Capítulo 19. En la biblioteca
En el tercer piso, donde estaba la biblioteca, también todo estaba polvoriento y descuidado. Pero aquí ya limpiaría más tarde, cuando pusiera en orden los pisos de abajo. Con este pensamiento entré a la sala de libros. ¡Había libros a montones! Los estantes se alzaban en filas altas, hasta el techo, repletos de volúmenes, y junto a ellos se elevaban escaleras para alcanzar los de arriba. Anika estaba sentada en un sillón junto a la ventana, leyendo algo. Al verme, me sonrió.
—¿También viniste a leer?
—Quiero ver lo del pronóstico ese —dije yo.
—Allí está, en la mesita; yo lo revisé ayer también —me contestó.
Abrí el libro y empecé a buscar lo que me interesaba. En verdad, todo estaba escrito tal como decía Anika. Luego retrocedí unas páginas y encontré algo más que me llamaba la atención: la muerte de los padres del bogl.
¡Y ahí estaba! ¡Lo sabía! Apenas una frase, pero decía: «Una sombra negra caerá sobre Cauda, las espadas se saciarán con sangre real, y los bogl irán a la sombra, para luego renacer». Bueno, ¿y qué significa esto? Lo de la sombra negra y las espadas es comprensible, pero lo de renacer, ¿cómo se entiende? ¿Que van a resucitar todos, o qué? No me gustan estas adivinanzas y profecías. Que lo escriban claro: «Los reyes morirán atravesados por espadas negras, y después resucitarán en tal año». Aunque nunca oí que alguien, ni humano ni bogl, hubiera resucitado, pero de todo puede pasar. Sobre todo en nuestro mundo, donde la magia está en cada rincón.
Cerré el libro y me puse a vagar entre los estantes. Había otro libro que me interesaba, pero no era necesario que Anika lo supiera.
Muy bien ordenados estaban los libros aquí, por temas. En un estante decía: «Plantas y animales», y allí estaban justo los de esa materia; en otro, «Geografía»; más allá, «Historia». Al fondo mismo de la biblioteca encontré lo que buscaba: «Estatura». ¡Oh! Justo lo que necesitaba. Estatura es la ciencia de la estructura de los cuerpos de los distintos seres vivos. Escogí un volumen grande y grueso, para que seguro tuviera ilustraciones, me senté en el suelo y empecé a hojear. No iba yo a sentarme en un sillón junto a Anika. De pronto me dio pudor. Seguro me preguntaría para qué me interesaba eso, ¿y qué iba a contestar yo? «Quiero ver si los bogl tienen cola y cómo es». ¡Qué vergüenza!
En las imágenes aparecían distintos seres, desde ratones comunes hasta enormes krakenes que viven en el fondo del océano y suelen hundir barcos. Encontré también al hombre. Pero eso ya lo había visto, nada nuevo… salvo que miré con un poquito más de atención el cuerpo masculino. Aunque ya sé todo sobre eso; mamucha, cuando nos preparaba para la juventud, allá por los quince años, nos explicó todo detalladamente. Y no fue vergonzoso, sino interesante, porque ella dijo entonces: «El hombre y la mujer son como dos mitades de un todo. No hay vergüenza en su unión, cuando se dan alegría y engendran hijos. Miren qué muchachas tan hermosas tengo yo. Eso es la naturaleza, la armonía, la felicidad». Ay, y aun así me entró calor. Pasé rápido la página y vi al bogl. Un hombre.
Editado: 11.10.2025