Desde muy temprano Leily Black arribó a Watkins Technology, lo que menos deseaba era ser tachada de irresponsable. Revisó y confirmó todos los pendientes del día para Viktor Watkins y ahora esperaba a que llegara su jefe para informarle lo que debía hacer, «Debo decirle a mi jefe lo que debe hacer, prácticamente soy la jefa de mi jefe.» piensa riéndose cuando de pronto la puerta de su oficina se abre. Controlando su risa con dificultad mira a la persona que ha ingresado.
–Esta debe ser una mañana bastante buena para ti, Leily.
–Hola, Ryan, en realidad me reía de una tontería.
–Yo también quiero reír, así que habla–responde tomando asiento frente a la joven.
–Pensaba que soy la jefa de mi jefe, ya que yo debo decirle que es lo que debe hacer–comenta la joven sonriendo, Ryan ríe divertido ante tan ocurrencia.
–Que nunca te escuche, Viktor, es algo especial.
– ¿Qué es lo que no debo escuchar? –cuestiona Viktor con tono serio desde la puerta de entrada.
–Nada, Viktor, comentaba que usualmente eres el primero en llegar y Leily respondió que eso era antes, fue la primera en llegar.
–Comprendo, ve a mi oficina y espérame ahí.
Obedeciendo la indicación de su amigo, Ryan se pone de pie y avanza hasta la puerta que separa la oficina de su amigo con la de la joven. Viktor ingresa cerrando la puerta detrás de él con expresión seria. Leily lo observa aproximarse, esperando una buena reprimenda por su comportamiento inadecuado, «Toma nota mental de esto, Leily, no se debe hablar del jefe a sus espaldas.» piensa posando sus ojos color avellana en aquel hombre.
–Toma– indica extendiendo hacia ella una pequeña caja de color azul, ella lo observa sin comprender, él abre la pequeña caja dejando ver unos elegantes aretes de oro con un diamante incrustado–. Es un regalo de bienvenida.
–No ha debido molestarse, señor, se lo agradezco de corazón pero eso parece muy costoso y no puedo aceptarlo.
–No es nada en realidad, así que tómalos, te quedaran muy bien.
–No los aceptare, señor, disculpe–responde sin recibir la pequeña caja, mirando al piso y sujetando sus manos de manera nerviosa al desconocer cuál será la reacción ante su rechazo ante tal obsequio.
–Son para ti, los dejare aquí de igual manera–replica el joven depositando la caja sobre el escritorio para después dirigirse a su oficina.
De manera pensativa toma asiento en su silla giratoria, recordando el día en que conoció a Carson y el brillo en los ojos de la joven al ver el brazalete que le obsequio como bienvenida, «Carson siempre aceptaba encantada todos los obsequios que le daba, tal vez ese detalle es demasiado poco para Leily.» se dice tratando de comprender. Ryan lo esperaba sentado frente al escritorio, al ver el semblante meditabundo de Viktor, no consigue controlar la curiosidad que lo invade.
– ¿Qué es lo que te sucede? –cuestiona Ryan sin poder controlar por más tiempo su deseo de saber lo que ocurre.
–No te comprendo, de igual manera no importa, no sabía que eras tan amigo de mi nueva asistente.
–Ah, bueno, ella es linda, la conocí hace algunos días, casi tropieza y la ayude, luego coincidimos aquí y bueno, es especial, Viktor, ella es diferente–responde de manera afectuosa Ryan.
Viktor escucha esas palabras sintiendo una molestia creciendo en su interior, « ¡Ya sé que es diferente!–piensa queriéndoselo gritar a su amigo pero controlándose al saber que no debe expresarse de esa manera–, ¿Qué es lo que te sucede con esa joven, Viktor Watkins?». Sintiendo que sus músculos se tensan decide enfocarse en los negocios, el camino que tomaba la situación es demasiado peligroso. Los jóvenes hablan sobre los negocios y más específicamente el contrato con una empresa que se les ha complicado. Se encuentran enfocados en eso cuando escuchan algunos golpes en la puerta.
–Disculpe, señor, esta todo preparado para su videoconferencia con el señor Myers.
–Gracias, diríjase a la sala de juntas, en un momento estaré ahí.
La joven se limita a mover su cabeza de manera afirmativa saliendo de la oficina y encaminándose a la sala de juntas. Las horas transcurren y el día laboral llega a su fin sin mayor complicación. Prácticamente todos se han retirado, sintiendo que sus ojos se cierran por el sueño se encuentra Leily esperando la indicación que le permita retirarse.
– ¿Qué hace aún aquí? – cuestionan de pronto provocando que se sobresalte.
–Yo… lo lamento, señor, no sabía si podía retirarme.
–Señorita Black, su hora de salida es la misma de todos, la única persona que se queda, si es necesario, soy yo, vaya a casa y no vuelva a quedarte hasta estas horas.
Obedeciendo a Viktor, la joven se pone de pie, toma sus pertenencias y se encamina a la salida. Moviendo su cabeza de manera negativa Viktor regresa a su oficina para terminar lo que le queda de trabajo, «Esa joven es extremadamente rara, ¿Qué le sucede?» piensa concentrándose para terminar pronto, también se encuentra agotado. Al terminar toma sus cosas y sale de la oficina por fin puede volver a su departamento, al llegar a la oficina de la joven se percata de la pequeña caja que contiene los aretes, «Los dejó, tal vez algo más le agrade.» piensa sin poder controlar una sonrisa que se apodera de su rostro.
Vistiendo de manera elegante, usando un vestido entallado de color negro que llega a la altura de su rodilla, un abrigo a juego y altos zapatos tacón de aguja de color plateado, acomodando su largo y lacio cabello negro, caminando cual top model avanza por el pasillo con paso seguro una mujer de veintisiete años, de un metro setenta y cinco de estatura, de complexión delgada. Abre una puerta e ingresa, el lugar se encuentra totalmente desierto por lo que avanza en busca de su objetivo. Todo funciona cual reloj en Watkins Technology, Viktor trabaja enfocado y tranquilo en el desarrollo de un nuevo proyecto que presentara ante la junta directiva.