Ubicada a las afueras de la ciudad se encuentra una linda y elegante casa de campo color blanco de dos pisos rodeada por arboles y con un cuidado jardín lleno de una gran variedad de plantas. Viktor Watkins sonríe cuando aparece en su campo de visión el hermoso y tranquilo lugar en el que habita la persona que más quiere. Ha conducido por más de hora y media para lograr llegar desde su oficina hasta el lugar en el que su abuelo disfruta de su retiro, estacionándose fuera de la casa desciende del vehículo y acomodándose el saco se encamina hacia la entrada. Una vez que se encuentra frente a la entrada anuncia su llegada tocando el timbre, espera por algún tiempo hasta que la señora que ayuda en casa a su abuelo le abre las puertas.
–Bienvenido, joven Viktor.
–Buenas tardes, Inés, ¿Dónde se encuentra mi abuelo? –cuestiona ingresando.
–En la sala–responde haciendo un gesto de preocupación.
La expresión en el rostro de Inés consigue alterar a Viktor por lo que rápidamente se dirige a la sala esperando que su abuelo se encuentre bien. Respirando profundamente para relajarse al verlo en su sofá favorito bebiendo tranquilamente su té y mirando en dirección a la chimenea.
–Hola, ¿Cómo estas, abuelo? –saluda aproximándose hasta él para abrazarlo de manera afectuosa.
–Ahora que te veo mucho mejor, realmente tenía miedo de llegar a morir sin verte nuevamente, puedo morir tranquilo ahora que he visto.
En una habitación, caminando de un lado para otro, acompañado de su esposa permanece un hombre lleno de ansiedad, «Esto es una locura, ¿Cómo me he dejado convencer?» piensa tratando de controlar su ansiedad. No sabe que es lo que sucederá pero si sabe que no será lo más agradable del mundo; sin embargo, ese momento llegaría tarde o temprano. Tomando en cuenta su delicada situación respira profundamente, su esposa se aproxima y lo abraza.
–Todo estará bien, debes calmarte.
–Eso trato pero no es tan sencillo.
Viktor y su abuelo conversan tranquilamente mientras sonríen, hacia mucho que no pasaban un agradable momento juntos, hablando amenamente sobre diferentes temas el tiempo avanza.
– ¿Lo ves? Por eso eres mi nieto favorito–comenta riendo sonoramente.
– ¡Abuelo!–lo regaña bromista–. Creo que aun soy el único, ¿Quién sabe?
–Yo sé–interviene una voz fuerte, de inmediato la expresión de alegría en el rostro de Viktor se ve remplazada por una llena de amargura–. Me alegra mucho verte, hijo, tenemos mucho de qué hablar.
–Usted y yo no tenemos nada que hablar y no me llame de esa manera, por favor, discúlpame, abuelo, debo retirarme–indica el joven con seriedad.
–No te vayas así, Viktor, quédate a cenar, ya hiciste todo el viaje hasta aquí para verme, nada te cuesta compartir la cena con nosotros.
–No te ha importado mucho el largo viaje que hecho, abuelo, discúlpame pero estoy muy molesto por esta treta que has armado en mi contra, así que me voy–expresa poniéndose de pie.
–Viktor, quédate, por favor–pide con tono suplicante poniéndose de pie deteniendo al joven del brazo–. Todos nos podemos equivocar, merecemos que nos den una segunda oportunidad, Viktor, ese hombre es tu padre y los hijos deben querer y respetar a sus padres, nada me haría más feliz que ver a mi nieto y a mi hijo, bien.
–Abuelo, te amo, eres lo más importante para mí pero no puedo, ¿Cómo se quiere y respeta a alguien que todo lo que ha hecho es herirte? Entiéndeme, ponte en mi lugar por un momento, ese día que mi madre se encontraba luchando por su vida mientras que él…me da asco solo recordar, y como si lo que hizo, hubiese sido poco, se casó con esa mujer cuando hacía pocos días que mi madre había fallecido a pesar de todo, esos sucesos únicamente fueron la gota que derramo el vaso.
–Hijo–interviene aquel hombre con tono triste y lágrimas en sus ojos–. Perdóname por haberme enamorado, sé que no debí y…
– ¡Guarda silencio!–exclama furioso avanzando hasta posarse frente a ese hombre y mirarlo directamente a los ojos, la mirada de Viktor parece lanzar espadas que desean desgarrar a ese ser frente a él–, ¡¿Cómo puedes justificar lo que me hiciste con esa tontería?! ¡Sabes perfectamente que no tienes perdón y no tienes derecho a pedirlo, olvídate de mí de una vez por todas así como para mi tu no existes! ¡Por mi puedes morirte sin que me importe un poco!
– ¡Viktor, es suficiente! ¡Es tu padre, no puedes hablarle de esa manera! –interviene Charles al escuchar esas hirientes palabras salir de la boca de su nieto.
–Déjalo, papá, merezco todo lo que ha dicho–replica Adrian con tono triste.
