Capítulo 1 La primera meta.

Jonathan

¿Qué es el arte? Según la RAE  (Real Academia Española) " es la manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o de plasma lo que imaginamos con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros", la definición de Google es: "cuando el hombre crea algo valiéndose de la materia, imágenes o sonidos con una finalidad estética". Eso es el arte, claro, cada persona tiene su propia definición, un significado común o especial, un propósito y una función, depende del individuo.

Estaba sentado en el sillón individual de cuero de la sala de mi departamento, tenía una lata de cerveza a pesar de que me disgustara su sabor amargo. Enfrente de mí estaba un viejo portafolio con algunas obras que había realizado a lo largo de mi vida.

— ¿Por qué conservo esto?— Pregunte en voz alta para mi mismo, mi mano se deslizaba por aquellas hojas y fotografías. Al admirar todo lo que en un momento cree empecé a recordar como inicie y lo que hice hasta ese momento.

Cuando era niño tenía que hacer un trabajo para asignatura de plástica, la maestra era una mujer estricta y siempre decía que hiciéramos lo que quisiéramos, que el arte no tenía una definición exacta que la gran mayoría de las cosas lo son, por no decir que todo, claro si lo vemos desde un punto de vista específico. Pero aun así muchas veces había regresado trabajos de varios de mis compañeros porque según ella eso no encajaba en sus requisitos, cuando nos dejó hacer un trabajo para exponer no tenía muchas expectativas sabía que lo rechazaría en cuanto lo viera, pero dio la casualidad que lo acepto, porque cumplía con sus requisitos, o al menos eso pensé, nunca me lo dijo, yo no le veía nada especial, era un simple dibujo, un dibujo de un niño más. Nada especial.

Lo expuso en la clase, lo expuso en un concurso, lo volvió a exponer en otro, pero ahora de alta categoría y volvió a ganar, yo no veía que le encontraba de hermoso o llamativo, ¿Qué es lo que un adulto puede ver en unos simples garabatos de un niño?, si para empezar el niño no ve nada espectacular.

Simples trazos, algo imaginario, algo que todos pueden hacer, los adultos se alegran y se sorprenden al ver la obra de un niño, a pesar que hay mejores, ya sea mentira o no su mirada se ilumina un poco y te felicitan, ¿será porque en esos garabatos notan su infancia? ¿recuerdan su niñez?

Así pasaron los años en que estuve en la escuela, mi maestra me solía llevar a competencias, me decía «dibuja» y yo lo hacía, no tenía ningún motivo para hacerlo, pero tampoco ningún motivo para no hacerlo, ella se veía muy feliz, mis compañeros se veían felices, mi mamá se veía muy feliz. Yo no me sentía feliz, pero tampoco me sentía mal así que continúe.

Llegó el momento donde debería elegir que hacer el resto de mi vida, en que quería trabajar, qué quería seguir estudiando. A los 17 años el consejero estudiantil me dijo: «piensa en lo que te gusta, ¿Qué es lo que más disfrutas hacer o en qué eres bueno?, busca algo que esté relacionado con eso» Era fácil decirlo, a mí no me interesaba nada, no disfrutaba nada... nada me gustaba tanto como para dedicar toda mi vida en eso. No sabía qué hacer, mis compañeros entregaban las hojas diciendo que querían ser parte de la marina o ejército, doctores, abogados, empresarios, bomberos, veterinarios, biólogos y más. Todos ellos eran buenos en matemáticas, biología, español, educación física, en algo. Yo era bueno en arte, filosofía, música o alguna materia similar, o eso me solían decir. Pero no encontraba algo en qué trabajar con esas habilidades. Diseñador gráfico, escritor, maestro, músico... Agh, no, ¡ninguna me interesaba!, no tengo mucha paciencia, si no me dan una idea no trabajo, no creo que a alguien le interese mis escritos e historias sin sentido que suelo crear, ¡tengo pánico escénico!

Las personas creen que si tienes habilidades en alguna área ya tienes la vida resuelta, pocas veces serás bueno en algo que te gusta y viceversa, es absurdo pensar que solo porque se te facilite algo que a los demás no, es porque te gusta. pero ¿por qué eso tiene que marcar el futuro de alguien?, ¿Por qué ven por sentado la trayectoria y posibilidades de éxito de esa persona?, ser bueno en algo no siempre definirá el éxito ni el futuro. Mucho menos si no eres esa persona.
Pero nuevamente me dejé llevar por lo que me dijeron las personas.
«¿Por qué no trabajas en algo artístico?» «trabaja en dibujo gráfico» «eres muy bueno tocando instrumentos y escribiendo canciones aprovecha, tal vez seas un músico famoso» «sacas lindas fotos ¿por qué no eres fotógrafo?» «Escribes muy bien, deberías ser escritor» Ese tipo de comentarios me inundaron.

Nuevamente no tenía nada que perder o así lo veía yo. Un día me acerqué a mis padres y les dije que quería ser artista, al pronunciarlo mi padre me soltó una bofetada y un sermón realmente largo, incluso más que lo que daban en la iglesia de mi ciudad, me dijo por qué no tenía que ser un artista, que eso no me daría dinero, que no me ayudaría a solucionar los problemas de la vida adulta, que no tenía futuro y mil razones más. Por otra parte, mi madre me apoyó, me dijo que tenía dinero ahorrado y que con eso podría pagarme la universidad e incluso algunos cursos para mejorar, que pensara si quería ser fotógrafo, escritor, cantante, actor u otra cosa. Nuevamente me llegaron dudas. Le dije a mi madre que no estaba seguro, que no sabía qué hacer realmente.
En ese momento mi madre me tomó en brazos y me dijo que estaba bien, qué me llevaría a varios cursos y que después decidir cuál era lo que más me interesara, que eligiera lo que yo quería y que dejara de lado las personas, que siempre eligiera mis sueños, qué siempre pusiera en prioridad lo que yo pensaba y sentía antes que cualquier cosa. En ese momento me pregunté ¿Qué hubiera sentido si se hubiera enterado de que todo lo que había hecho hasta ese momento había sido porque me lo habían dicho otra persona?, nunca fue mi elección, creo que se hubiera sentido muy triste, porque de alguna forma ella pensaba que lo disfrutaba y bueno así era, no era algo que amaba, pero tampoco era algo que despreciaba, estaba bien, después de todo no podía perder nada.