Manipulada Por Mi Jefe

CAPITULO 48 LOS NIÑOS...

 CAPITULO 48 LOS NIÑOS...

Ámbar 

Londres

12 de noviembre 2018

14:30 P. M.

Nuestro plus no fue lo que teníamos tú y yo

sino lo que ocultamos 

 

Su mano tomo la mía, ayudándome a bajar del coche, donde rápidamente tras cerrar la puerta, abre el saco frente a mí y me doy la vuelta para meter mis brazos y que Octavio lo termina de acomodar, me giro cuando toca mi hombro con su amplia mano y comienza a cerrar los botones de saco, cerrando el botón que estaba en mi cuello y más, lo miro de mala gana por ello, aunque el calor me abraza él solo se encoge de hombros y su mano derecha baja hasta la mía y la entrelaza.

— Vámonos... — el tono divertido que suena me hace olvidar sobre el ultimo botón y nos gira a ambos yendo a la dirección de la multitud, nuestras manos entrelazadas, rápidamente fue metida en el bolsillo del saco de Octavio quien rápidamente se calentó.

Cuando llegamos apoyándonos en las barandillas me sorprendió el alto sonido de la música que solo llegaba a escucharla para analizarla para las tareas de música, y los colores llamativos de los vestuarios de los bailarines, los gritos eufóricos de tanto bailarines, como residentes bolivianos animaba a todos y a Octavio lo hicieron reír por los comentarios que los transeúntes hacían.

Les gustaba aun cuando no entendían el español nuestro, y sin esperarlo, traté de imitar los movimientos de hombro de las mujeres quienes por rato hacían sonar unos pitos y cambiaban de pasos mientras avanzaban, por unos segundos me detuve a analizar sus pasos y la sonrisa con la que bailaban para la gente, ellos bailaban por devoción llevando en alto el nombre de Bolivia en sus pechos.

 Tras de ellos, logre diferenciar a los trajes que venían que eran como de un oso blanco y a s lado uno rojo con la cara del diablo.

La diablada

No fue difícil reconocer los distintos bailes que pasaban por delante nuestro, la mayoría se los susurre a Octavio y le explique con brevedad el significado de los bailes.

La teoría que quedo en mi cabeza lo hizo reír por lo que pensaba que servía y eran para otras cosas, además de su origen, algo que capte que más de uno estaba atento a escuchar sobre su origen.

— Señor Octavio — apenas logre escucharla cuando me gire y la secretaria no me llamaba a mí, jale del saco a Octavio para que se diera la vuelta — Marcus Debrich requiere hablar con usted ahora mismo — me incline para escucharla ya que dos señoras no la dejaban pasar.

—¿Que dijo? — habla Octavio cerca de mi oído, me giro para hablarle, cuando estoy por hablar se inclina y su oído queda cerca de mis labios.

v alguien quiere hablar contigo, ve yo te espero — le digo y este se vuelve a poner recto dudando por unos segundos, peor lo jalo para que me vea a los ojos, muevo mi cabeza en dirección de la chica y asiento para que vaya allá a hablar ya que acá apenas se puede hablar.

— Espérame ¿Sí?  No te muevas hasta que vuelva — asiento para que se quede tranquilo y cierro los ojos cuando se inclina a darme un beso en los labios, cuando los abro noto como se le hace difícil soltar mi mano para irse.

No es hasta que yo lo suelto y él hace un puchero por ello y logro leer de sus labios la palabra que suelta con los labios fruncidos.

Mala

Rio un poco alto y le mando un beso justo antes de que deje de verme y se pierda entre la multitud. Me vuelvo para ver a los bailarines pasando en distintos grupos con músicas y trajes distintos.

Algo vibrar en mi cadera y me exalto un momento al darme cuenta de que es.

saco de mi bolsillo el celular y es un mensaje del guardia principal que esta con Alexis.

Señora estamos actualmente en la Calle Oxford en medio de un festival de baile, creo. Estamos con el joven Alexis quien recorre los alrededores, esperamos instrucciones 

¿Baile?

Miro a mi alrededor y trato de preguntar a alguien que sepa de este lugar.

— disculpe — una pareja de adultos mayores que estaban un poco lejos de mi brazo derecho, me estiro para preguntar cuando la pareja se voltea a verme — Podría decirme donde estamos, seria de mucha ayuda, gracias — amablemente la esposa le murmura al señor y este seme acerca un poco, también trato de acercarme.

— Calle Oxford señorita — murmura con un perfecto inglés y sonrío agradecida.

Así que esta por acá.

— Gracias señores — dejo de inclinarme cuando agradezco y tecleo rápido.

Estoy por aquí, los iré a buscar, no creo que estén lejos, vigilen a mi hermano

tras el mensaje me muevo entre la multitud, peor me detengo ya que Octavio volverá en cualquier minuto.

Cariño estoy buscando a Alexis que está cerca, ya vuelvo donde estábamos, me esperas 

Tras escribir el mensaje vuelvo a colocar el celular en mi bolsillo y me muevo entre la gente, por los costados las tiendas estaban rebalsando por la gente así que se me dificulta caminar entre ellos, quedo tras varios minutos de caminata no logro ver a mi hermano ni a algún tipo de traje negro con lentes ya que eso los hace parecer más temerarios.

Nada, hasta me fijo por si acaso pro las tiendas en las que paso, peor no logro verlo con su cámara en mano ya que salió con ella en la mañana.

— Hola ¿disculpa? — un español tan de España llama mi atención, pero no me giro ya que se escuchó mucho dirigido mí, sigo mi camino saludando a quienes me ven y lanza unas buenas tardes.

A la distancia, logro ver a un tonto de ojos saltones caminando con la cámara en mano de puro gusto, mientras tres hombres lo siguen desde la distancia y uno a su lado vestido como civil.

— Oh... ¡Alexis! — levanto el brazo para llamar su atención, pero este no mira a mi dirección y me molesta ello, ya que de gusto no mira para al frente — ¡Alex...! — mi voz queda atascada cuando un hombre, alto cubre hasta mi brazo estirado colocándose delante mío sonriendo.




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