–Anda, pon tú cara de victima para continuar convenciendo a mi abuelo de tu arrepentimiento–comenta con sarcasmo.
– ¡He dicho que es suficiente, Viktor, respeta mi presencia al menos!–indica Charles con tono enérgico.
–Ha sido mala idea que viniera, adiós, abuelo, tal vez no vuelva por aquí después de esto que planeaste, las puertas de mi departamento están abiertas para cuando quieras verme, con tu permiso.
Con paso evidentemente molesto avanza hasta la salida, llega al exterior y sube a su automóvil, conduciendo a gran velocidad para alejarse cuanto antes de aquel lugar. Charles respira profundamente para calmarse, todo se ha salido de control, Adrian toma asiento en uno de los sofás individuales. Respirando con dificultad con algunas lágrimas corriendo por su rostro cansado.
–No tomes en cuenta las palabras de Viktor, hijo, estaba molesto, no sabía lo que decía.
–Lo sabía, padre, lo sabía perfectamente, dijo todas y cada una de esas palabras totalmente consciente y con toda la intención de herir, yo lo conozco y a pesar de estar molesto siempre piensa lo que dice, sus heridas no han dejado de sangrar y tal vez nunca lo hagan–expresa sujetando su pecho con la mano derecha.
Con el dolor tormentoso de su corazón herido, Viktor conduce hasta el edificio en el que habita, limpiando algunas lágrimas que han escapado de sus ojos avanza rápidamente usando las escaleras con la esperanza de que eso le ayude, llega hasta el piso donde se encuentra el departamento de su mejor amigo, sin pensárselo dos veces se encamina hasta este y se anuncia de manera desesperada. Ryan dormía plácidamente, se encontraba cansado por lo que llego directo a dormir a pesar de que era temprano aun, los fuertes e incesantes golpes en su puerta consiguen despertarlo. Preocupado se pone de pie de manera presurosa, abre la puerta y se encuentra con una expresión evidentemente trastornada.
–Dame un trago, algo fuerte–indica el joven ingresando.
Ryan cierra la puerta una vez que su amigo se encuentra dentro, sin comprender lo que sucede se dirige al bar de su departamento y prepara dos whiskys rápidamente para después regresar al lado de su amigo que ha tomado asiento en el amplio sofá de su sala. Entrega la copa, Viktor la recibe bebiéndola de inmediato para después tomar el vaso de su amigo también.
– ¿Qué sucede? –cuestiona Ryan mirando los dos vasos vacíos.
–No sucede nada, necesitaba ese trago, es todo.
–Claro y como en tu departamento no cuentas con un bar mucho mejor que el mío.
–Veo que mi presencia molesta, mejor me voy.
–Deja esas tonterías, dime la verdad, soy tu mejor amigo, se que algo no está bien.
–No quiero hablar al respecto.
Respetando la decisión de Viktor, Ryan se pone de pie y se dirige a rellenar los vasos para después en silencio volver al lado de su amigo. Viktor siempre es hermético cuando algo le entristece, le duele o le molesta, lidiar con todo eso en soledad le resultaba mucho más cómodo y menos vergonzoso. Viktor mira al frente percatándose de que algunos recuerdos vuelven a su mente para continuar hiriéndolo en lo más profundo de su corazón.
Sintiendo un intenso dolor en su cabeza, respirando con dificultad y tratando de procesar lo que había presenciado al llegar a casa, se detuvo en un parque cercano después de haber corrido como un lunático por la avenida. Las lágrimas quemaban sus mejillas como si de mismísimo ácido se tratara, su teléfono sonó y con manos temblorosas lo tomó, miró el identificador de llamadas y al percatarse de que se trataba de su tía Regina, limpio sus lágrimas y deslizó la pantalla para responder.
–Dime, tía, ¿Qué sucedió? – preguntó tratando de sonar tranquilo.
–Vi…Viktor–comenzó a hablar Regina sollozando enseguida Viktor temió lo peor y un sudor frío comenzó a brotar de su cuerpo–. Tu mamá… acaba de fallecer.
El teléfono cayó de la mano del joven que se quedó sin habla y sin reacción alguna al escuchar esa terrible noticia. Sintiendo que todo el mundo se desmoronaba sobre él, su cuerpo se negaba a obedecerlo por lo que permaneció totalmente inmóvil sobre aquella banca, mirando al frente, sintió algunas lágrimas correr por sus mejillas.
– ¡NO! – salió un grito desgarrador de su garganta, todo se desmoronaba en un mismo día.
Volviendo a su presente lleva el vaso de whisky a sus labios, «Creo que debo ir a dormir ahora o esta noche, enloqueceré.» piensa terminando la bebida para acto seguido entregar el vaso, ponerse de pie y avanzar hacia la salida sin más explicación ante la mirada atónita de su mejor amigo que lo observa sumamente consternado. Viktor actúa de manera automática, camina sin ánimo, llega a su departamento, ingresa y se dirige de inmediato a su habitación donde se deja caer sobre su cama y cierra sus ojos esperando que el sueño lo invada y lo salve del caos que lo atormenta.