Mi Única Inspiración.

6

2:54pm

 

—¡Aquí está! —Soltó mi hermana a gritos cuando azotó la puerta principal.

Pude escuchar a mi equipo de preparación saliendo de todas partes y en cuanto los vi, deseé haberme podido quedar en la disquera. Tori, Paulo y Zara tenían las manos llenas de vestuarios sin probar, productos para cabello y muchas otras cosas más que ni sabía qué demonios eran.

—¡Llegan tarde! —Nos regañó Paulo en cuanto nos vio, luego me dio una mirada dulce—. Sé que no te gusta cuando te toquetean el cuerpo, nena, pero es nuestro trabajo.

Me encogí de hombros, suspirando.

—Lo sé. Vamos, pongámonos en marcha —dije sin mucho entusiasmo.

 Ellos no esperaron por una segunda invitación de mi parte y me atacaron como buitres. Primero tomé un baño de diez minutos en el baño de invitados, luego pasé a secarme a la sala con Zara acatando órdenes de Paulo sobre como quería mi vestuario, mientras que Alana discutía con Tori mi estilo de maquillaje.

No me inmuté a sentarme casi desnuda, de no ser por la toalla alrededor de mi cuerpo, en la silla del comedor gigante hecho un desastre por tantas cosas que había encima. Ya esta mañana todos habían visto mi sensual cuerpo, como lo había descrito Paulo.

Me estremecí tan solo de recordar todo lo que me hicieron esta mañana.   

—¡Veo que fue una ducha refrescante! —Exclamó Paulo llegando a mi lado con muchos cambios de ropa encima.

Le lancé una mirada de muerte.

—No pude tomar un buen baño con agua caliente porque alguien quería que regresara de inmediato al comedor —repliqué—. ¿Dónde está Bree y Lissa?  

Paulo hizo un movimiento con sus manos para restarle importancia al asunto.

—Centrémonos en lo que nos falta —me señaló—. Depilación bikini, depilación de cejas y bozo, un nuevo look fantástico de cabello, vestuario, maquillaje y merienda —aplaudió pero luego soltó un suspiró cuando entendió mi mirada—. Bree está siendo consentida escaleras arriba por un masajista francés y Lissa se está ocupando de algunas cosas.  

Pasé mis manos por mi cara, contando mentalmente hasta veinte, pasando de largo de la información de Bree y Lissa.  

—¿No te bastó todo lo que hiciste ésta mañana? —Cuestioné con mi voz encajonada.

Paulo rió.

—Oh, nena, eso fue apenas el principio —respondió—. ¡Tori, Zara, Alana! Hora de empezar.

No pude verlo a la cara, pero supuse que tenía una mirada de satisfacción plasmada en su rostro. Una malvada mirada de satisfacción.

Oh, Dios, ¿por qué no solo me quedé en la sala de ensayo?

 

❄  ❄  ❄

 

6:50pm

Luego de varias horas en las cuales deseé efusivamente nunca haber nacido, estaba lista. Paulo me posicionó en un pequeño escalón al frente del inmenso espejo de mi sala, haciendo que obligatoriamente me diera un buen vistazo causándome estupefacción en cuanto me cercioré de que la que estaba ahí clavada era yo.

Cada vello maligno estaba fuera de mi cuerpo, mi cabello, que según Paulo era un pecado capital cortarlo, caía en ondas de un color rubio casi llegando a el color ceniza en mi espalda, mi cara estaba perfectamente tapada de un maquillaje magnifico, haciendo resaltar muchísimo mis ojos verdes junto con mis pestañas y pómulos.  

Mi vestuario era asombroso. Unos jeans de cuero negro brillante hacían juego con mis botines, que, a pesar de ser de plataforma, eran ridículamente cómodos y me hacían ver más alta que de costumbre. Mi camisa verde esmeralda hacía juego con mis ojos y me daba la sensación que me veía sexy. Demasiado sexy para mi propio bien.   

—¿Esa soy yo? —Cuestioné, abrumada.

Casi ni me reconocía.

—Eres tú —dijo mi hermana, bajando de las escaleras con su hermoso vestido azul largo ajustado en las partes correctas y su cabello estaba cayendo en ondas justo igual que el mío, seguida de Hannah y Rose quienes le pisaba los talones. Al llegar a mi posición me dio una sonrisa cegadora—. Esa es quién estaba debajo de todo tú y estaba anhelando salir.

Le di una mirada de agradecimiento.

—Luces hermosa —aproveché de decirle.

—No más que tú —contestó ella.

—Ambas lucen divinas —replicó Paulo mirando en nuestra dirección—. Déjenme decirles que hicieron un gran trabajo las dos —felicitó a Hannah y Rose.

—¡¡Estamos llegando tarde!! —Gritó una pequeña figura bajando las escaleras en forma de caracol de mi casa junto con Tori y Zara tratando de seguirle el ritmo—. ¡¡¡Nos vamos a perder el concierto si no nos damos prisa, y…!!! —La pequeña figura de Bree enmudeció al verme en el espejo.

—¿Y? —Cuestioné insegura por mi aspecto.

Mi mejor amiga me lanzó una mirada envenenada.

—Si lo que escuché en tu voz fue alguna duda de que no estas más que perfecta, divulgaré que te encanta ver ositos cariñositos cada vez que hay tormentas eléctricas —reprochó mordaz.




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