Desperté con un fuerte dolor tanto en mi cabeza como en mi cuello, intente ponerme de pie pero un fuerte mareo hizo que bruscamente volviera a sentarme en la incómoda cama, llevaba puesta una enorme camiseta negra y en mis rodillas se notaban unas pequeñas heridas. De repente tres chicos entraron a la habitación – bastante guapos a decir verdad - retrocedí hasta chocar con la pared, solo me miraba fijamente hasta que uno se acercó, sus ojos eran un amarillo un poco opaco, con un sedoso cabello castaño, iba a pasar su mano por mi mejilla pero desvié el rostro volviendo a sentir el horrible y agudo dolor en mi cuello, por inercia rápidamente lleve mi mano hacia el lugar afectad mientras hacia una expresión de dolor.
Un pequeño gruñido al unísono salió de los tres chicos, inmediatamente otro apareció, ¡el chico de anoche!, sentí como mi corazón empezó a acelerarse hasta el punto de que mi pecho empezó a doler, las cuatros miradas se posaron en mi como si de alguna forma lograron escuchar mi corazón, el chico que mato a todas las personas que conocía desapareció como por arte de magia, no entendía como, pero los latidos de mi corazón no se regulaban.
Los tres chicos presentes compartían el mismo pensamiento.
-No controlo su ponzoña, la chica se está muriendo.
-¿Cómo la sacamos?
-Succionando la herida.
El castaño de ojos amarillo opaco se volvió a acercar a la chica mientras el cuerpo de esta se iba tensando según la cercanía del chico, el corazón de la chica empezó a latir más fuerte y deprisa, en un ágil movimiento el chico ya se encontraba succionando la herida de la chica, era una mezcla de sentimientos lo que se hicieron presente en la habitación, confusión, nostalgia y desesperación.
Cuando el castaño termino escupió el líquido verde que había extraído del cuerpo de la chica, mientras esta no entendía nada, los tres chicos la miraban fijamente sin articular una sola palabra.
-Hablare con el idiota de Asrael, le dije perfectamente que no la hiriera.
-Bien.
Mientras los tres chicos se comunicaban telepáticamente la femenina presente ante ellos solo se quedaba en silencio mientras intentaba analizar la situación en la que se encontraba. Está en una habitación de quien sabe dónde, mientras todos sus conocidos están muertos, el pequeño pueblo improvisado cuyo nombre es Crixburg ya no existe, tres chicos – bastantes guapos – están frente a ella, quien sabe porque mientras ellos solo siente un dolor punzante en su cuello, intento preguntar ¿Quiénes eran esos chicos? Pero fue en vano pues la voz no salía lo que ella no lograba entender si era por miedo o por sed.
Sus ojos se cristalizaron al recordad el horrible sonido del cuello de Gianna al romperse, escondió su rostro en sus manos llamado la atención de los tres chicos presentes, estos entendieron perfectamente que Asrael había usado la fuerza bruta. Los tres chicos salieron de la habitación – claramente sin usar la puerta – para salir a buscar al idiota de su “esclavo”.
Cuando las tres guapas figuras se encontraban delante del ya mencionado Asrael, se podía sentir la tensión.
-Desobedeciste lo que más recalcamos en nuestra orden.
Mientras esperaban una respuesta de defensa – la cual nunca aprecio – la paciencia se les iba agotando, bruscamente uno de ellos lo agarro por el cuello obligándolo a gruñir por el “dolor” que sintió al momento de impactar en la pared.
-Te estoy hablando pedazo de idiota.
-Fue la única forma de poder traerla.
Una sonrisa burlona apareció en la cara del chico de ojos opacos al momento de escuchar ese argumento, un ser como él se estaba igualando a una frágil – pero astuta – chica que en realidad complico todos los planes.
Mientras que en la habitación se encontraba la chica ahogándose en sus lágrimas de dolor al recordar como mataron a todos sus seres queridos de una forma sin piedad frente a sus ojos, a sus dieciséis años no pensó vivir esto.