Harriet
Cuando estaba cerca vio a Elio, parado y solo, así que ella tomó impulso y se abalanzó hacia él, haciendo que la cargara. Casi se caen con esa situación, pero Elio ya estaba acostumbrado a eso, así que tenía resistencia.
"Oyep, ¿por qué tan solo?¿dónde está tú amorcito?" Le preguntó ella, haciéndole burla a su mejor amigo.
El amor por parte de Ayla era correspondido, pero ninguno de los dos se atrevía a decir algo. Él se sonrojo mientras iba cargando a Harriet hacia su salón de inglés.
"Sabes que no es nada mío, más que mi amiga" Dijo él mientras que dejaba a su amiga en su asiento mientras que él se sentaba decepcionado en el lugar de al lado.
◇•◇•◇
Después de unas horas su clase terminó, no pudo hablar con ninguno de sus amigos ya que la profesora los llamó y no volvieron a aparecer. Ella estaba guardando sus cosas tranquilamente mientras se colocaba sus auriculares para salir y esperar a que su madre pasara por ella, ya que debido a un pequeño incidente no la dejaban irse sola más.
Salió del lugar para dirigirse a una banca que estaba cerca,abajo de un árbol gigantesco. Al cabo de unos minutos dejó de dibujar y cerró su cuaderno ya que a su lado se encontraba Ethan, un chico que (tal vez) le gustaba, llevaba puesto una sudadera negra con su típicos pantalones de mezclilla, su cabello azabache despeinado y sus accesorios; algunas cadenas y anillos.
"¿Qué estabas dibujando, Di?"
Y ahí sentado junto a ella estaba la única persona que la llamaba por su segundo nombre, Dione, y no le molestaba tanto si él lo hacía.
"Ya sabes, lo normal" respondió ella mostrando lo que estaba haciendo.
A muchos se les haría raro ver que dibujaban trastornos mentales, casi siempre ansiedad social, pero Ethan se había acostumbrado y estaba, verdaderamente, asombrado como podía calcar lo que sentía ella u otras personas en un dibujo hecho sólo con pluma.
"¿TID o esquizofrenia?" preguntó él, viendo el dibujo que representaba a una persona y algunos como fantasma a su alrededor.
"No sé, siento que pueden ser los dos" dijo Harriet mientras cerraba su libreta.
Quedaron un rato hablando, ellos se conocían desde los 8 años, se tenían confianza y conocían prácticamente todo del otro.
Harriet se tuvo que levantar para irse ya que su madre ya había llegado por ella, se despidieron y Harriet caminó hasta donde estaba el auto de su madre estacionado.
"¿Cómo te fue?" preguntó Valentina, su madre.
"Como siempre" respondió Harriet mientras se terminaba de abrochar el cinturón de seguridad y de acomodarse.
Y ahí terminó la conversación, la rutina de siempre, ya estaba acostumbrada, no era nada bueno. La relación de ellas dos nunca fue muy bonita y menos después de lo que pasó.