Cuando uno es chico jamás se imagina lo que le puede suceder en el futuro.
Solo vivimos en el presente sin pensar en el futuro.
Uno en esa etapa de su vida ni siquiera se imagina lo crueles pueden llegar a ser las personas.
Y tampoco... hasta donde serán capaces de empujarnos hacía el abismo.
Me dieron tantos empujones que termine perdiendo el equilibrio.
Respiro profundo y cuento hasta cinco.
Hago un paso hacía atrás cayendo de la azotea del colegio.
Siento una presión en mí mano.
Levanto la mirada, veo a un chico de pelo negro y ojos verdes tratando de subirme de vuelta.
Miro al suelo que se ve tan lejano a esta altura.
El chico pierde fuerza y al fin caigo inconciente al instante.