Mi Tío al Rescate (serie Brown)

Capítulo 1 ★Edición especial★

 

★—★—★

 

 

—A ver, a ver… empecemos de nuevo  ¿Repíteme lo que te dije?  
—preguntó Daniel con las manos en la cintura, esperando la respuesta del pequeño Rubio.  

—Qué tengo que sacar la rata de la bolsa, lo voy a tirar en el salón de clases, después me voy a salir de ahí corriendo para que nadie me vea.  
—pronunció el chiquillo de ojos verdes, con destellos celestes. 

—No… no.. —no puedes salir corriendo del salón de clases, te tienes que quedar en tu banca, si sales corriendo se van a dar cuenta que fuiste tú. 
—mencionó Dany desesperado. 

—Cris… solo tienes que soltar la rata en el salón de clases, y guardar la bolsa de papel en tu mochila para que no se den cuenta que fuiste tú, el que lanzó la rata al salón. ¿Así era verdad tío? 
—preguntó el gemelito con una sonrisa.  

—Exactamente así es, ¿Sabes que? mejor tú te encargas de hacer todo, al fin de cuentas están igualitos, y ya con el uniforme nadie notará la diferencia, solo se intercambian los lugares. 

En eso se escuchó el llanto, que venía corriendo lanzándose a los brazos de Daniel.  

—¿Porque lloras qué te pasó?  

—Pato me jaló el pelo. —mencionó la chiquilla, llorando mientras se sobaba la cabeza. 

—Ella me mordió, yo solo me defendí.  

—Ya te he dicho muchas veces que no le estés pegando a Renata ¿porque no entiendes? 

—Panino yo no me llamo así, yo me llamo Lenata. —mencionó la chiquilla de ojos verdosos aún con sus palabras mochas.. 

—Santo Dios… ustedes van a acabar conmigo, ya me estoy quedando pelón. 

—¿Y ese ratón de quién es? 
—preguntó Colin llegando, viendo a la pequeña rata blanca, dentro de una caja de cartón. 

—No es un ratón, es una rata, aquí el único ratón eres tú. —pronunció Dany. 

—Mi tío Dany la compró, para que Cristian se la lance a sus compañeros en el salón de clases. —dijo Carlos con una sonrisa. 

—¡¿De verdad?!... ¿Y eso por qué?. 
—preguntó Brown emocionado.  

—Porque ya estamos hartos, de que siempre estén molestando a mi bebé en el salón de clases, por eso le estoy dando unos tips para que se sepa defender. —pronunció Dany orgulloso. 

—Eso va a ser genial, quisiera ver la cara de todos los chiquillos corriendo como locos por el ratón, Carlos te llevas el celular para que lo grabes todo. 

—Qué no es un ratón.. es una rata. 

—¿Y cuál es la diferencia? 
—preguntó Colin interesado con una sonrisa. 

—Qué los ratones, son de alcantarilla, y de agua puerca, y las ratas se compran en las tiendas de mascotas. 

—¿Es en serio? entonces he vivido engañado toda mi vida. Yo pensé que el ratón era el macho, y la rata era la hembra. —contestó Colin divertido. 

—Tiene lógica lo que dices,  pero no… y ya no me estés distrayendo de lo que estamos haciendo, estamos tratando de asesorar a Cristian y tú nos interrumpes. 

—¿Dime hijo?.. es cierto que te molestan tus compañeros?  

—Sí papi… me esconden mis cosas, pero ellos dicen que es un fantasma que hay en la escuela. —pronunció el rubio haciendo pucheros, quejándose con su papá.  

—Mira que hijos deeee, su mamá.  

—Papá… yo le digo que no es cierto, pero Cris les cree todo.  

—¡Pero para eso me tienen a mí! No pienso permitir que nadie maltrate a mis sobrinos. —pronunció Dany abrazando al gemelito.  

—¿Pero un ratón.. digo una rata? Hubieras comprado al menos tres, y más grandes para que los muerdan. 
—dijo Colin Brown en apoyo a ellos.  

Cristian volteó observar a su papá, con sus ojitos iluminados y con una gran sonrisa en su carita, y se lanzó abrazándose a su cintura. 

—Papi… tú eres el mejor del mundo, y te amo. 

Colin se agachó y lo cargó en brazos, dándole un beso en la mejilla. 

—Yo también te amo campeón, y por eso insisto que una rata no es suficiente deberíamos ir a comprar más. 
—propuso. 

—Yo le dije a mi tío que mejor comprara una rana, esas dan más miedo. —mencionó Patricio, empujando a Renata con una de sus manos, haciendo que la chiquilla le diera un manotazo furiosa. 

