Mi amor en directo

Crónicas de una Judas despechada

Ellen

Ya habían pasado siete días desde que Jere me saludó por primera vez y la emoción en mi pecho no se ha podido ir, y creo que nunca se podrá ir. Incluso he hecho una playlist con canciones que, según Emma —alguien que me alegra haber conocido en estos meses de curso—, representan lo que siento. Me da mucha risa recordarla porque, hace unas semanas, me contó cómo conoció a su famoso novio, Liam Rossi, que es futbolista. Solo me dio detalles de que, en su cumpleaños número 22, estaba en Barcelona con sus amigas celebrando y terminó en una playa de Italia con Liam al lado. Es una historia que espero que algún día me termine de contar, porque si mi instinto no me falla, Emma no es alguien fácil de enamorar. No sé, por cómo se comporta: es tan diferente a mí. Directa, transparente, nunca te da una sonrisa si no la siente. Simplemente es auténtica. Hay personas que nacieron para brillar, y ella es una de esas.

Volví a la realidad cuando en mis audífonos sonó mi queridísimo Duki —en específico, Givenchy. En una lista de la felicidad, él tenía que estar, no sé si porque me gusta o porque me recuerda a mi flechazo con Jere. Aunque fuera solo a través de una pantalla, sentía cosas que nunca pude sentir por el idiota de mi exnovio.

Y hablando del rey de Roma, ahí estaba: con mi ex amiga Lexi, besándose justo enfrente de mi facultad de literatura. Odio mi vida en este momento por tener que presenciar esto. Pero no voy a dejar que vean que me afecta su traición. Así que hago de tripas corazón, levanto mi mentón, examino mi atuendo —una falda que me llega un poco más arriba de las rodillas, de color azul con pliegues. Va combinada con unos botines blancos con un poco de tacón (pero nada excesivo) y una camisa de tirantes beige con una estampa de una de mis bandas favoritas: Måneskin.

Si el mundo quiere que sea la tía fría, lo será. Dejaré de esconderme por los rincones por dos idiotas que no me valoraron.

Camino a paso firme y miro al frente. No miro a nadie, o si mis ojos conectan con algunas miradas curiosas, los observó con indiferencia, como si su existencia no me importara. Aunque claro, es todo un personaje; no soy tan cruel, solo que sé que en estos últimos meses de mierda ellos no se han detenido de jorobarme la vida, entonces no tengo que pensar en ellos.

Cuando por fin me acomodo en una de las sillas del aula, respiro. Fue como si hubiera estado reteniendo el aire. Y entra Lexi. Sus ojos verdes entran en guerra con mis ojos negros y, como si quisiera probar algo, besa a mi ex y pasa cerca de mi asiento diciendo:

—Fuiste tan insignificante que no vale la pena ni mirarte.

En definitiva, esta chica no sabía lo que era la dignidad. Me llevo las manos al pecho y estoy lista para tirar un comentario lleno de sarcasmo.

—¡Ay! Cómo me duele lo que me dices, Judas. No sabía que te había pedido tu opinión.

Abre la boca para decir algo más, pero en ese momento llega nuestro profesor, así que solo me fulmina con la mirada y yo le regalo una de mis sonrisas dulces, fingiendo inocencia.

Fueron, sin duda, unas cuatro horas en la universidad entre el trabajo sobre un análisis que debemos hacer de una obra de William Shakespeare y otros deberes que me respiran en la nuca. En serio tengo que ponerme en orden para estudiar. Emma tiene un plan de organización que estoy pensando en pedirle… pero una notificación de Discord se lleva mi atención:

Rossi 09: *Hola Ellen, ¿Cómo estás? Me presento: soy Alexander Rossi. Soy fan de Jeremiah. Solo te escribía porque los moods y unos cuantos fans queremos hacerle un regalo a Jere, y como sabemos que lo sigues hace tiempo, pensamos en ti :) *

¡OMG! No puedo creer lo que me está pasando estos días. Al infierno los deberes… ¡ESTO ERA UNA EMERGENCIA!

Ellen 07: Hola Alexander, sería para mí un honor contribuir en un regalo para Jere. Cuenta conmigo. Pásame cualquier información o lo que necesiten, y muchísimas gracias por pensar en mí.

Después de mandar mi respuesta, miré a mi alrededor y no vi a nadie… Así que di saltitos de felicidad y un pequeño grito se escapó de mi boca.




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