Morgan.

Ese día.

Las manecillas del reloj hacían un ruidoso tic tac que solo ponía más nerviosa a aquella chica mientras esta buscaba una salida desesperadamente, una salida que llevaba buscando hace más de media hora y dudaba encontrar.

Todo esto era muy extraño y espeluznante, esta tenía el corazón latiendo rápidamente y la respiración agitada mientras se pasaba una mano por el cabello con lo nervios encima buscando una forma de salir de ahí.

Con los sentimientos a flor de piel aquella se sentó en un rincón dejando caer su cabeza sobre la pared mientras recapitulaba como es que llego ahí.

La pelirroja había estado con Catherine, su mejor amiga, en uno de los juegos mas llamativos y terroríficos del lugar cuando todo pasó en apenas segundos, la luz se fue por completo y quedaron a oscuras, luego lo demás era borroso para su memoria, lo único que aquella sabía era que despertó ahí sin saber como salir.

Mientras tanto parecía que aquel sonido iba aumetando al igual que su desesperación en cada tic tac al momento que sentía que algo andaba mal, y no era por aquel sonido, ni por estar encerrada en aquel lugar. Era una sensación mucho más fuerte que todo eso.

Algo en verdad andaba mal.

Un chirriante sonido hizo que la pelirroja pegara un susto y se parara de un golpe, todo su cuerpo congelado mientras el miedo iba creciendo dentro suyo, cada vez más grande dentro de ella.

Tic, tac... tic, tac... sonaban las manecillas en cada segundo.

—Morgan... —escuchó la voz de alguien canturrear burlonamente, se le detuvo el corazón por un milisegundo para luego bombear con más fuerza.

De repente escuchó pasos, unos más fuertes que otros, su nerviosismo aumentando.

Tic, tac...Tic, tac...

Sintió otra vez esa sensación que le ponía los pelos de punta, es entonces ahí cuando escuchó murmullos.

Murmullos ininteligibles para ella por lo bajos que eran, asimismo su corazón latía desbocado mientras los pasos se acercaban cada vez más,  esa sensación horrible en el pecho creciendo.

De repente el foco de aquel lugar empezó a perder poco a poco su luz tomando toda la atención de la pelirroja.

Tic, tac... Tic, tac...

Los pasos cada vez más cerca mientras la oscuridad se adueñaba de la visión de aquella chica, esta dio un paso hacia atrás instintivamente, se relamió los labios con nerviosismo, y la puerta se abrió poco a poco, un escalofriante ruido proveniente de esta.

Tic, tac... tic, tac...

Esta abrió los ojos hasta más no poder en medio de la oscuridad, todo negro ante sus ojos sin poder percibir al menos de quien se trataba.

Una respiración detrás de ella la dejó helada al instante, está volteó tratando de ver a aquella persona pero no lo lograba ver en aquella mísera oscuridad.

Pasaron segundos, por lo que está empezó a tantear con sus manos la pared buscando apoyo en esta, la respiración entrecortada no ayudaba mucho al igual que su corazón, el cuál, bombeaba con fuerza contra su pecho.

Varios pensamientos rondaron por la cabeza de esta, no sabía dónde estaba su amiga, no sabía que hacía y mucho menos no entendía que quería aquella persona.

—¿Q-que quieres? —tartamudeó nerviosamente en pregunta, la impaciencia también notoria en su voz.

El único sonido que se escuchaba era aquel tic tac cada vez mas desesperante.

—Muy pronto vendré por ti, Morgan. —escuchó esa burlona voz, trago en seco, para luego ser arrastrada por alguien al momento que colocaban algo sobre su rostro, aquella se movió al instante, trató de separarse, e hizo de todo, cuando de un momento a otro cayó profundamente en la inconsciencia.




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