Fingida e hipócrita.
En esas dos palabras podría describir a la Madre Superiora al darme un beso en mi cabeza.
Al alejarme me limpio con el dorso de mis manos. Ella solo nos trata bien cuando hay personas ajenas al orfanato. No puedo decir que estoy alegre y muero de euforia al haber sido adoptada, no termino de procesarlo.
Creí que el otro año me botarían de aquí, a los 17 el orfanato ya no te mantiene así que te sacan.
Entro al dormitorio y cierro la puerta, quedando mi espalda contra ella. Veo a Jane boca abajo en la cama, escribiendo en uno de los cuadernos que usamos para las clases.
—déjame adivinar.. —habla sin mirarme—te mandó a limpiar los baños o a podar todo el jardín
Levanta la cabeza y cuando me mira es que hablo.
—me adoptaron—sus ojos se abren más—los Lambert, me adoptaron
La veo levantarse y correr hacia mí sonriendo, recibo su abrazo, aunque yo no esté tan contenta como ella.
—no se como tomar el que te alegres que me vaya
—¡mierda!—se ríe pero baja la voz, si la escuchan la castigarían de por vida—te adoptaron, obvio estoy feliz Alessa, te mereces tener una familia
—y tú también lo mereces..
Sacude su cabeza y me toma de las manos.
—¿siempre seremos amigas, verdad?
—claro que si—nos abrazamos de nuevo
—hay que alistar tu maleta, iré a pedirle a una Hermana—me suelta y va hasta la puerta pero veo que lleva sus manos a sus ojos antes de salir
Esa pregunta fue la misma que hicimos con Camilo y a él nunca más lo volvimos a ver.
—te voy a extrañar demasiado—Jane me abraza de nuevo—escríbeme una carta ¿sí?
Estamos en la puerta del orfanato, todas las chicas están mirando, las Hermanas y la Madre Superiora.
Termino por asentir antes de que el señor Máximo me abra la puerta del auto que ya había visto, entro y cierra la puerta, veo como él y la señora Carmen se despiden con un apretón de manos de la Madre Superiora. Cuando suben y el auto arranca, me doy la vuelta para mirar por la ventana de atrás y sacudir mi mano hacia Jane y hacia las demás. De verdad las voy a extrañar.
Permanecemos en silencio y aprovecho en ver todo por la ventana. ¡Qué hermoso es salir! Sonrío viendo tiendas, parques, autos, casas pequeñas y otras grandes. Llegamos a una zona donde cada casa tiene un jardín que rodea cada una, pero se separan por cercos de arbustos.
—hemos llegado
No puedo esperar y bajo del auto apenas veo una casa grande de color blanco, tiene el tejado en forma triangular veo alrededor.. y la mayoría de casas son así, pero, esta casa tiene ¡dos triángulos arriba! es como dos casas juntas.
Tiene un gran jardín y en medio un camino de piedritas pequeñas que llevan hasta la puerta principal, puedo ver dos ventanales grandes a cada lado, hay cuatro columnas imponentes que sostienen el tejado del segundo piso, sobre éste se ven dos ventanas y ¡tiene chimenea! Es una casa muy bonita y simétrica.
El señor Máximo me sonríe al pasar por mi lado en su mano trae mi pequeña maleta. Siento el brazo de la señora Carmen sobre mis hombros incitándome a caminar, me guiña un ojo al verme sorprendida por todo el lugar. Ella es muy bonita, tan arreglada y su perfume es de flores.
Cuando entramos hay dos señoritas que tienen el uniforme de servicio doméstico, les sonrío de forma tímida y ellas en vez de sonreírme o algo... me miran con miedo. ¿Qué hice? Veo si esa mirada va para los Lambert, pero no, es para mí.
Ambas me saludan y se presentan, una es Lucía y la otra Lía por lo que entendí también hay un chofer pero solo trabaja algunos días. La tarde pasa rápido, me indican cuál es mi habitación y es... es muy bonita, todo en blanco con una pared blanca y detalles en madera caoba.
Me siento un poco abrumada con todo, así que les digo a los Lambert si puedo salir un momento.
—¿deseas que te acompañe?—la señora Carmen me mira un poco preocupada
—solo.. quisiera dar una vuelta por aquí cerca—les pido nuevamente—les prometo que no huiré o algo así
El señor Máximo termina asintiendo e indicándome que en el jardín hay una bicicleta que él usa a veces y que puedo usarla.
—no pensamos que huirás—me acompañan hasta la puerta—pero te daremos tu espacio para que te acostumbres
Les doy una pequeña sonrisa y salgo de la casa montada en la bicicleta. Son demasiadas emociones en un día. En serio, demasiado. Veo parques grandes, gente pasear, niños jugando y parejas andar de la mano.
Me fijo en el escaparate de una tienda, hay un vestido blanco bastante corto en un maniquí, es hasta el cuello sin mangas.. me gusta.
El rechinido de un auto me hace mirar al frente e intento girar, pero pierdo el control de la bicicleta, es tan rápido que caigo contra el suelo.
Me duele la nariz, mi cara está contra el pavimento.
—mierda, mira lo que hiciste
Me volteo al escuchar esa voz de hombre pero no lo veo bien. Rápido palpo en el pavimento, encuentro mis lentes y me los pongo.
Madre santa. Veo a este semejante joven, tiene unos brazos fuertes y que se ven duros. Maldita sea, debe ejercitarse. Su cabello es castaño oscuro, labios ni tan gruesos ni tan delgados ligeramente mojados, cejas pobladas que ahora están fruncidas viéndome, sus ojos son de un verde oscuro con un ligero toque de azul me parece.
(Y eso que estoy con lentes, mis lentes me hacen ver hasta el alma, literal) Oh, qué hermoso es..
Trago saliva, iba a gritarle su vida por casi matarme, pero mi pequeña valentía se acaba de ir.
—si serás estúpida
¿Qué? Un momento..
—le pudo pasar algo a mi auto—recrimina señalando su puto auto azul
¿Es en serio? Estoy tirada en el piso mirándolo y el preocupado por su maldito auto. Mi valentía y a gran escala acaba de volver.
Levanto una ceja, esto es irónico. Podrá ser muy guapo y apuesto.. y varonil.. y.. ¡Alessa, reacciona!