—No… esos animales son asquerosos igual que las cucarachas. —contestó Dany haciendo gestos de asco. 

—Pues entonces vamos a seguir con el plan… el plan A, es el de la rata, y el plan B, —¿Cuál es el plan B si falla el A? 
—preguntó Colin Brown, haciendo que todos los niños le pusieran atención, mientras que Dany se quedó pensando cuál era el plan B… ya que eso no lo había tomado en cuenta. 

—Pues el plan B puede ser…El patas para que son…   

—¿Cuál es ese plan tío?—preguntó Cristian emocionado, junto con los demás que no dejaban de poner atención. 

—Consiste en que corras y corras, si te  descubren..  

—¿A dónde corro?  

—Al los sanitarios, casi siempre se corre para allá. —le contestó Patricio. 

—Pero ahí hay fantasmas, yo nunca voy a los sanitarios. 

—Y si no vas a los sanitarios ¿Entonces donde haces pipí? —preguntó Daniel curioso observándolo, al igual que todos que voltearon esperando que Cristian respondiera. 

—Yo… yo hago en…  

—Ya dilo, ¿O quieres que les diga yo. 
—lo amenazó su gemelo. 

—Atrás de los sanitarios hay un árbol y siempre hago pipí ahí. —pronunció haciendo que todos soltaran en carcajadas. 

—Qué cochino Clis. —dijo la pequeña Renata.  

—Sí yo soy un cochino, tú eres una lagartija. —se defendió el gemelo, escuchando que Patricio se reía. 

En eso la chiquilla empezó a llorar y a rascarse los ojos, por lo que le había dicho.  

—No le digas así. —dijo Carlos furioso. 

—Haber ya se me calman todos… no se pueden decir cosas ofensivas, porque yo me voy a enojar, ya saben que a su tío Felipe Daniel no le gustan esas cosas. —pronunció rabioso, regañando a los cuatro. 

—Hay junta… ¿O porque la reunión?  
—preguntó Lupita a lo lejos, que iba avanzando hacia ellos con tilín tras de ella, qué cuando vio a Colin se enfureció tanto y corrió hacia el a quererlo morder. 

Colin de inmediato se subió a una banca del jardín, para mantenerse alejado de tilín, mientras que Dany con rapidez cerró la caja de cartón, para que Lupita no viera la rata, llevando su dedo índice hacia sus labios para que ninguno dijera nada, los niños se quedaron en silencio simulando que nada estaba pasando.  

—¿Qué está pasando?  

—Nada Lupe, aquí estamos platicando de cosas sin importancia. —contestó Dany con una sonrisa, cruzándose de brazos.  

—Mmmm ¿Seguros?  

—Sí… Claro qué estamos seguros ¿Por qué la pregunta Lupe?  

—Me parece que están muy sospechosos. 

—Acaso piensas que te estamos ocultando información. —preguntó Dany ofendido, llevando una de sus manos hasta su pecho.  

—No lo sé ¿tú dime? ¿Carlitos mi amor tienes algo que platicarle a mami?  
—le preguntó Lupita, con voz dulce al gemelo.  

El chiquillo solo volteó a ver a su mamá, y empezó a respirar con apuro y nervioso, sintiendo la mirada de acusadora de todos para que no dijera ni una sola palabra.  

—No.. no mamá. —dijo viendo a su tío Dany, que estaba atrás de Lupita y le estaba haciendo una seña con su dedo pulgar, simulando que le cortaría el cuello si hablaba.  

Lupita no muy convencida de la respuesta del gemelito, decidió preguntarle a alguien más. 

—¿Y tú Patito tienes algo que decirme?  

—No tía. —contestó el rubio muy seguro.  

—Cristian mi amor ven con mami.  
—comentó Lupita buscando al gemelo, que solo abrió grandes ojos asustado, y todos voltearon a observarlo. 

—Guadalupe, haga algo por Dios este animal me quiere morder. —dijo Colin tratando de distraerla pero no le funcionó, mientras seguía arriba de la banca, ya que tilín estaba enfurecido y no dejaba de gruñir. 

El pequeño Rubio avanzó hacia su mamá a la vista de todos, que solo le dedicaban miradas acusadoras para que no dijera nada. 

—¿Mi amor tienes algo que decirle a mami? —le preguntó Lupita con su voz dulce mientras que le acariciaba su hermosa cabellera rubia. 

El rubio empezó a respirar con apuro, parpadeo un par de veces y volteó a ver para todos lados, sin saber qué hacer. 

