Muros

Capitulo 4

El suicidio esa palabra vagaba por la mente de Giann una y otra vez, hasta llegar al punto de imaginarse muerta, los tres chicos se dieron cuenta rápidamente de que hace tan solo dos días la chica se encontraba en una profunda depresión. Pues lo latidos de su corazón se volvieron débiles a un punto de asustar a cualquier persona llegando a pensar que no volverá a latir otra vez, lloraba constantemente y no ha querido comer.

El chico de cabello castaño y ojos opacos se hizo presente en la habitación con una bandeja de comida pero la que habían llevado anterior mente se encontraba intacta, frunció el ceño y gruño levemente. Miro a la chica quien se encontraba con su mirada perdida, empezó a analizar su apariencia de lo que antes no se había percatado, uno claros ojos color avellana acompañado de unas largas pestañas en una abundante cantidad, uno labios carnosos con un toque rosado poco particular, una piel blanca como la porcelana adornada con una enorme cantidad de pecas en todo lo visible de su cuerpo – incluyendo brazos y piernas – un sedoso cabello rojizo con toques anaranjados, exageradamente largo – recalcando que la chica es de muy baja estatura – nunca se había fijado en su físico, siendo uno de los mejores que ha visto en toda su existencia – bastante larga – se acercó a ella dejándose atraer por el olor corporal de la chica hasta que esta reacciono. Alejándose levemente hasta encontrarse acorralada en la pared, la respiración de la chica se fue acelerando por inercia, su padre siempre le recalcaba que un nombre con buenas intenciones nunca va a tener que tocarla hasta el momento de tener la confianza de reproducirse, el chico aspiro el embriagante olor del cuello de la chica, repaso lentamente con su lengua la pequeña herida que Asrael le había causado anteriormente, perforo lentamente la piel de la chica con sus afilados colmillos en la medida exacta donde se encontraba la herida ya cicatrizada.

Sintió como poco a poco el horrible y punzante dolor de la mordida que el chico le estaba proporcionando se fue convirtiendo en un enorme cansancio, hasta el punto en el que sus parpados se volvieron tan pesados que ni siquiera lograba mantenerlos abiertos, sin entender por qué se dejó abrazar por Morfeo cayendo en un profundo sueño.

El chico sorprendido por la reacción de la chica, salió de la habitación rápidamente para contarle a los otros dos, estos se quedaron pensando sus mordidas no causan un efecto a una persona normal, pero ella reacciono de una forma hacia la del chico de ojos opacos, se preguntaban a sí mismo en realidad ¿Quién es Giann?

Me restregué lentamente los ojos, el incómodo colchón de la cama no me dejara disfrutar más mi pequeña siesta, intente levantarme pero al ejercer fuerza tanto en mi pecho como en mi cuello pude sentir un enorme dolor, ahogue un quejido de dolor y a puras fuerzas logre sentarme, intente acostumbrarme a la luz que entraba por la pequeña ventana de la habitación, ¿luz? Cuanto dormí.

El mismo chico de ayer se hizo presente con una bandeja de comida y ropa, me arme de valor, pues si voy a estar aquí por lo que me quede de vida o ellos decidan matarme tengo que al menos conocerlos.

-¿Por qué estoy aquí? – sonó más como un susurro que el habla de una persona normal.

-Lo vas a saber después.

De lejos se puede notar que este chico es mucho más sociable que los otros dos, aunque el chico de ojos esmeralda puede ser más sociable que el encapuchado.

-Al menos ¿puedo saber tu nombre? – obtuve el beneficio de la duda al ver que el chico no respondía.

-Deymond – soltó de golpe sorprendiéndome.

Por primera vez estando aquí sonreí, logre ver su lado tierno en el momento en el que dijo su nombre, me acerque lentamente a el – aunque yo estoy más asustada que el – me senté en la cama esperando a que el haga lo mismo.

-Quieres que responda unas preguntas, verdad – en su tono no se formuló una pregunta sino una afirmación.

-Bien tu nombre es Deymond, y ¿el de los otros dos? – susurre.

Por alguna razón siento que por más bajito que hable, mi voz se traspasara por la pared y llegara a la voz de los otros dos chicos.

-Bien el de ojos esmeralda es Damián y el otro es Dember – asentí.

Entonces el chico encapuchado se llama Dember, es tan misterioso que llega a llamar la atención, es algo que nunca he podido entender, ¿por qué al ser humano le llama la atención aquello que no conoce y no debería conocer mientras lo que lo rodea – a diario – y debería conocer no le interesa?

-Sería injusto que solo tu preguntes – se cruzó de brazos como niño cuando no le compran un juguete.

-Entonces…. Por cada pregunta que respondas e…. puedes hacerme una – dude un segundo al proponer eso pero necesitaba saber dónde estaba.

-Cuéntame sobre tu familia sin omitir ningún detalle.

Trague en seco no me esperaba eso.

Mientras Giann se preparaba mentalmente Deymond se comunicó con los otros dos chicos, recalcando que estuvieran atentos.

-Bueno emm…. Mi madre me conto que nací en un tiempo muy difícil en el pueblo improvisado fuera de los muros, pues exactamente tres días antes de nacer los más adinerados del muro estaban secuestrando a los niños y niñas de todo el pueblo, se lo llevaban y nunca más los volvían a ver. Supongo que eso le causo angustia y temor que se llevaran a su hija recién nacida para nunca volverla a ver, por eso pase aislada hasta los seis años, me contaron todo lo que pasaba las noches de luna roja y todas esa cosas, mi hermano Jean y mi padre, salían todas las madrugadas a buscar como sustentarnos, no teníamos escuelas o electricidad, a mis diez años me enseñaron como se debía cerrar la puerta y ventanas noches de luna roja, luego cuando recién cumplí los dieciséis mi padre y mi hermano desaparecieron, como fue una noche de luna roja nadie quiso buscarlos y los dieron por muerto, luego supongo que sabes la historia – la nostalgia me invadió al recordar todo el transcurso de mi vida hasta ahora.




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