Manipulada Por Mi Jefe

CAPITULO 43 PERLAS AZULES

Capítulo 1 Boletos

Ámbar

23 de mayo 2018

07:34 p.m.


Su mirada era tierna
Pero escondía algo en aquellos ojos azules

— ¡Ámbar! ¿Qué dices? — aquel grito me hizo mirar por un momento sobre mi hombro viendo a Hanna mostrándome su vestido rosado un poco desgastado — ¡Ámbar! — grita ella otra vez, la manía de gritar estando cerca mío, como sino la escuchará es un poco irritante.

— Hanna, no grites ponte el que quieras es su cumpleaños — le hablo mirándome en el espejo que estaba delante mío — además no creo que te guste estar con solo falda ¿no? va a hacer viento hoy — la pregunta la hace salir corriendo del cuarto de Alex y va al nuestro murmurando que puede hacerles frio a su gemela y que es mala idea ir con ello.

Emocionada

— ¿tienes el dinero suficiente hermana? Podríamos cocinar algo aquí en casa — Alex entraba como todo un guapetón a su cuarto mientras me miraba como me arreglaba, frente a su espejo.

Tal vez tenga que trabajar horas extras para reponer lo de hoy, pero valdrá la pena.

El dinero cada vez es más escaso para mí y mis hermanos, mantenernos en esta casa, mi sueldo como mesera de un café un poco lejos de casa, no nos daba para los gastos del hogar, sin contar que hay que pagar Agua, luz, cada mes. Las mensualidades de mis hermanos también es un gasto más.

— Sabes que yo puedo trabajar — me volteo molesta a mirar a mi hermano que se encontraba sentado en la orilla de su cama mirándome de arriba para bajo, sonriendo.

— Tienes 17 años Alexis, no voy a permitir que trabajes en cosas que me decepcionaron hace tiempo, prometiste no entrarle más a eso, y quiero que lo cumplas. Piensa en estudiar, y nada más del dinero yo me encargare — me acerco a él, sentándome a su lado colocando una de mis brazos sobre su hombro acercándolo a mi — Dedícate a estudiar y ayúdame a cuidar a tus hermanas, eso ¿no es un gran trabajo? — se ríe cuando le digo la pregunta , se apega más mirando a la nada — Saldremos de esta pelado, como siempre, solo no sigas esos pasos, no sigas los pasos de ella — susurro intentando creer mis propias palabras — además pasado mañana tengo que ir a una nueva entrevista de trabajo como secretaria ¿cómo lo ves? — levanta su cuerpo de golpe, alejándose de mí, mirándome molesto — ¿Qué pasa? — su mirada dice muchas cosas.

Nunca aceptó que sea secretaria, más bien le daba fobia cuando mencionaba aquella palabra por sus estúpidos comentarios de sus amigos que alguna vez le dieron sobre ellas.

Pero tengo estudios para esa rama, no puedo tirar a la borda mi estudio que tanto me costó acabar.

— Ámbar, sabes que... — lo interrumpo

—Alexis, me vale si vas a repetir lo mismo de siempre, no me cuestiones más con mis decisiones — molesta salgo de su habitación y me voy a la de las niñas y mío. Mi casa era simplemente dos cuartos, con su pequeña cocina y una salita fuera de las habitaciones.

—Am, por favor no pelees con Alex esta noche — el ruego de Anahí me hace olvidar por segundos mi enfado, pero es que a veces me trata distinta, como si no fuera nada suyo.

Necesito un nuevo empleo, necesito más dinero.

Me senté en mi cama mirando como se alejaba de mí, y vi que se acerca a su gemela, aquellas gemelitas vestían de la misma ropa. Pantalones rosados y unas blusas con su dibujo favorito, al parecer era su atuendo final de ambas.

El rosa clarito aun persiste en esas prendas.

—¿Cómo estamos? — la pregunta de las gemelitas al unísono me hizo mirarlas de nuevo sonrío al verlas muy emocionadas por donde iremos — Te ves hermosa, como siempre hermanita — sus risillas de niñas me hicieron levantarme de la cama, a pesar de estar cansada, debía sonreír para ellas, como hace dos años.

Que no lo noten

— ¡Igualitas! — digo poniéndome de rodillas y atrapándolas entre mis brazos — Mis gemelitas bellas, iremos al parque de diversiones cerca de donde salen eso buses grandes ¿quieren? — no término de decirlo, cuando salen corriendo y gritando al cuarto de alado, para avisarle a su hermano al lugar que iremos.

— ¿Nos llevarás entonces? — seguía de rodillas en el suelo en la parte posterior de la puerta, tome una leve respiración y me levante del suelo, aun dándole la espalda — Ámbar... — me voltee y estaba tras mío, sus brazos me rodearon la cintura y su cara la posicionó en mi hombro izquierdo. Era enana, medir 1.67 con sólo 20 años, no me favorecía con mi hermano de 18 años midiendo 1.78, Súper alto. Su respiración era de cansancio — Vámonos entonces — no lo aleje, más bien unas manitas se posicionan en mis piernas, aferrándose a ellas a no querer las soltar — llevemos a las gemelitas de paseo por su cumpleaños — solo me quedaba pensar en ellos

Mi familia

.....

— Son 25 bs. señorita — la sonrisa de aquel señor del móvil, que nos trajo al parque de diversiones. Tomé mi billetera entre manos, y saque el billete más la moneda, me asome por la ventana de la del copiloto del auto, extendí mi brazo alcanzándole el dinero — que tenga una buena noche — asiento a sus palabras agradecida y me alejo de la ventana.

Cuando me voltee, al buscar al diablillo detrás mío, ellos ya estaban corriendo por la entrada. Mientras murmuran a que juego quieren subir primero.

Conmocionada por aquella escena, ellos estaban felices a pesar de la muerte de Violeta, nuestra madre.

Tuve que vivir tres meses en un hospital, teniendo lejos a mis diablillos. Después de salir y poder caminar más, me informaron que mis hermanos serían llevados con la defensoría de la niñez, quería morir realmente quería, no quería estar sola en mi casa, sin ellos, era simplemente doloroso, a pesar de tener 15 años, logré hablar con la jueza que estaba atenta al caso de mi familia, éramos un caso especial, hasta en las noticias salimos, periódicos y radios. Ella me confirmó que cuando cumpliera la mayoría de edad, podría tener la custodia de ellos, pero tenía que demostrar buena conducta, en mis estudios, buscar un trabajo para poder mantener a mis gemelas y Alex, tales condiciones empecé a cumplirlas, podía ir a visitarlos, les llevaba algunos dulces, chocolates, pero me iba llorando o mis gemelitas hacían un escándalo cuando me las alejaban de mí.




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