Más allá de tu oscuridad

Obstáculo superado

Casey abre lentamente sus ojos verde esmeralda, observa minuciosamente ese lugar que le resulta completamente desconocido, « ¿Dónde estoy? ¿Qué lugar es este?» se pregunta intentando incorporarse siendo impedido por el fuerte dolor proveniente de su hombro izquierdo que lo hace recostarse nuevamente. Con cuidado dirige su mirada hacia donde ha sentido el dolor percatándose del vendaje, « ¿Quién se ha encargado de atender esa herida?» Se cuestiona al ver que se encuentra en absoluta soledad. Algún tiempo después la puerta de la habitación se abre permitiendo que sea capaz de ver a una linda joven de cabello castaño obscuro, ligeramente ondulado, largo, grandes ojos brillantes de color gris obscuro, adornados de unas largas pestañas, labios delgados definidos y rojos, piel blanca, complexión delgada y de estatura de un metro setenta.

–Veo que has despertado, ¿Cómo te sientes?–inquiere con tono dulce y confiado como si lo conociera desde hace años.

– ¿Quién eres?–cuestiona el hombre con evidente desconfianza mientras la observa con cautela, ella sonríe amable y se aproxima a la cama.

–Mi nombre es Levana Blue, cuide toda la noche de ti para que estuvieras bien, ¿Cómo te llamas? Considero que merezco saber a quién he ayudado–replica la joven sin borrar la sonrisa dulce de su rostro.

Aquel hombre de piel moreno claro, ojos verde esmeralda adornados con largas pestañas obscuras, labios gruesos, rojos y definidos, cabello negro ligeramente ondulado y cuerpo atlético, permanece en silencio sumergiéndose en sus pensamientos sin apartar su intensa mirada de aquella joven que espera pacientemente su respuesta.

–Mi nombre es Casey Miracle, ¿Dónde está mi teléfono?

–No lo sé, no te revise los bolsillos, me enfoque en la herida, toma esto–indica entregándole un par de medicamentos.

– ¿Qué es esto?

–Un analgésico para el dolor y un antibiótico, tuviste fiebre toda la noche y aunque es una respuesta natural de tu cuerpo actuando contra un agente extraño no podemos fiarnos.

–Gracias–responde sin comprender el actuar de esa desconocida–. Mi teléfono debe estar en mi bolsillo del saco, ¿Podrías buscarlo, por favor?

Levana asiente y se encamina a donde se encuentra el saco del hombre, lo revisa con cuidado encontrando el teléfono que le ha solicitado Casey, él lo toma y comienza a llamar, en ese momento llaman a la puerta del departamento por lo que Levana sale dejando a Casey a solas para que pueda realizar su llamada tranquilamente. Casey espera en la línea escuchando los tonos, algún tiempo después le responden al joven con un tono evidentemente preocupado.

– ¡Casey, gracias al cielo que te comunicas! ¿Dónde te encuentras? Estaba muy preocupado, Julius llegó herido de gravedad, lo ha atendido el médico y hemos conseguido salvarle, dijo que los atacaron y no sabía de ti, llame pero no respondiste, he pasado toda la noche buscándote por todas partes y ni un rastro tuyo, temí lo peor.

–Tranquilo, Lucían, ven por mí, me encuentro bien gracias a la suerte pero no se por cuánto tiempo decida estar a mi favor, después te explicaré todo.

En cuanto Julius llego a la mansión y le informó lo sucedido, Lucían no perdió tiempo y comenzó a buscar a su amigo, llego hasta el lugar en el que se había suscitado el ataque; sin embargo, todo se encontraba lleno de policías que le complicaron todo. Todos los hombres que acompañaban a Casey murieron y Lucían llegó a pensar que entre los cuerpos sin vida de sus compañeros era posible se encontrara Casey, llamó sin descanso y buscó siguiendo las posibles rutas que el joven pudo haber tomado para escapar como le afirmó Julius había hecho. Escuchar la voz de su amigo lo ha conseguido relajar, de inmediato solicita que preparen el vehículo para poder ir en busca de Casey, además, solicita que el médico se presente y espere su llegada para que pueda atenderlo.

Levana completamente ajena a la llamada que realiza su paciente invitado, llega hasta la puerta de su departamento y abre con tranquilidad encontrándose con unos intensos ojos color café claro, se trata de Darien Wells, amigo y compañero de trabajo de la joven, Darien es el encargado del área de pediatría en el hospital, se trata de un hombre de treinta y dos años, de un metro setenta y ocho de estatura, tez moreno claro, complexión atlética, cabello castaño, lacio que llega a la mitad de su frente, labios redondos y gruesos además de un carácter usualmente comprensivo y una personalidad completamente pacifica.

–Bienvenido, Darien–lo recibe Levana con una sonrisa amigable.

–Me dijeron que no te presentarías en el hospital porque te sentías mal, me he preocupado así que decidí venir a verte para saber si es que acaso necesitas alguna cosa.

–No debiste preocuparte, estoy bien, únicamente me siento sumamente cansada, sabes que he tenido unos días muy pesados, ahora que me toco descansar no pude dormir y…

– ¡Levana!–interrumpe desde la habitación de la joven una voz grave, ella gira hacia su habitación de manera inmediata.

–Comprendo–responde Darien mirando hacia donde ha escuchado la voz masculina–. Creo que debo irme, disculpa las molestias.

–Darien, no es lo que estas pensando, yo...

–No debes darme explicaciones, Levana, nos vemos en otro momento, cuídate.

Darien se marcha por el pasillo sin esperar respuesta, «Al parecer se encuentra bastante ocupada y yo preocupándome, soy un tonto.» piensa moviendo su cabeza de manera negativa mientras llegando al elevador. Levana cierra la puerta y vuelve a su habitación atendiendo el llamado que ha recibido de Casey, el hombre aún continúa con su llamada y necesita la dirección de ese lugar para que rápidamente vayan a buscarlo y poder volver a su hogar. Levana escribe la dirección en un papelito y se lo entrega al hombre para que pueda decírselo a la persona al otro lado de la línea. Una vez que le ha dado la dirección a Lucían, Casey termina la llamada.




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