Maldición carmesí

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Cloe, ¡ven aquí!-gritó la madre de la muchacha, asustándola por el repentino grito.

Cloe se levantó de su pequeño rincón favorito. Se sacudió el césped del vestido, se acomodó la capucha roja y cogió el libro que estaba leyendo de la base del tronco, dirigiéndose a su casa y a la mujer que la llamaba.

- ¿En qué puedo ayudarte madre? -cuestiono la chica con una educación que no tendría una muchacha de ciudad. El vivir en un lugar tan tranquilo y la estricta educación la habían vuelto así, y no le molestaba-

-Tu abuela está enferma y yo estoy ocupada con el evento de aniversario del pueblo; así que, necesito que lleves esto a la casa de tu abuela.-la mujer extendió una canasta, que la muchacha cogió al instante, notando lo pesada que estaba. No dijo nada respecto al contenido, ya luego daría una rápida mirada.

-Está bien madre. No te preocupes. Como hoy no estarás hasta tarde, me quedaré con la abuela unas horas, ¿Esta bien?

-Sí, pero no olvides ir por la derecha. El camino izquierdo está custodiado por el lobo y es muy peligroso. - la mujer sonrió, acariciando la mejilla de la niña. La muchacha no supo si sentirse aliviada o atrapada. Su madre no era precisamente amorosa, siempre había sido muy estricta y solía tratarla más como una sirvienta o una cualquiera, menos que como a una hija. Cloe no se sentía amada, pero agradecía tener un lugar donde vivir y no tener ningún problema.

-Sí, madre.

Sin decir nada más, se giró. Sus pies aceleraron el paso y en unos cuantos saltos cruzo el arroyo y se internó en el bosque. El camino era conocido para ella, podía recorrerlo incluso con los ojos cerrados. Lo había cruzado tantas veces que no entendía que tenía de diferente está. Pero algo en ella, le decía que debía ir por el camino izquierdo y no por el derecho.

Tal vez podía morir, tal vez nunca volvería y sería devorada por aquel enorme y feroz lobo. Pero no podía importar mucho si por una vez en la vida tenía diversión. Ignorando todo sentido y la voz en su cabeza diciendo que no lo hiciera.

Doblo sus pies en dirección contraria y se adentró en el camino del lobo.

 

.......🐺🐺🐺.......

 

Sus piernas siguieron avanzando sin detenerse, solo su cabeza se movía de un lado a otro, no por miedo, no aún. Solo se dedicó a observar aquel bello camino que nunca antes había sido recorrido por miedo al lobo. Era maravilloso, casi parecía un sueño. Un lugar sacado de un cuento de hadas.

Un aullido se escuchó a unos cuantos pasos, seguido de un pequeño bufido y una sacudida. El cuerpo de Cloe se congeló, repentinamente asustada y emocionada.

En su cabeza empezaron a recitarse viejos relatos. Un par de profundos ojos rojos, un pelaje gris oscuro, unos colmillos blancos y afilados, que podrían arrancarte la carne con una sola mordida y unas garras tan largas que se entretendrían perforando tu corazón mientras tus entrañas eran devoradas.

Relatos de pueblo que todos creían verdad y que Cloe viviría en carne y hueso.

Aún a pesar del miedo, decidió no alejarse. Sus pies se fijaron al césped y miró con fijeza la dirección del sonido. Un par de ojos carmesí no tardaron en hacerse presente.

Pasando saliva y armándose aún más de valor, dio 5 pasos.

- ¿Porque no corres?

La voz sonó profunda y grave. Una voz atrayente y sexy para cualquiera.

Pero existía un problema, no se sentía como una voz humana, ni animal, se sentía como una voz fantasmal. No era fija y la podía sentir taladrar en su cabeza.

¿Aquello era posible?
¿Quién estaría hablando?
¿Acaso era el lobo quién hablaba?

-No pienso correr.-respondió la niña. Sorprendiéndose de la seguridad que transmitía su voz y que no lograba sentir en su cuerpo.

Un hocico apareció de entre los arbustos, seguido de unas orejas puntiagudas. Pronto todo el cuerpo salió. Los rumores no eran del todo ciertos. Si, era grande; y si, tenía unos afilados colmillos, pero no escurría espuma por la boca y tampoco caminaba en cuatro patas y te gruñía, de hecho caminaba en dos patas y observaba a la chica con curiosidad.

La primera humana en visitar la guarida del lobo.

Cloe estaba acabada.
Cloe sería devorada.
Cloe y el lobo se sentían curiosos del otro.



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Editado: 31.01.2020

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