Alex
Pasaron unos minutos en silencio hasta que sentí la mirada penetrante de Missy. Estaba curioso, por lo que dejé de dar vueltas en la silla para poder mirarla. Ella, al parecer, estaba completamente sumergida en su mundo. Su mirada estaba fija en la silla en la que estaba sentado, por lo que sonreí e internamente me sorprendí por lo hermosa que, aun así, podía ser.
Interesado por lo que sea que estuviese pasando por su cabeza, me incorporé y me senté a su lado.
—¿Missy? —La llamé tranquilamente. Nada. Ella de verdad estaba pensando a profundidad... Y quizás yo podía divertirme aquí—. Eres preciosa —solté mientras la observaba. Otra vez, nada. Ni siquiera un sonrojo—. A Juls le gusta emparejar integrantes de One Direccion en secreto —dije esperando una reacción por su parte. Aun nada. Reí entre dientes y ahí ella sí salió de su mundo para mirarme—. ¿Qué estaba pasando por tu cabeza, pequeña Missy?
Ella desvió su mirada rápidamente, haciendo que mi curiosidad se avivara aún más.
—¿Crees que podríamos salir? Quiero ver a los chicos —fue lo que respondió en su lugar.
—¿Qué será lo que estás gritando en tu cabeza que no me quieres decir? —Ella me miró y sacudió su cabeza con nerviosismo. Hice un puchero—. ¿Sí sabes que guardar secretos es de mala educación?
—¿Sí sabes que hacerme hablar cuando no quiero también es de mala educación? —Soltó irónica sin despegar sus increíbles ojos verdes de mis labios.
Riendo, lo dejé estar. Aunque no quería dejar pasar el tema, ella estaba incómoda y nerviosa por más que lo intentara ocultar. No era mi mejor movimiento si seguía insistiendo, así que en cambio, caminé hacia la puerta del camerino, quité el seguro y abrí la abrí de par en par, dándole mi mejor sonrisa.
—Cómo quieras, princesa.
Ella rió al escuchar el apodo que sus hermanos le daban, pero no dudó en salir del camerino. Dejé que ella fuera adelante… digamos porque no me dio opción y me agradó la idea de poder observarle sus atributos traseros. Missy al parecer sintió mi mirada marcada en su culo porque volteó su cara dándome su sonrisa más tímida para luego rodar los ojos.
—Eres un caso perdido —murmuró riendo.
—Es un pecado capital no admirar eso —me encogí de hombros.
—Eso, cariño, se lo dices a todas —replicó.
No me dejó rebatirle aquel punto. Salió corriendo, dejándome con la palabra en la boca, hacia la consola de sonido. Llegué unos pocos segundos después. Únicamente estaba Holden ahí muy concentrado, como siempre, en no matar a los chicos por no seguir ninguna de sus órdenes. No tenía ni idea a donde se habían ido los demás, pero aproveché para posicionarme detrás de Missy, haciendo que su culo quedara justamente donde tenía que estar.
—Eso es trampa —le susurré al oído, sujetándola por la cadera, atrayéndola más a mí. Sentí cómo ella se estremecía e inhalaba fuerte. Lentamente le quité el precioso cabello rubio de su cuello, rocé mi nariz por ese mismo camino e inhalé lo más que pude su exquisito aroma para ir de nuevo a su oído—. Pero está bien, puedo jugar así también.
—Alex... —gimió ella. ¡Gimió! ¡Mi nombre!
Oh, mierda, no. ¿Ella podía...? ¡Maldita sea!
El estremecimiento que recorrió a Missy por sentir mi erección marcada en su trasero me hizo reír entre dientes y me dio el tiempo suficiente para morder el lóbulo de su oreja de manera leve, logrando que ella volviera a soltar aquel sonido sexy de su boca, pegando más su espalda a mi pecho.
—No me importaría encerrarte en el camerino para escuchar más el origen de esos sonidos, Missy —seguí susurrando en su oído, atrapando su cadera, manteniéndola más cerca de mí.
—Tú...
—¿Vas a querer participar en la última canción, Khalanie? —La interrumpió Holden, haciendo que se sobresaltara, despegándose lo más rápido de mí.
—¡Por supuesto! —Soltó rápidamente—. Sólo dime qué canción será y me acercó a tu puesto en cuanto Alex me termine de hablar un tema rápido —dijo, nerviosa.
Me tragué una risa. Holden asintió y nos dejó solos nuevamente. Mi Missy se volteó hacía mí, arqueando sus cejas.
—Eso estuvo...
—Sexy —Missy soltó a reír—. Es increíble escuchar esos sonidos de ti, Missy —tomé de nuevo su cadera y la acerqué hacia mí. Ella me respondió pasando sus manos por mi cuello—. Eso me hace querer preguntarme qué tipos de aventuras has tenido en Alabama.
Los ojos de Missy brillaron con diversión.
—¿Eso acaso son celos lo que escucho salir de ti, Morgan?
Levanté una ceja en su dirección.
—¿Y si así fuera qué?
—Pues... —fue su turno de acercarse a mi oído de forma juguetona y malditamente sensual—, digamos que sería interesante que yo te tuviera así —solté una maldición cuando su pelvis encajó de manera perfecta en mi entrepierna—, y me gustaría mucho verlo más seguido —susurró lo último, pero antes de que yo pudiera responderle, me dio un beso fugaz y salió pitando hacia Holden.
Tramposa.
—Ahora quisiera ver cómo vas a explicarle ésta mierda a mis hermanos, Alexander —sonó la voz molesta de Alana detrás de mí.
Quise que la tierra me escupiera lo más lejos que pudiera de ahí mientras me volteaba para encararla. Así de molesta como sonaba, así se veía.
—No quiero dramas, Alana —empecé, alejándome de ella, caminando hacia el solitario Holden.
—¡No me des la espalda, Alex! —Chillo Alana, indignada.
Yo de verdad no estaba para el drama que conllevaba hablar con la hermana mayor de Missy, pero para mí desgracia Alana no lo entendió y se pegó a mi espalda. No contenta con eso, tomó mi brazo y me giró para encararla. No pasé de largo la mirada curiosa que me dio Holden, sin embargo el único gesto que salió de mí para él fue poner los ojos en blanco.
Suspiré al ver el notable color carmesí emanando de las mejillas de Alana.
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Editado: 20.01.2024