Mi Genio, el Encuentro

Capítulo XXII

>> Narra Sally

- ¿Qué? No, yo no voy con nadie, nadie me saca de aquí. - Entré en pánico. No lograba entender lo que decían y ahora hablan de llevarme a otro lugar.

- Papá, ella no viene con nosotros, también es de Luna y podría morir si entra a Sol con nosotros. No sabemos a donde pertenece. - El joven respondió a su padre con cortesía.

- No irás a ningún lado, por favor vete a tu casa y espera allí. Te diré todo lo que quieras saber, pero ahora debes obedecer. - Me dijo el anciano que trataba de calmarme.

Fui a la casa, pero no podía dejar de mirar la escena que dejaba atrás. No entendía lo de Luna y Sol. ¿Cómo que no pertenecía aquí? ¿A dónde más iría sino es aquí?

- Mi niña, entra, ve a cambiarte. Se te pueden ver hasta los pensamientos. - Mi abuela me miró detenidamente y parecía triste. Lo único que le importaba era cómo me vestía.

- Abuela, ¿están bien? Eso es lo único que me importa saber ahora.

- Sí, estamos bien, pero ese pobre muchacho está muy mal herido. Aunque se está recuperando rápidamente, está sufriendo mucho. Pobre niño. - Señaló hacia el joven que hace poco estaba mal herido por la golpiza que recibió de la princesa.

- ¿Y tía dónde está?

- Está preparando la bañera. - Mi abuela señaló en dirección al baño.

- Está bien. - Le entregué mi guadaña para que la guardara. Subí al baño y mi tía me ayudó a bañarme. No sentía ningún dolor o malestar. El vestido que mi abuela me había dado en la noche estaba completamente destruido. Cubría muy poco de mi cuerpo. ¡Ay abuela, lo siento tanto! Dañé tu vestido más bonito que te he regalado.

- ¿Cómo te sientes? - Mi tía me preguntó, aún con los ojos rojos de tanto llorar.

- Tía, no sé qué pasó en el pasado, pero no te estoy culpando ni lo haré. Si sientes tanta culpa, por favor cuéntame qué pasó en el pasado con mis padres. Necesito entender qué está sucediendo hoy. No entiendo por qué están hablando de llevarme a otro lugar y no sé nada de lo que está pasando. Háblame.

- ¿Cómo que quieren llevarte a otro lugar? Eso no puede ser cierto.

- Así es, tía. Por eso necesito tu ayuda. Dime qué está pasando.

- Cuando salga el sol, te espero en las tumbas de tus padres. Allí te contaré todo lo que sé. No creas a nadie lo que te digan. Son todos unos malditos mentirosos.

Acabando el aseo, entré a mi cuarto para vestirme un poco más cubierta que con el vestido anterior.

- ¿Qué me pondré? No puedo creer que estuve casi desnuda frente a Moon y toda esa gente extraña. Esa maldita loca casi me deja desnuda. ¡Qué vergüenza, ay por Dios!

- ¿Me llamaste? ¿Qué tienes, qué te pasa? - Moon acaba de entrar a mi cuarto por la ventana y yo aún estaba desnuda frente a mi cama con la ropa tendida.

- ¿Qué? ¿Qué haces en mi cuarto? Vete, fuera.

- Lo siento, lo siento. - Moon tapa su cara y sale por la puerta.

No puede ser posible. Moon acaba de entrar a mi cuarto. "¡Avanza a vestirte, idiota!", solo puedo decirme a mí misma.

- ¡Estás muy flaca!, debes comer más. - Escucho detrás de la puerta en tono burlón.

- Cállate y vete, idiota.

- ¿Para qué me llamaste estando desnuda? ¿Qué quieres enseñarme?

- Yo no te llamé en ningún momento. No digas eso. - Sí, es cierto. Dije su nombre, pero no lo llamé. - Siempre debes tocar la puerta antes de entrar a algún lugar.

- Entonces, estabas pensando en mí. ¿Me quieres dar ese beso que yo nunca te di y tú nunca me devolviste? Es malo mentir y debes saberlo. ¿Quieres darme uno?

- No, nada de eso. Solo vete ya. Aléjate de mi puerta.

- Flaquita, te espero abajo. Avanza. Hay mucho para hablar.

- Idiota, vete ya. Aléjate.

Escuché risas burlonas mientras seguía tratando de ponerme la ropa, sin poder controlar mis nervios. Bajando las escaleras que llevaban a la sala, escuché a varias personas hablando al mismo tiempo. Había dos personas alrededor del joven gravemente herido, haciendo lo que, al parecer, Moon le había hecho a mi tía para que se levantara de nuevo. Creo que se llama pasar de su energía espiritual a otro o así.

El anciano gruñón estaba recibiendo regaños de mi abuela, el joven Youta estaba parado en la puerta mirándome fijamente sin parpadear, y Moon estaba parado frente a las escaleras sonriendo como un idiota. - ¿Tienes ropa? Parece mentira.

- Cállate. - Dije molesta, tratando de no mirar esa risa burlona del chico que me acaba de ver desnuda.

- Joven, debemos hablar. - El joven Youta alzó la voz de manera que lo pude escuchar a través de tantas personas hablando.

- Está bien. - Moon me acompañó, como goma de mascar, no se quiso separar de mí. Salimos hacia el balcón y allí estaba esperando este joven alto, moreno y bien parecido parado frente a mis ojos.

- Eres mi prima, no me mires de otra forma. Nuestro amor no podría funcionar. - Con brazos cruzados me tiró una mirada divertida.

- Oye idiota, ¿qué estás diciendo? Ella no está pendiente de ti, además no sabe quién eres. - Moon respondió muy molesto levantando sus brazos.




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