130 DÍAS PARA LA BODA
─ ¡No puedo creer que el momento ha llegado! ─me reí ante su emoción, mi pequeña hermana no dejaba de brincar mientras salíamos de la terrible prisión escolar donde mis padres la mantenían para poder brindarle una buena educación lejos de casa. Bueno, no era tan lejos, pero lo suficiente como para que duerma en las habitaciones que proporciona el internado en el que vive sus años de estudiante.
─Jennie, si no te comportas mamá me hará regresarte.
Por supuesto, mi pequeña hermana dejó de brincar para darme una mirada asesina, se veía en sus ojos la traición que sentía de mi parte. Normalmente permito su emoción y su contagiosa alegría, es un ser lleno de luz y amor, pero hoy no estoy tan de humor para tolerar ese entusiasmo. Estoy nerviosa ya con saber que estaría mi madre, la madre de Byron, la energética de mi hermana y yo atrapadas en un auto, donde el mismo aire se mezcla y la tensión nos asfixiaría… bueno, a mí.
Subimos las dos al auto, sentándonos juntas como niñas pequeñas en el asiento trasero sin hacer ruido alguno. Solo que ella seguía siendo pequeña, yo, al contrario, se supone que ya soy una adulta. La plática dejó de existir, la música de fondo instrumental era nuestro único amigo dentro de ese traslado del internado de mi hermana a la primera locación donde podría ser mi boda.
Mi boda.
Ya cercándonos al hotel, la madre de Byron empezó a platicarme un poco del dueño y su familia, viejos conocidos de ella que con gusto ofrecieron sus instalaciones al enterarse del compromiso de Byron conmigo a través de las revistas. Mientras la escuchaba, yo solo podía pensar en que en algún punto de mi vida me haría cambiar y tal vez volverme una como ellas. Ugh, la idea no era tan agradable. ¿Es un proceso que pasan todas las señoras de sociedad? No gracias. Prefiero ser como mi tía, rebelde y alegre aún para su edad. Había hablado con ella por mensajes, quedamos en que la visitaría en los días cercanos porque tenía un “regalo” para mí. Espero tener la posibilidad de ir antes de que empiece todo el caos de la boda. Aún tengo tiempo, mis padres ya tienen la fecha de la boda contemplada desde antes de que yo aceptara, solo es cuestión de seleccionar los detalles que faltan, cosas importantes como el vestido, el salón, la comida, el pastel… en realidad todo. No puedo dejar que me afecte el estrés de algo que no debería ser mi carga, pero en momentos me encuentro pensando en todos los pendientes.
No tengo idea de en qué momento llegamos y por cuanto tiempo la madre de Byron estuvo hablando conmigo, porque al parecer no se dio cuenta cuando dejé de escucharla. Una ventaja, solo espero que no me pregunte nada al respecto.
─Buenos días, la familia Lawrence los espera en el comedor. Síganme, por favor ─comentó un joven trajeado con el nombre del hotel bordado en el saco junto a su nombre. Jared Xoods.
Todas bajamos y nos dirigimos hacia el interior de un hermoso hotel moderno con tonalidades que brindaban mucha luz en su interior, pasamos por la recepción hasta llegar al comedor que se encontraba habitado solamente por cuatro personas desconocidas. Dos señores, y dos jóvenes adultos, una chica castaña con el cabello corto que muy apenas se veía detrás de sus orejas y un joven de cabellera cobriza que se mantenía atento y serio.
─Roxane, siempre es un gusto nuestros encuentros ─comentó el señor con canas perdidas en lo que solía ser una cabellera de chocolate, su sonrisa conservaba una juventud que brillaba a través de sus ojos con una emoción de otros tiempos. Se ve que es una persona agradable.
─John… Gabrielle… siembre es una dicha encontrarlos. Quiero presentarles a mis divinas acompañantes: Carmella, Jennifer y Marie Cartwright.
Y como imán, los ojos de los presentes terminaron sobre mí. Intenté sonreír un poco para no verme tan tensa o incómoda, tenía que portarme bien, ellos podrían prestarme su hotel para mi boda.
─La futura novia, es un gusto conocerte al fin, querida. Ellos son Laura y Gale, te mostrarán el camino al jardín y al salón. Hemos preparado unas pequeñas sorpresas para ti ─y la conversación dejó de enfocarse en mí para quedarse la atención en Roxane Hoffmann─ ¿Y Byron no pudo venir?
Hasta yo puedo responder eso, está trabajando con su padre y el mío en estos instantes.
─Está de viaje, pero les manda saludos.
¿Qué?
─Por aquí, señorita ─comentó quien parecía ser Gale con una media sonrisa mientras indicaba el camino a seguir con una de sus manos. Asentí y empecé a caminar, la verdad es que estaba distraía por lo que acababa de escuchar.