Capítulo 0- Snow

Si conformarse con lo poco que se tiene en esta vida es la cúspide de la virtud, entonces Snow quiere que todo lo poco se esfume de su existencia, que se convierta en la inalcanzable cima. Sus tormentos personales son los milagros de otros y la resignación de unos cuantos más.

La brisa invernal corta el rostro, pero en primavera es solo un aliento refrescante. Para Snow, sin embargo, el viento es simplemente viento. No trasciende la simple acción de soplar a su dirección, de hacer que su cabello —que ya de por sí es un desastre— se enrede un poco más.

Cuando camina, lo hace en dirección contraria. Mientras la gente avanza de frente, ella les da la espalda. Agradecer o pedir ayuda no existe en su vocabulario. A veces, cuando el estómago le gruñe por el hambre y alguien intenta ofrecerle algo de comer, ella lo rechaza con vehemencia, tirando la comida o simplemente ignorando a la persona como si fuera parte del paisaje.

La dignidad lo es todo, pero ¿por qué esta necesidad de desechar el alimento de ese modo? Snow tiene clara la hipocresía de la gente: todo el mundo aparta la vista de quien despierta lástima, y para esa misma gente, un acto de caridad es solo una oportunidad para fingir amabilidad o para alimentar un sentimiento de superioridad moral.

Aquí todos mienten. Snow lo sabe. Aunque actúen como las personas más bondadosas del mundo, nunca sabrás cuándo serás la siguiente traicionada.

No hay una definición exacta de lo que se debe hacer o no en este mundo. No hay límites, solo reglas y leyes que deben seguirse. La confianza es lo más fácil de perder, pero también lo más difícil de recuperar.