Se levanta a las diez de la mañana desorientado sin saber que pasó tuvo un sueño en el casi llega a conquistar a la chica linda del aula pero como ya está acostumbrado se da cuenta de que era un sueño más. Luego sale de su casa sin dirección después de caminar por unos minutos decide sentarse en el parque de su pueblo. Fue entonces cuando la vio la chica con la que había soñado la noche anterior estaba allí, pasando por delante de sus ojos. En su último sueño le declaraba su amor y ella lo aceptaba. Mientras pensaba en esto se ría y se preguntaba:
-¿ Por qué mi vida real no es igual a la de mis sueños?-
Decidió hacer una jugada precipitada y fue hasta donde estaba ella. Aunque estaban en la misma aula la conversación más larga entre los dos no tenía más de 6 palabras. Pues ella un día le preguntó:
-Hola, ¿me puedes decir la hora?
Y cuando él le iba a responder alguien se le adelantó y dijo:
-Las Tres y cuarto-
Él sonrió cuando recordó este momento pero esto no le iba a impedir decirle lo que sentía pues nuestro protagonista creía que si lo había soñado lo podía hacer realidad.
Ella estaba conversando con una amiga, él las interrumpió y le dijo:
-Emely me puedes regalar un momento me gustaría decirte algo- ella dijo que sí con la cabeza pero en su rostro se vía algo de confusión.
Nuestro protagonista suspiró y se dijo a si mismo:
-Tú puedes-
La miró a los ojos y le dijo:
-Quizás esto te suene extraño pero desde hace mucho tiempo vengo soñando contigo y más allá de los sueño, se que me gustas también en la vida real. Me gustaría saber si me podrías dar la oportunidad de conocerte mejor y poder saber si este sentimiento es mutuo-
La cara de Emely representaba alegría como la de alguien que estaba esperando algo y al fin llegaba.
-No sabes cuanto tiempo había esperado que me dijeras esto. Yo también siento cosas por ti desde hace mucho tiempo-
No sé lo podía creer sus sueños se estaban haciendo realidad en la vida real. Se miraron fijamente a los ojos y acto seguido se dieron un beso apasionado. Su corazón se aceleraba mucho pues estaba viviendo el mejor de sus días. Fue entonces cuando él le dijo:
-Me gustaría que esto nunca acabara-
-Pero tiene que acabar- Le dijo Emely con una sonrisa adorable.
-¿Por qué?- preguntó confundido
-Porque es uno más de tus sueños-
Abre los ojos lentamente mira hacia su derecha, ve el viejo reloj despertador que le había regalado su abuela, marcaba las 7:00am. Un día más en el que casi piensa estar viviendo una vida real dentro de sus sueños. Se alista y va para la escuela donde de seguro verá a Emely.
Luego de unos minutos caminando hacia la escuela, ve a Emely sola en una esquina como si esperara a alguien. Él se dijo para si mismo:
-Mi momento a llegado, ahora sí le diré lo que siento-
Mientras se acercaba llegó Karlos un joven popular que todos en la escuela admiraban porque lo tenía todo y no me refiero solo a dinero aunque de este también tenía mucho. Me refiero a que Karlos era un joven: inteligente, bueno en todos los deportes, además de educado por esto y más siempre era un ejemplo a seguir. Cuando Karlos llegó a donde estaba Emely ella sonrió como en el sueño de nuestro héroe y fue entonces cuando lo abrazó lo besó y juntos se fueron tomados de la mano.
-waoo esto si no me lo esperaba- se decía sonriendo para no llorar.-
Definitivamente su vida no era igual que cuando cerraba sus ojos en la noche.
Fue un día largo para él pero todos los días tienen una noche y cuando llega esa noche nuestro protagonista se siente bien porque llega el momento de vivir la vida que le gusta vivir la vida de sus sueños.
Tenía el corazón roto pero esto no le quitarían las ganas de soñar.
Así que apagada la luz, sabana hasta el pecho, almohada bien cómoda cerró sus ojos. Y comenzó una nueva vida...