Manipulada Por Mi Jefe

CAPITULO 3 DICHOSA

CAPITULO 3 DICHOSA

Ámbar

24 de mayo 2018

8:15 a.m.

Me reí... Me reí porque dolía mucho como para llorar

Si digo que esto es un poco exagerado, mentiría diciendo que algo así me lo esperaba, he visto algunas telenovelas vagamente y me decía que no más eran sus exageraciones para hacer show que vendría después con el romance y las peleas.

Hoy, creo que esto es más de lo que mostraban.

Sonrió débilmente mientras abro la libreta que de seguro ha pasado por distintas manos.

Inspecciono una vez más las reglas o órdenes básicas que tiene para uno.

  • Horario de entrada a las 8:00 A.M 
  • Organizar la agenda cada semana 
  • Cafe Americano 20 minutos luego de llegar a la empresa
  • Estar siempre con el uniforme de la empresa y tacones 
  • Ser reservada con las órdenes del jefe y no cuestionarlas
  • Manejar y aceptar los objetos de trabajo que me den para mi uso y beneficio del Presidente
  • Tolerancia de 3 errores o retirarse sin cuestionar
  • Prevenir tiempo extra en caso de salidas imprevistas
  • Cooperar con el manejo y decoro de su oficina
  • Días lluviosos estar 10 minutos antes en el estacionamiento

 

Está loco ¿Cierto?

—  Y la última, algo que no está incluido dentro de eso — Bajó la agenda y me quedo viendolo para que siga con sus palabras cual sea que suelte — No deben haber relaciones amorosas dentro de la empresa, lo odio rotundamente — aquellas palabras saliendo de sus labios me hizo mirarlo molesta antes de darme cuenta que he hecho un gesto que seguramente es legible por mis gestos, lo cambió al de una Ámbar serena.

Quiero ahorcarlo.

Aprieto mis puños a mis costados en busca de retener cualquier insulto que se me quiera escapar.

— ¿ Cómo haré por lo de la directora? — Digo entre dientes sintiendo ya pena de mi misma por lo que pueda o haga.

— Le pido que se memorice si es necesario aquel reglamento para no tener inconvenientes futuros— su voz sonaba por toda la habitación, pero termina ignorando mi queja hacia la directora, su empleada más bien. Se levantó de la silla, acto seguido yo también para así poder retirarme, bien al menos será mañana el comienzo de este infierno — Será un gusto trabajar con usted señorita Ámbar — agradecida fingidamente sonreí para que se perdiera lo tensa que esto me tenía — Hablaré con ella te aseguro que no habrá inconveniente —  yo no quiero que hable con ella.

Ay, que solo simplemente me deje donde estaba antes, que se olvide…

Claro, no creo que me olvide

— También será un gusto ,señor Octavio — por primera vez dije su nombre en voz alta, y no me sentí muy animada a tomar aquella confianza. Sabía que ahora era mi nuevo jefe, tenía que tomar más enserio mi trabajo, pero quería gritar — Es mejor que me retiré, le estoy quitando su tiempo, mañana mismo me tiene aquí a las 8:00 en la mañana — levanté mi mano para que la estreche con la mía, no me respondió tras después de un tiempo que se sintió tan extenso. Su mano se unió con la mía, sus grandes y cálidos dedos se conectaron que pude sentir una extraña sensación moviéndose desde los dedos de mis manos, hasta los de mis pies, era débil aquella conexión tan pequeña.

Lo odio

Fui la primera en retirar mi sudorosa mano, asentí y di la vuelta para poder salir, mi pecho se contrajo por la falta de aire que me faltaron por unos segundos.

Tome el pomo de la puerta de su oficina,y la abrí rápidamente saliendo como alma que lleva el diablo. Me adentro al ascensor y cuando las puertas del ascensor se estaban cerrando, la puerta de aquella oficina se abrió sorprendiéndome de manera aterradora, mostrando a un Octavio, molesto y con la cara apunto de reventar de rojo, y no dejaba de mirarme.

Me va a reclamar lo de anoche.

Se recordó lo que le dije tal vez.

Me va a despedir, tal vez.

Mirándome fijamente a los ojos apoyado en el umbral de la puerta, por razones que no se porqué o de donde , mi corazón se para, se paró al ver sus ojos de tan lejos pero sentir que me quemaban, se que él a larga distancia podría ver mis ojos azules con algo más en ellos. Las puertas metálicas se cerraban como en una película, tan lento, y su rostros fue desapareciendo por completo , y volví a tomar aire, me agite muy locamente tratando de no sentir el calor que me sofocaba.

Cuando llegué al primer piso, había mucho movimiento entre la gente y me volví a la normalidad muy rápido ante las miradas de la gente tal vez por el desconcierto que se ha de marcar en mi rostro.

— ¿Y...? Dime ¿te aceptaron? —- aquellas palabras, me hicieron ver a la chica de recepción me acerque hasta su escritorio y le di una sonrisa amable, dejando de lado lo de hace minutos, aunque la tensión en mis músculos era doloroso  

— Mañana mismo comienzo — sonríe y extiende su mano hacia mí, me quitó el pase para luego  entregárselo nuevamente — Gracias, hasta mañana — sacudo mi mano en señal de despedida, y huyó de esa empresa escuchando apenas su adiós de ella.

No fue mi culpa en gran parte, solo fueron cables entrecruzados, que se cruzaron de más, y dio a que me chispeara él.

Tenía que dar la noticia a mis hermanos, sé que estarán contentos por la buena nueva.

Aunque no es lo que esperaba

¿Qué haré?

¿Y Octavio?

Él... Es otro asunto, Maldito jefe

....

12:05 a.m.

El micro no avanzaba más rápido ,por la trancadera que pasaba delante nuestro y creo que han chocado más adelante,  llegaba con más de cinco minutos de retraso a ir a recoger a las gemelas a su escuela. Estudiar en una escuela de monjas no tiene uno de sus ciertos beneficios, o bueno había pero hoy no era el día. Las gemelas se acostumbraron desde hace dos años a aquella escuela y para cambiarlas ya no da, las inscripciones en otras escuelas suelen tardar más de lo que uno espera.




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