_¿Que ibas a decir de tu madre? _le pregunto ella rompiendo el tenso silencio que había ase un momento_. No se a que te refieres no lo entiendo.
_Es que no tienes por qué entenderlo _repuso Nicolo poniéndose de pie_. No es asunto tuyo.
_Pero estarás algo preocupada, ¿no? Si te niegas a cooperar con Christos, tu padre va a deshederarte y retener el dinero que recibes al fondo fiduciario de la familia.
_Poco me importa ese maldito dinero _le aseguró Nicolo poniendo las manos sobre la mesa y mirándola a los ojos_. Giatrakos tenía razón en una cosa. He hecho una fortuna en la bolsa. No necesito limosnas de mi padre y no me importa lo que le pase a la cadena Chatsfield.
_Pero si te importa lo que le pueda pasar a tus hermanos, sobre todo a Lucila _adivinó Sophie_. Dices que no estás interesado en la empresa, pero a Lucila si le preocupa mucho. Si no quieres hacerlo por tu padre, hazlo al menos por tu hermana, ve a la Junta de accionistas.
_Me parece que la mejor manera de ayudar a mi hermana es negandome a hacer lo que Christos quiere que haga _le dijo Nicolo con dureza.
La miraba con tanta intensidad que se sintió completamente atrapada por la fuerza de su personalidad.
_Ya perdido tu único argumento para convencerme. Mañana por la mañana puedes volver a Londres y decirle a tu jefe que mi respuesta no ha cambiado. No voy a estar en esa reunión.
Se apartó bruscamente de la mesa y Sphie soltó el aire que había estado conteniendo en sus pulmones.
Era como si hubiera quedado libre de repente del hechizo magnético de Nicolo le había tendido. Era la primera sorprendida al ver como reaccionaba cuando estaba con el.