Los valientes no lloran

Capítulo 4. " No rompas el cristal"

“Nadie se parece a lo que realmente es por dentro. Tu no. Yo no. La gente es mucho más complicada que eso. Es cierto para todos.” Neil Gaiman

Nuevo día! ¡Gracias al cielo es viernes!

Desperté incluso antes de que la alarma sonará, tal vez debería empezar a dormir temprano más seguido. Tenía un libro cubriendo mí cara, al despertar, seguramente me habría quedado dormida mientras leía.

Mientras bajaba las escaleras en busca de algo para desayunar me percate de una carta en el suelo, la habían deslizado bajo la puerta.

Me acerque a recogerla, no tenía nombre ni fecha de emisión.

Decidí finalmente abrirla.

Sofi, estaré fuera unos días, por lo que sé, este nuevo trabajo me está resultando de maravilla. Espero que estés pasando una linda semana. No olvides comer bien y ordenar de tanto en tanto. Si necesitas algo recuerda que puedes llamar a mí asistente. Ella misma se ha encargado de hacerte llegar esta carta.

A!, y me olvidaba de contarte algo nuevo, conocí un caballero cuando estuve en Francia, y me gustaría que se conocieran, es una gran persona y sabe mucho de su cultura y tradiciones, se que te será grato entablar con él una plática.

Cuídate mucho, te Kiere mamá.

Realmente aún no comprendo porque no es capaz, aún, de poner el nombre de emisor o alguna estampilla. De no ser por mí curiosidad e intuición lo hubiera desechado.

Pues, bien, ¡Perfecto! Al paso que hiba, me acabaría graduando antes de que volviese a verle.

No me mal interpreten, me alegro por ella, solo que…, no se… a veses la extraño.

Me dirigí al refrigerador. Nada, ¡debí suponerlo! Hace más de un mes que no Hiba de compras, tendría que pasar por el supermercado de salida del colegio.

Me coloque el uniforme, y un buzo con el logo de U2 y unas gafas de sol. Debo admitirlo aunque la gente me crea rara, yo amo mis outfits.

Salí más temprano de lo usual, después de todo tenía que ir a por algo de desallunar.

Cerré la puerta, y … ¿Qué creen?.

Bien no los dejaré en suspenso…

Mí mediocre secuestrador, hizo escena de nuevo, frente a mí casa.

No dijo nada, solo estaba recostado sobre el coche mirándome. O eso supuse. Él también llevaba gafas oscuras.

No quería hablar con él. Se qué tal vez no le dejé explicarse ayer, pero no había que explicar de todas formas…

Empese a caminar por la acera, pero apenas di un par de pasos, una voz ronca me detuvo.

_¿Y ahora a dónde vas?_

_ No hablo con extraños de la calle, lo lamento_ hice una mueca triste,¿ como si a mí me importara?

_Sofi… _

_¿Sofi?,¿ me mientes y lo mejor que se te ocurre es precentarte en mí casa con aire furibundo, y pronunciar mí nombre en diminutivo?_ dije con incredulidad.

_ ¡Es que no me dejas hablar! _

_¿ Y qué me podrías decir?

_ Pues, que interpretaste mal la situación ayer, no es mí padre, es mí tío. Me dice “hijo” de cariño _

_¿Y eso crees que cambia en algo mis ganas de matarte?_

_¿Por qué quieres asesinarme?_

_ ¿Por qué?, ¡porque tú planeaste todo esto!, de eso estoy segura, desde el primer día, no te gusto mí idea de huelga, y fuiste tú quien decidió llamar a tú tío _ dije apuntándole al pecho con el dedo índice _ para que diera por suelo mis planes, y luego me secuestras y haces que esos autos me persiguen, me pretendes asustar, para que te siga el juego Adam. Lo único que no se es el ¿por qué? _

_ No es así, te dije la verdad aquella vez, se que estuvo mal llevarte sin tu consentimiento, pero de aquí a qué te logrará convencer ¡pasaría un mes!, . Mí tío no es de fiar, es cierto que está loco, y cometió fraude, pero eso lo sabemos muy pocos como para remediarlo. _

_ ¿Por qué debería creerte? ¡Y por amor al cielo, quítate esas gafas, que no se si me dices o no la verdad.!_

_ ¡No lo haré! ¿Y qué sentido tiene? Si no las tuviera, funciona tu detector de mentiras ¿dices? _

_ ¡Exacto!_ dije alzando la mano para quitarle las gafas del rostro, pero él se apartó. Aún así, ¡no se crean que me di por vencida! Intenté quitarlas una vez más, pero me tomo por las muñecas. _ !Suéltame, loco!.

_ No hasta que te calmes. No me quítare los lentes. Espero y te halla quedado claro!._

_ crees que me convences con eso _

Dije alzando las cejas.

De pronto un sonido ajeno a nosotros, resonó en la calle. Hubo un accidente, un carro se estrelló contra una camioneta un poco más grande. El último tenía abollada la parte frontal, incluida la cabina.

Me salte del agarre de Adam y fui en socorro de los tripulantes del primer auto. Era una señora y sus hijas, una bebé y una niña de corta edad. La madre se hallaba inconsciente.

Abrí la puerta con todas mis fuerzas y logré sacar de allí a la señora, que gracias al cielo aún presentaba signos vitales, la dejé tendida en la acera con mí campera del colegio bajo la cabeza. Luego fui a por las niñas, que no paraban de llorar. Y las alcé en brazos.

Adam observaba si había algún sobreviviente en el otro carro, pero al parecer fue el más afectado.

En cuanto me aleje aún con las niñas en brazos. un estruendo aún peor resonó a mis espaldas, el fuego había llegado al combustible, generando una explocion.

La ambulancia no tardó en llegar. Y llevaron a todos al hospital, las niñas no se soltaban de mis brazos, y fue así como supuse que me necesitaban más que nunca. Fui con ellas al hospital, antes de que cerrasen las puertas. Mí insoportable enemigo entró y se sentó junto a mí.

El trayecto fue ajetreado, los enfermeros se movían a toda prisa tratando de salvar la vida de la señora, que aún no recuperaba el conocimiento, Adam charlaba con la niña que no dejaba de preocuparse, entre sollozos por su madre. Y la bebé descansaba en mis brazos, realmente fue la única que mantuvo la calma, cómo tantas veces nos había exigido el ambulanciero.




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