CAPITULO 57 CALLADA Y COBARDE
Ámbar
Santa Cruz, Bolivia
14 de noviembre 2018
12:20 A. M.
Estoy llena de sombras innombrables que no las puedo alejar
Algunas son peores que otras, llenas de enojo, soledad y miedo.
Se esconden ya que creen que soy más fuerte para luchar contra todo.
¿Creerían que ya temo cada cosa que me lastima?
Por alguna razón que aún no me dicen las niñas, tanto Octavio como yo estamos sentados uno a lado del otro mientras las gemelas nos miran esperando una explicación, y creo yo que nos están analizando en sus cabezas.
Octavio esta desconcertado, no entiende por qué ella no lo recuerdan, trate de explicarle, pero las niñas no me dejaron hablar mucho antes de hacerme callar ya que estaban enfadadas. Lo único que puedo hacer es tomar su mano y apretarlo cuando la incredulidad lo refleja en su rostro al querer entablar una conversación con ellas, espero que entienda mis señas cuando trate de hablar.
La prensa esta fuera, no podemos evitarlo y sinceramente teníamos que esperar ello desde que salimos por el aeropuerto, el reproche, de ellos está en el aire que se siente desde lejos.
No dimos el comunicado en Santa Cruz, así que esperamos las preguntas con reproches hacia nosotros lleguen como baldazos de agua fría en recriminación por nuestro enredo.
Por qué no se dijo nada en el primer lugar donde se dará apertura a la Fundación, nos saltamos el primer paso por completo, aunque al parecer los planes son distintos.
Pero estamos aquí.
— ¿Y bien? — trato de calmarlas, pero me dicen que me sienten con los ojos.
Que me haya llamado así ni bien entro, da más razones para confundirlas a ambas por la muestra de cariño de Octavio.
— Bien — Admito en tono de rendición — Si, tengo un novio — es lo único que puedo decir para que dejen de mirarnos con extrañeza, tengo miedo de un colapso mental les llegue a dar por si digo algo más, en base de mentiras es lo mejor, tal vez, hemos llegado a nuestro país y necesito que vean que es normal. Una rutina actual.
Se que no son tontas, sé que se han dado cuenta de algunas de mis mentiras, pero no me dicen nada, lo aceptan lentamente.
Ninguna.
Deberíamos salir, tal vez solo para que nos vean juntos y dejen de molestar, pero eso nunca será fácil, la prensa nunca es fácil con nosotros.
— Él se me hace parecido — Octavio no está nervioso, o bueno no se lo muestra mientras que Paúl, de fondo está sollozando porque las niñas no se acercaron a él cuando se vieron y solo nos miramos tras que entro detrás de Octavio. Va a tener un ataque de nervios si ellas no le dicen pio en unos diez minutos ya que se mueve inquieto en el pequeño rincón que se ha instalado.
— Lo soy — golpeo la mano de Octavio por esas palabras. Cuando me mira, abro los ojos para que notase que no es un juego los muevo señalando a las niñas y muevo ligeramente la cabeza en negación, su semblante se endurece y da un asentamiento con su cabeza entendiendo que no es chiste, nada ahorita es chiste.
— Niñas, yo sé que tienen muchas preguntas, pero debemos hacer algo antes de volver ¿Pueden ir con Miguel, Paúl y Alexis a casa? — Y cuando suelto ello, la mano que sostengo se tensa y Octavio aparta la mirada de la mía mirando tras de él como si mirarnos no le gustara.
Mira a una esquina así que, no comprendo el porqué de su reacción, tardo mucho en darme cuenta ya que Alexis se levanta de su lado del sofá un poco sorprendido y se me acerca cautelosamente, cuando se inclina, habla bajo cerca de mi oído, pero sé que todos escucharon.
— Nuestra casa o… ¿La de Octavio? — es cuando los ojos se Miguel se topan con los míos tras escuchar a mi hermano murmurar la pregunta.
Lo olvidé por completo, Miguel no me transmite nada y solo me mira esperando a que diga algo más, el que se mueve a su lado, también me ve esperando respuestas.
Y yo, no las tengo.
Lo más conveniente es la de Octavio, no sé si alguien nos seguirá, pero varias veces nos han seguido, una que otra vez la casa de Octavio ha salido en foros de Internet diciendo lo majestuoso que es y lo glamorosa que es la casa de un gran arquitecto y empresario.
Es verdad, su casa es hermosa y sacada de una historia de fantasía moderna, tras varias charlas con Octavio supe que él eligió los materiales personalmente para su casa.
No quieres estar lejos de él, deja de mentirte
Por poco razonable que suena, es verdad no quiero mantenerme lejos de él.
No quiero estar sola
— Saldremos del aeropuerto nosotros — Doy un apretón a la mano de Octavio, muevo mi cabeza hacia su dirección, donde al vernos, se siente distinto, complicado y un poco alejado. — Iremos con mi novio a su casa ¿Está bien? — Lo digo lo más normal posible que puede salir de mi boca mirándole a la cara, notando como aquel nervio de sus labios hace un movimiento que he notado cuando esta alegre o satisfecho, aunque lo oculta bien.
La emoción brilla en sus ojos y los míos deben mostrarse igual que los suyos, peor no cuestiona quedándose en silencio, aun no puedo asimilar como se refleja todo yo en él.
Pero aparto la mirada cuando las escucho llamarme.
— Pero Am... — Alexis responde antes que mí inclinándose a ellas y dándoles un apretón en las manos, ellas se quedan calladas para cuando habla.
— No hay de que preocuparse, sus cosas las llevamos antes, así que no preocuparse por nada ¿Estamos? Am tiene cosas que hacer con su novio antes de volver, pero les aseguro que estaremos bien — ellas solo asienten y vuelven a bostezar cuando este se pone tras de ellas para acercarlas a su cuerpo. Las dos se paran un poco y caminan hacia Miguel quienes miran al de a su lado y se dirigen a él considerando a Paúl, él no dice nada mientras los tres se miran, esperando algo, las niñas lo miran juzgando tal vez la chompa de pinos que trae puesto con unos pantalones de tela negro, algo muy fuera de lugar para alguien que ama la moda masculina.
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Editado: 25.01.2023