Los valientes no lloran

Capítulo 5 "Confinado a ser mortal"

Dice estar muerto pero llora con ciertas canciones y se conmueve al filo de un libro. Él no está muerto, solo está infinitamente roto.”. Elena Poe.

Después de salir del hospital fue el primer momento de mí vida en que no supe qué hacer. Así que empecé a caminar.

_ ¿Y ahora dónde vas? Espero no te sea costumbre hacer que te persiga por doquier?

_ Es divertido y admite que te gusta estar detrás de mí.

_ Olvidaba que eras complicada ¿A dónde vamos?

_Aramos dijo el mosquito, quien te dijo que podrías seguirme.

_ Yo mismo, ¿o te debo recordar que corres peligro tu sola?.

_ Me se defender muy bien, de no haber sido porque lo impediste, hubiera hecho añicos a tu guardaespaldas ayer.

_ Ni me lo recuerdes, el pobre no sabía cómo reaccionar. Y me sorprendió, creer que hubieras hecho semejante revuelo solo por defenderme.

_ Cómo se nota que aún ni me conoces. ¿Creo haberte dicho que era impredecible? Si planeas seguir de guardaespaldas, te prometo que no te vas a aburrir.

_ Eso no lo dudo. Pero con lo rápido que acabas con mí paciencia, no tardaré en desistir.

_ Cuando ese día llegue… supongo que ya te habrás enamorado de mí.

_ Miras muchas películas jovencita. Y ¿por qué me enamoraría de ti? , tienes mal carácter, eres terca, testaruda, insoportable, para colmar tu impredecibilidad de carácter ante la vida. Creo que difícilmente me enamoraría de alguien como tú.

_ Tal vez suene fantasía hollywoodense, pero pese a todo esa lista descriptiva, ¿Debo recordarte que ayer me relataste un prosa digna de Shakespeare, acerca de lo linda y complicada que era?

_ Había bebido creo que ni consiente era de lo que decía.

_ Hay un viejo dicho que dice que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.

_ Tu y tus dichos… Sabes que, corro peligro estando cerca tuyo y me arriezgo a parecer demente de solo entablar una conversación con una loca como tú.

_ En cuanto a lo de “ loca “ no me es un insulto joven, bien lo sabe. Y, gracias, por decirme que soy un peligro, pero para ser sincera realmente es un halago considerando mí orientación a ser gangster estudiantil.

_ ¿Qué?

_ Es una broma que se tomaron demasiado en serio mi predilecto grupo de chiflados.

_ Así que a eso se debió todo el disparate de ayer.

_ Bueno en parte, no creo que ellos hayan provocado el accidente. O, tal vez si, realmente ya no sé en qué creer.

_ qué quieres que te diga… hay cada persona en este mundo que cree en cada cosa. Cambiando de tema ¿A dónde vamos? No pienso pasarme todo el día siguiéndote, también tengo una vida.

_ Para empezar jamás te he pedido que lo hagas, bien sabes que me sería un sueño cumplido, salir a algún lugar sin que estuvieras acosandome, aunque a decir verdad estoy tomando costumbre. Solo quiero caminar. Es algo simple, vanguardista desde los tiempos de la creación. Despeja la mente y oxigena los pulmones.

_ Bien… ¿Fumas?_ me dijo tendiendo una cajetilla con la mano.

_ ¿Estás demente?, pero bueno, de algo hay que morir ¿no?

Caminamos por una larga vereda hasta que una voz, algo familiar, me llamó la atención.

En una cancha de fútbol unos muchachos estaban formando grupos y quién alzó la voz no era ni más ni menos que el mismísimo Marco.

_ Ey! ¿No quieren jugar? Nos faltan solo dos jugadores.

Miré a Adam con una sonrisa pícara. Sin dudas me saldría con la mía.

Y me eché a correr. Me puse una camiseta color azul como la que llevaba Marco y mí acompañante se colocó una color rojo.

_ Te tendré piedad niña, después de todo seguro no has de saber ni patear.

_ No me subestime joven.

Sin más comenzó el partido, yo era delantera, y no dejaba de perseguir el balón como loca, corría como Forres Gump.

En una jugada Marco me pasó el balón, yo estaba cerca del arco y de una patada audaz logré un gol que vociferó la audiencia entera.

Y así nos fuimos disputando casi un hora, el marcador iba tres a dos y llevábamos la delantera.

En un momento casi inesperado Adam logró golear nuestro equipo. Y a esas alturas ya todos estaban cansados.

_ Vamos a un desempate.

_ Acabamos en buenos términos niña, además está por llover.

_y que? ¿Acaso eso les detiene? ¿Qué clase de liga sois? Gallinas.

_ Yo si te acepto la revancha _ concluyó Adam.

Pero apenas pronunció eso, un rayo surcó el cielo, y dio inicio a la tormenta anunciada.

_¿Te arrepientes?

_ Nunca. ¿Acaso tienes miedo?

_ Solo a perder.

Y fue allí en que disputamos un partido. Todos observaban en las esquinas bajo los techos de la cancha.

Logré controlar el balón pero en un audaz movimiento, mí contrincante me lo arrebató y estando a punto de meter un gol en el arco, acabó por resbalar a causa del barro. No desaproveche la oportunidad y con semejante ventaja acerté un gol, dando por vencido al equipo rojo. Media cancha vociferó de alegría.

Me acerqué a Adam para tenderle la mano, el torpe seguía en el barro. Pero en cuanto la tomo me jalo hacia un charco aún más grande, y acabé por embarrarme entera. Lo iba a estrangular, cuando vi que su sonrisa se disipaba al tiempo que sus ojos denotaban cierto miedo.

Un hombre algo entrado en años, con uniforme militar le observaba con marcado cinismo.

_ ¿Quién es ? _ le pregunté a Adam, pero este seguía tacitundo.

_ Yo era el padre de este infeliz hasta que dejó que lo venciera una mujer. _ dijo el hombre que estaba frente a nosotros.

_¿ Tu padre? En serio creo que tu familia no podría ser más rara. _ bromee, pero ni mis malos chistes le sacaron de su trance.

Así que me levanté del barro y extendí la mano. Estaría sucia pero modales nunca habrían de faltar. _ Mucho gusto señor. Yo soy Sofía. _ claudique, pues no me escuchó mucho más.

Al ver qué ninguno reaccionaba, hice lo más prudente que creí y traté de levantar al muy torpe del fango.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.