—¡Elián! No te vayas, tomate otra —gritaba mi amigo Gabriel, mientras salía dando tumbos de lado a lado, todo me daba vueltas o ¿todos daban vueltas a mi alrededor? Me reí de mi propia falta de sentido, me subí al taxi que había pedido minutos antes y deje que el taxista me llevara a mi casa, la verdad ni si quiera sé como recordé mi dirección.
Cuando llegue a casa abrí como pude y tire todo vivía apartado del pequeño pueblo al que pertenecía, pero lo cierto era que me agradaba no estar tan cerca del bullicio de todo, mi casa era amplia y tenía un hermosa extensión de bosque en la parte trasera, antes había pertenecido a mi abuelo pero había muerto hacía poco así que me había quedado solo en aquella gran casa de tablas y ruidos que a veces me daban escalofrío.
Lo cierto es que aquella noche en medio de mi borrachera me levanté a tomar un poco de agua, moría de sed, así que al abrir la nevera con brusquedad cayeron algunos objetos pero poco me importaba, sin embargo lo extraño fue mi necesidad de asomarme por la ventana como si necesitara aire fresco, como si algo me atrajera así que como embobado caminé hasta allí, supuse que el alcohol estaba haciendo cosas extrañas en mí, camine con los pies descalzos y simplemente unos pantalones de pijama, no entendía porque quería ir ahí pero no lo pensé tanto, cuando la abrí una ráfaga de viento me golpeo y pensé ¡frio! Iba cerrarla de vuelta, pero el viento se negaba a dejarme, comencé a ponerme nervioso ¿era un huracán? Comenzó a llover fuertemente cayendo gotas de lluvia sobre mí, iba dejarlo así porque estaba borracho y me daba igual
Eche un último vistazo al exterior hacia el bosque y vi una luz que me cegó un momento, pero luego vi un bulto de ropa, no, era una per.. persona.
Me cague del miedo
Di dos pasos atrás, la lluvia caía furiosamente mientras mi corazón latía frenéticamente
El alcohol en mi desapareció, la persona tenía un halo de luz a su alrededor, se levantaba y se caía, su cabello estaba por todos lados caía y se enredaba en sus pies, me di una bofetada para ver si aun seguía borracho.
La forma continuaba ahí, no lo entendía, esta vez con toda la fuerza que tenía cerré la ventana de un tirón y hui despavorido a mi habitación, me sentía como un niño que necesita que sus padres lo abracen y le cuenten un cuento luego de una pesadilla. Pero yo no era un niño y padres nunca había tenido así que estaba solo y muy, muy asustado, trate de marcar a Gabriel, pero mi celular no tenía señal.
Fingiendo valentía me levante, y volví a la cocina para asomarme por la ventana, llovía a cantaros, pero ya no había tanto viento, así que me acerque para ver a través de la ventana.
Comencé a tranquilizarme ¡lo había imaginado!
Cuando me fije bien la persona estaba ahí tirada e inmóvil.
Lo pensé por lo que parecieron horas, pero que en realidad fueron minutos y decidí que no podía dejar que alguien muriera bajo la lluvia, trate de llamar una ambulancia, pero seguía sin señal, tenía ganas de vomitar del miedo.
Tome una sombrilla, me puse una chaqueta y botas para ayudar al desconocido camine lentamente tratando de no caerme, a medida que me acercaba mi miedo crecía, pero cierta familiaridad me invadía.
Mi corazón comenzó a latir mas rápido y mis manos, comenzaron a temblar; por un momento sentí que algo más me halaba hacía la persona como si lo necesitara para vivir.
Cuando estuve lo suficientemente cerca vi que era una chica, estaba boca arriba con los ojos cerrados y la cara embarrada, tenía sangre en sus uñas y el cabello largo y negro cubría en partes su desnudez.
Me agache para verla de cerca, parecía golpeada y tenía profundas ojeras.
Pero lo más extraño fue que comencé a llorar como un niño, y una pena profunda se desataba dentro de mí, me dolía el pecho y solo podía llorar y llorar.
¿Qué me estaba pasando?
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Editado: 21.01.2022