El agua caliente resbalaba por todo mi cuerpo al mismo tiempo que estos aflojaban, sentía como parte de la tensión que sentía estaba desapareciendo no completa pero algo es algo, luego de terminar la relajante ducha me vestí, cuando salgo del pequeño cuarto de baño casi muero de un infarto al encontrar a Damián sentado en la cama, sus ojos color esmeralda se posaron en mí.
-Siéntate – su voz era un poco más áspera que la de Deymond.
Obedecí y me coloque a su lado, sentía una fuerte necesidad de agarrar suavemente uno de sus rizos pero me contuve, me quede en silencio hasta que el decidiera hablar.
-¿Qué sentiste cuando Deymond te mordió? – dude unos segundos antes de responder.
Intente recordar ese acontecimiento pero esa imagen no pasaba por mi cabeza, si recuerdo cuando el chico que nos atacó fuera del muro me mordió, pero que Deymond me mordiera no lo recuerdo.
-¿Deymond me mordió?
De alguna forma se lograba percibir un poco de sorpresa en su rostro.
-No lo recuerda – susurro pero logre escucharlo.
-¿Por qué me mordió? – pregunte con un toque de inocencia para nada intencional.
-Así que aún no sabes que somos – note su sonrisa en forma de burla.
-Bueno son tres chicos que son hermanos y me tienen encerrada en esta habitación – balbuce.
-Sabes ¿Qué es un vampiro? – negué rotundamente.
-Según las leyendas – un tono de burla e infantil se hizo presente en su voz – los vampiros son criaturas mitológicas estupendas, según el ojo humano, pero nunca se llevaron bien, pues el vampiro detesta la luz del sol, el calor, tiene colmillos afilados y piel pálida – la curiosidad me invadió total mente.
-¿de qué se alimentan?
Una sonrisa apareció en el rostro de Damián.
-Sangre humana – se relamió los labios al decir esto.
Procese en mi cabeza toda la información recientemente dada, así que ellos tres son vampiros y simplemente estoy aquí para ser su comida, abrí los ojos al tope al reaccionar a la situación en la que me encontraba, tarde o temprano me matarían desangrada o por una anemia crónica.
-¿me van a matar? – susurre débilmente.
-No, tranquila Giann pronto entenderás porque estás aquí.
Acaricio mi mejilla, sin darme cuenta ya se encontraba encima de mí mientras por inercia me encontraba recostada en la cama, paso su lengua desde mi mandíbula hasta tres dedos arriba de mi clavícula, así que me morderá y dejara otra cicatriz. Un dolor insoportable se hizo presente en mi cuello al momento de sus colmillos penetrar en mi piel, ahogue un grito de dolor, sin mi consentimiento mis lágrimas estaban resbalando por mis mejillas.
-Para por favor – rogué con la voz temblorosa.
Al momento de sus colmillos abandonar mi piel el dolor intensifico, Damián se fue de la habitación sin importarle haberme dejado retorciéndome de dolor.
Damián se dirigía hacia sus dos hermanos y luego de contarle lo sucedido, llegaron a un acuerdo de que es ella, pero necesitaban saber que le hacía causar Dember a la chica, este luego de gruñir dando a entender que no tiene el mas mínimo interés en la chica, decidió que para que sus hermanos lo dejen en paz tendría que morder a la chica.
A paso ligero y lento el chico ya mencionado se dirigía a la habitación de la femenina, al entrar logro notar que en efecto en su rostro se notaba como había estado llorando.
Dember se hizo presente en la habitación, por primera vez se quitó la gorra pero esta vez no llevaba abrigo, así que dejaba sus brazos descubiertos, mostrando el sin número de tatuajes que ya hacían marcados en su piel. Sus ojos gris profundo son un misterio, su cabello alborotado, oscuro y en las puntas rubio, lleva piercing tanto en la ceja como en su labio, haciéndolo notar aún más rudo, se podría decir que es por medio metro más alto que Damián, la sorpresa era notable en Giann, pues en físico le arrebataba el papel de hermano mayor a el ya mencionado.
La chica se quedó en la misma esquina que ya se encontraba, sin apartar la mirada del chico ahora presente, absorbió su nariz está tornándose de un carmesí pasivo. A paso lento pero decidido Dember se acercó a la chica mientras esta se quedó quieta.
-Quiero irme de aquí pero no tengo otra opción, pero hagan esto rápido si me van a matar mátenme, pero déjenme en paz – el chico interiormente estaba sorprendido por el tono de voz de la femenina.
-¿Quién dijo que queremos matarte? – la voz ronca y masculina del chico resonó en toda la habitación.
Mientras la chica se mantenía tensa y asustada, el chico solo admiraba con sus ojos las curvas que poseía el cuerpo de esta, de manera que Giann empezó a sentirse incomoda, pensó que Dember sería más antipático, pero ella sabe perfectamente porque está la habitación, pues a lo que todos viene a disfrutar de su sangre mientras la dejan confundida, cansada y marcan su piel con una nueva cicatriz.
-Si vas a morderme no estés con tanto rodeos – frunció el ceño.