POV RAVEN:
Bajo del auto de mi padre una vez lo detiene frente a la entrada del instituto.
Luego de despedirme y prometerle que no beberé alcohol, por fín puedo avanzar hasta donde se encuentra Jess, junto a Mackenzie y Noah. Todos van vestidos de gala para la ocasión, al igual que yo.
—¡Solo mírate! —Mack me hace girar sobre el lugar para apreciar mi look—. ¡Uff, si alguien no te come esta noche yo lo haré! —bromea, haciéndonos reír a los tres.
—¿Estuviste bebiendo desde temprano? —Enarco una ceja, acusadora, pero de todas formas estoy sonriendo.
—¿Con algo hay que festejar, no? ¡Nos graduamos! —chilla.
Ruedo los ojos y le doy un abrazo rápido a cada uno a forma de saludo.
—Creí que no lo traerías. —Jess se acerca a mi oído y habla.
—Me gusta como me queda el vestido. Rave puede irse mucho a la mierda —digo.
—¡Muy bien! ¡Enseñemósle quién manda! —suelto una risa nerviosa cuando les dice a Mack y a Noah que ya es hora de entrar al auditorio del instituto y luego tira de mí para adentrarnos al lugar.
Nada más entrar me reciben luces de colores que van desde el azul hasta el rosa, y unos cuantos destellos violáceos; música suave para ambientar el lugar suena por los altavoces colgados en las esquinas del auditorio. Al final del salón noto a los directivos y profesores del instituto arriba del escenario, donde supongo que dentro de unos minutos darán el discurso de bienvenida. Hacia la derecha de este se encuentra el DJ, por el momento bastante tranquilo, ya que todavía no han llegado tantos alumnos. Y justo al lado de la entrada está la mesa con aperitivos y el ponche, junto a una figura tallada en hielo que reza el nombre del instituto: Rosemary.
—¿Estás mejor? —Jess me saca de mi ensimismamiento.
—Por supuesto —esbozo la sonrisa más convincente que mis nervios me permiten.
—¿Qué harás cuando vengan? —cuestiona.
—Nada. ¿Qué se supone que tendría que hacer? —La observo con el ceño ligeramente fruncido.
—¿No piensas hablar con él?
—No hay nada de que hablar.
—Ri, sé que quieres hacerlo. —Me toma una mano y le da un leve apretón—. Mira, no sé qué es lo que hizo que terminaran lo que tenían, pero sí sé que era algo hermoso.
—No lo sé, lo pensaré. —Desvío la mirada—. Hay cosas que no sabes sobre Rave y que no puedo contártelas, Jess.
—Ya sé que no puedes contármelas, lo repetiste mil veces durante estos últimos días —resopla enfurruñada—. Pero sea lo que sea no puede ser tan grave, ¿o sí?
Si hubiera tenido oportunidad le hubiera respondido: <<Si solo supieras>>.
Pero no la tuve, porque un chico pelinegro, con unos endemoniados ojos del color de mi vestido y un traje que se amolda a cada músculo de su cuerpo, aparece por la puerta de entrada.
Casi me caígo de culo cuando nuestros ojos conectan, pero logro disimular toda la revolución que se desata en mí.
Él camina junto a Rhett en nuestra dirección y el pulso se me dispara.
—Buenas noches —saluda Rave, y lo hace con tanta amabilidad que por un segundo me pregunto si es el mismo Rave que conozco—. Espero que se lo pasen muy bien. Y felicidades. —Me quedo totalmente de piedra ante sus palabras.
Quiero responder algo, moverme al menos. Pero no puedo.
La impresión de tenerlo a menos de un metro de distancia felicitándome, me deja petrificada.
Por suerte Jess llega en mi auxilio.
—Gracias Rave, esperamos que tú también.
Luego de eso, Rave nos da un leve asentimiento y desaparece por algún lado del auditorio; y es recién cuando su mirada penetrante no está clavada en la mía, que puedo volver a respirar con normalidad.
Rhett dice algo a lo que no presto atención cuando les informo que iré por un ponche y me alejo, dejándolos solos.
Sé que le prometí a mi padre que no bebería, pero ni bien me sirvo el ponche comienzo a buscar desesperadamente a alguien que tenga alcohol para agregarle.
Mack de seguro habrá traído.
Esquivo a la parejita que dejé minutos atrás y me voy directo afuera, que es donde seguro se encuentra Mack y Noah, esperando a los demás.
Cuando llego hasta la morena y el rubio la primera está riendo de tal forma que parece va a convulsionar de un momento a otro.
—Oye, Mack, ¿has traído algo de alcohol? —pregunto con un filo ansioso en la voz.
No podré pasar esta noche con Rave a mi alrededor sin algo de alcohol en sangre.
—Claro, ¿es para ti? —inquiere todavía entre risas.
—Si —sonrío.
—Bien, espera. —Rebusca algo en su pequeño bolso—. No te lo bebas todo, eh. —Me tiende una pequeña petaca que tomo al instante.
Le agradezco y me voy detrás de un arbusto para echarle alcohol a mi ponche y tapar nuevamente la botella. Luego me lo pienso mejor y la destapo para darle un largo trago sin perder la imagen mental de Rave sonriéndome de esa forma. Y luego le doy otro mas.
—¡Hey, hey, hey, dame eso! —Arrugo la nariz luego de dar el último trago que me dejaron tomar.
Miro a Ryan con irritación cuando aleja la botella de mí.
—¿Quién te dijo dónde estaba?
—Mack —murmura, antes de guardarse el licor.
Le doy una rápida repasada. No hay ni rastro del chico que hace semanas atrás estaba en rehabilitación, ahora solo veo al Ryan de siempre. Con el cabello hasta los hombros perfectamente peinado, enmarcando su fuerte mandíbula. Lleva puesto un pulcro traje color blanco ceñido al cuerpo que contrasta con su piel ligeramente oscura.
—Te ves bien. —Olvido por completo la irritación por haber sido despojada de mi bebida y le sonrío.
—Gracias, Raven. De todas formas no tendrás la petaca de regreso. —Me enarca una ceja.
—No estaba intentando recuperarla —respondo fingiendo indignación.
—¿Ah no? Mejor vamos con los demás, alcohólica.
—Yo no soy ninguna alcohólica. —Golpeo su hombro con delicadeza y él pasa uno de sus brazos por mis hombros para atraerme y besar la coronilla de mi cabeza.