Ya podríamos haber mantenido del Covid la distancia mínima entre personas; en las colas, conciertos o cuando se habla con otra persona.
Un paso entre tu y yo ya es bastante cercanía, si además se me vizcan los ojos es señal de que estás demasiado cerca.
"Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?" Y ahí empezó mi desdoblamiento.
Yo intentaba mantener una conversación con el cliente, pero por dentro solo pensaba "¿Pero porqué te acercas tanto?. "¿Y por qué quiere cambiarse de compañía? . "Vale, voy a dar un paso a tras, y no solo eso, me voy a girar sutilmente y voy a dejar un pie delante, si se acerca se tropieza con mi pie".
Vale, vale... a qué pensais que fui un poco exagerada, ¡no tardo ni un segundo! Y su pie chocó con el mío. Me dió ganas de reír, "Ajá, caíste en mi trampa". "Acompáñeme, vamos a comprobarlo en el ordenador", "Con mi mostrador como parapeto".