—Mi tío Dany… me compró una rata blanca para que yo la lleve a la escuela y se la lance a mis compañeros. 
—pronunció el gemelito.  

—Cristiaaaaaan —gritaron todos al mismo tiempo.  

Ya que de todos era el más inocente y el que no sabía echar mentiras, a Lupita solo se le dibujó una sonrisa en el rostro, y volteó a observar a Daniel que estaba enfurecido, viendo al pequeño gemelito que se escondía tras de su mamá.  

—Tenia que ser Cristian… 




★—★—★—★—★ 


PASADO: 

Felipe Daniel:  



Viví toda mi infancia sintiendo el desprecio de la gente a mi alrededor, que me miraban como si yo fuera un bicho raro, o un fenómeno nada normal. 

Para mi mala fortuna, mi propia familia renegaba del niño que era, y en lo que me estaba convirtiendo poco a poco, llenándome más de dudas sin comprender a mí corta edad, qué era lo que pasaba conmigo. 

Y lo peor de todo es que ni siquiera existía la posibilidad de preguntarle a alguien mis dudas, o todas esas emociones que sentía en mi interior, que cuando me veía al espejo no entendía quién era. 

Todo lo que era prohibido para mí… O al menos eso era lo que mi madre me decía…era lo que más anhelaba tener. 

No me gustaba mi ropa, no me gustaba mi corte de pelo, aún recuerdo qué mi madre se molestaba conmigo, porque lloraba mucho, cuando me llevaba a la peluquería a que cortaran mi cabello muy corto, sabiendo que lo que más deseaba era tener el cabello largo como mi hermana, pero yo no entendía porque. 

Nunca supe lo que era un abrazo y un beso de mi padre, rara vez volteaba a verme y pocas veces le dije papá, solo veía cuando abrazaba y besaba a mis hermanos sin comprender porque a mí no me quería. 

La época más difícil y la más hiriente fue la escolar, la burla de mis compañeros, del como caminaba.. o como hablaba, era constante, pero era algo que no podía reprimir… era algo que estaba en mí, que por más que intentaba cambiarlo como me lo decía mi madre no lograba hacerlo. 

Las burlas, los ataques, los apodos, y todas las palabras hirientes, qué me decían iban tomadas de mi mano creciendo junto conmigo, y fue ahí cuando escuché la primera vez esa palabra desconocida para mí, qué me hizo investigar qué era, ya que apenas tenía 8 años cuando la escuché por primera vez. Homosexual, ¿Qué era esa palabra? No lo sabía. 

Aún recuerdo que escribí esa palabra en un pequeño papelito, y fui a buscar a mi amiga Lupita hasta su casa, ella era la única que no me juzgaba y siempre me defendía. 

Ella buscó en su mochila un par de monedas para ir al café internet ya que los dos éramos de bajos recursos, vivíamos en una comunidad en Quintana Roo en las orillas de la zona hotelera, en medio de la pobreza pero con gente que quería salir adelante, qué vivían del turismo y de los extranjeros que iban a vacacionar a las playas. 

Pagamos una hora de internet, para buscar esa palabra que ninguno de los dos sabíamos su significado, cuando la hayamos leímos detenidamente todo lo que ahí decía, hasta que fue que comprendí a qué se refería y también entendí que era yo. 

Pero con el paso del tiempo, y aún lleno de dudas poco a poco fui aceptando quién era, y aceptando esa realidad que no era fácil. 

Una vez llegó mi padre con alcohol en la sangre, y recuerdo que me golpeó diciéndole a mi madre, que era lo que yo necesitaba para cambiar, unos buenos golpes para que se me quitara lo mujercita, desde ese día lo desconocí como a mi padre, y no fue por los golpes, fue por el desprecio que vi en sus ojos. 

Así que solo cumplí la mayoría de edad, tomé una mochila y coloqué las pocas pertenencias que tenía, y unas cuantas monedas que guardé en el bolsillo de mi pantalón, y salí en busca de una vida para mí. 

Sabía que el mundo era grande y que tenía que haber un lugar para mí, un lugar donde me llenaran de amor, que me aceptaran tal y como yo era. 

Con un nudo en la garganta, me despedí de mi madre dándole un abrazo y un beso, prometiendo que tal vez un día regresaría, la dejé con lágrimas en sus ojos, pero comprendió que yo necesitaba abrir mis alas y buscar mi propia felicidad.  

Y ahí iba yo Felipe Daniel con $3 en el bolsillo, con una mochila desteñida y con trapos viejos, buscando algo que ni siquiera yo sabía que era, pero que me hacía mucha falta. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.