10:00pm
—¡Lo harás de maravilla, Nee! —Me abrazó mi hermana en la pequeña plataforma debajo del escenario para alzarme en cuanto Ashton retumbara la batería—. Ahora, mejor salgo de aquí antes de que me dé un ataque de pánico.
Me reí y la solté. Alana le tenía terror a los espacios cerrados.
—Sube al backstage, sé una buena hermana y empieza a gritar mi nombre con tus dos pulmones —reproché.
—Soy una buena hermana mayor incluso si no hago eso, cariño —dijo, tendiéndome el micrófono para luego correr fuera de mí alcance.
Mi hermana había cambiado su glorioso vestido azul largo por un vestido corto del color de sus ojos y unos tacones de muerte a juego en un tiempo récord. Aun se veía perfecta y con su cabello intacto.
—¿Cómo te sientes, Lanie? —Cuestionó una voz en mi oído.
Gruñendo, traté de ajustarme el pequeño micrófono bien en el oído. Había odiado a Holden cuando me lo puso y me explicó para qué servía antes de dejarme aquí abajo. Esa pequeña cosita era de lo más irritante e incómoda.
—¿Puedo lanzar el pequeño artefacto al Támesis? —Le respondí a Ethan.
Escuché la risa de Noah.
—Es incomodo, lo sé, pero te acostumbraras a la maldita cosa en tu oído, K —dijo él.
—Tú no lo has hecho, Noah —señaló la voz de Ashton, burlona.
—Princesa, ¿quieres cantar Grace de última o estás bien para cantarla de primera? —Cuestionó Ethan, ignorando a sus compañeros.
—De última —murmuré cuidadosamente—. La que canto con Bree la quiero de segunda, Seconds Of Gold de tercera, el cover de Irresistible de primera y I’m curious de cuarta.
Me había estado arrepintiendo desde que dije que sí al cantar esa maldita canción.
—Anotado —dijo Noah—. Y está bien, K —me consoló él—. Todos estamos en el mismo barco contigo y no vamos a dejar que te hundas. Ni quiera con tu cosa en el oído puesta.
—Son dos malditas cosas en mis oídos —recalqué yo.
En mi oído derecho estaba el pequeño micrófono y en el izquierdo estaba el auricular que, según Holden, era un monitor para que podamos escucharnos mejor, sin los gritos de la gente.
—Tu vocabulario era tan bonito antes de juntarte con Noah —comentó Jules, sonando consternado.
La figura de Alex caminando hacia mí, me distrajo de cualquier cosa que pudiera haberle dicho a mi hermano.
—Missy —me saludó.
Le di una mirada carente de emociones, pero apagué el micrófono rápidamente. Estaba lo bastante segura que no quería que la banda escuchara lo que sea que saliera de la boca de Alex. Aun no lo había perdonado del todo por el mal rato de la mañana en la disquera y estaba tratando, muy fuertemente, seguir sus cambios de humor. A parte, traté de evitarlo todo el tiempo después de la entrevista. Ese maldito beso recorría mi cabeza más veces de lo que quería admitir y si seguía me iba a volver loca.
—Alex —lo saludé de vuelta. Era lo mínimo que podía hacer.
Maldita educación, pensé.
—Lo siento —soltó, sorprendiéndome—. Fui un idiota contigo en la disquera y en la oficina de mi papá. Sé que debes estar odiándome, pero en serio estoy tratando de ser buena persona para mantenerme fuera de tu alcance —alcé una ceja, tratando de que leyera mi cara—. He estado fracasando constantemente, como te habrás dado cuenta.
Suspirando, le di un par de vueltas al asunto en mi cabeza.
—¿Tan malo crees que eres? —Decidí preguntar.
—Tengo equipaje lleno de mierda turbulenta —murmuró él, bajando la mirada.
—Tú no eres el único, Alex —mascullé en respuesta.
—Missy, no lo entiendes —suspiró, frustrado, mirándome de vuelta—. Yo necesito que me quieras lo suficiente como yo a ti para que puedas soportar todo eso.
Parpadeé repetidas veces, tratando de que las palabras me llegaran a la cabeza.
Necesito que me quieras lo suficiente como yo a ti…
—Alex… —balbuceé, estupefacta.
—¿Todos en sus posiciones? —Llegó la voz de Holden a mi cabeza.
Alex me sonrió. Él también tenía la cosa horrorosa en su oído, por lo que pudo oír a Holden.
—Hablaremos de esto después —dijo, acercándose lo suficiente para darme un casto beso en mis labios—. He estado queriendo hacer esto otra vez desde que te besé por segunda vez —murmuró en mi cuello, haciéndome cosquillas y, muy pronto, se apartó de ahí para mirarme—. Buena suerte hoy, Missy —deseó y se fue por donde vino.
—Khalanie, ¿estás lista? Sólo faltas tú por confirmar —volvió la voz de Holden.
Tomando una respiración profunda, encendí el micrófono nuevamente, y pasé todo el tema relacionado con Alex al fondo de mi cabeza. Necesitaba concentrarme.
—Sí, lista —respondí luego de un momento.
—Gracias a Dios —exhaló él aliviado—. Iba a mandar a alguien a ver como estabas si no contestabas en cinco segundos más.
Solté una risita nerviosa.
—Nada que un par de respiraciones no puedan arreglar, Holden —dije.
Escuché la batería de Ashton tronar arriba, junto con los demás instrumentos y supe que todo estaba comenzando.
—Sales en tres… dos… uno… —la plataforma empezó a subir poco a poco, dejándome enfrente de una multitud gigante y enloquecida—. ¡Buena suerte, Khalanie! —Se despidió Holden.
—¡BUENAS NOCHES, LOS ÁNGELES! —Saludó Noah a una distancia prudencial de mí, con su guitarra eléctrica colgada al cuello. La multitud gritó en respuesta, dándonos la bienvenida—. ¿¡CÓMO LA ESTÁN PASANDO HOY!? —Más gritos—. ¡Eso es lo que esperaba oír! —Exclamó—. Ahora, ¡denle la bienvenida a la nueva cara e integrante de Space Records y hermana menor de los Hoyers, Khalanie Hoyers!
El público gritó mi nombre desesperadamente. Les regalé una de mis mejores sonrisas.
—¡Buenas noches a todos! —Los saludé, emocionada. Ashton volvió a retumbar la batería—. Me siento encantada de compartir escenario con mi banda favorita —les sonreí a los muchachos—. Díganme, ¿recuerdan el nombre de la banda? —Le pregunté a la multitud.
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Editado: 20.01.2024