía no estoy lista para enfrentarme a la verdad absoluta.
Desearía, por primera vez en mi vida, no tener la respuesta a todas mis interrogantes. Desearía, por primera vez en mi vida, volver al tiempo atrás y no hacer preguntas. No hacer las maldecidas preguntas. Solo para que la verdad sobre esto no me carcoma desde adentro. Y sé que hay más, mucho más de donde vino toda esa sinceridad por parte de Rave. Como también sé, que no estoy lista para oírla.
Siento el colchón hundirse al otro extremo de la cama y automáticamente todo mi cuerpo se tensa.
Sería tan fácil alargar la mano y tocarle.
Luego de semanas simplemente... Tocarle.
Tocarle sin importar todo lo demás.
Sin importar mis preguntas, sus mentiras, mis exigencias y sus respuestas.
Sus... Jodidas respuestas.
¿Y qué tal si todo es una broma de mal gusto?
No, es imposible. La conversación que oí hace solo minutos, me lo confirma.
—Puedo notar que estás despierta, Raven —trago saliva y aprieto los ojos con fuerza con toda la intención de despertar de esta pesadilla.
Porque no hay nada más que desee en este momento que que todo sea una pesadilla. Y despertar el mismo día en el que me arreglé más de la cuenta y fui eufórica al instituto, para pedirle a Rave que seamos novios.
—No te falta nada —comienzo, con un nudo en la garganta que obstruye mi voz y dificulta mi respiración—, tienes una familia hermosa, unos padres que te aman, una camioneta que cualquier joven de tu edad solo podría tener en sus mejores sueños, tienes a una chica que está perdidamente enamorada de ti —siento las lagrimas comenzar a caer por mi rostro, no abro mis ojos ni me muevo un solo centímetro de donde estoy. Solo se escucha el rumor lejano de la música y mi respiración agitada—. Tienes-eres listo, tienes metas a futuro, eres atractivo, tienes dinero. Tienes mucho dinero, Rave —escupo la última frase con asco. No entendiendo por qué razón decidió hacer todas esas cosas horribles.
—¿Quieres saber por qué lo hago? —Su tono suena gélido, sin emoción alguna.
—Sí.
—Pues... —Oígo como chasquea la lengua—, no me justificaré, Raven, lamento decírtelo. Esto no es una novela romántica en donde descubres que estoy metido en toda esta mierda por causa de un pasado oscuro, que en el fondo soy alguien bueno, que puedes cambiarme o sacarme del famoso pozo. No. Esto es la vida real y llevo esta vida porque me gusta, porque es a lo que estoy acostumbrado, es el mundo en donde me muevo, en otras palabras, estoy en mi salsa. —Con cada palabra que sale de su boca siento que miles de dagas se incrustan en mi corazón.
Me incorporo y seco mis lágrimas con rabia. Me apoyo en el respaldar de la cama sobre la que estoy tumbada cuando una punzada ataca directo a mi cabeza.
Sin poder evitarlo llevo mi mano a mi frente y no disimulo mi mueca de dolor.
Por el rabillo del ojo, noto que Rave intenta alcanzar mi rostro con una de sus manos, pero no se lo permito. Le doy un manotazo a la misma antes de que llegue siquiera a rozarme.
—No me toques —siseo con rabia.
—Tú pediste la verdad, te la di, ¿y lo que haces, es enojarte?—masculla con aparente molestia.
—¿Ahora tengo que lanzarte flores por haber hecho algo debías hacer apenas nos conocimos? —Me paro como puedo de la cama, solo porque ya no soporto tenerlo cerca.
Esto es demasiado.
—¿Apenas nos conocimos? —ríe—. ¿Te estás escuchando? ¿Cómo pretendes que vaya y le cuente a una extraña sobre todos los asuntos ilegales en los que ando metido?
—¿Y por qué ahora sí me lo estás diciendo? Ahora que ya estoy enamorada hasta la medula, ¿eh? —Le observo con el entrecejo fruncido y los labios crispados por el enojo.
—Porque me exigiste saber la razón por la cuál acabé con lo nuestro —responde, tan frío y tajante que me lastima incluso más que sus palabras—. No olvides que fuiste tú la que exigió saberlo.
—¡Y no olvides que fuiste tú el bastardo que se metió en toda esta mierda! —exploto.
Ya no estoy llorando. El enojo ha disipado cualquier clase de tristeza que pueda llegar a sentir justo ahora.
—¡Eso es, enójate! ¡Enójate, Raven! —Él se para del colchón y camina hasta mí dando largas zancadas, luego toma mi cara entre sus callosas manos y acerca nuestros rostros. Quiero apartarlo, quiero golpearlo, quiero gritarle de todo y después largarme de aquí. Pero no puedo, su mirada clavada en la mía y su rostro a tan solo centímetros de distancia hacen que mi propio cuerpo me traicione, hacen que el enojo sea reemplazado por la tristeza—. Enójate si eso te da la fuerza para alejarte de mí, porque no soy bueno para ti, hermosa. Y sé que a partir de ahora yo no tendré la fuerza para alejarme una vez más.