Niebla Carmesí

Capítulo 1

Tala, Jalisco mayo de 1905

Anochecía en esta zona rural del estado de Jalisco cuando en una de las haciendas, la cual fungía como orfanato desde hace muchos años gracias a la familia dueña del recinto, la paz se rompió al mostrarse como un par de niños salía del lugar saltando la barda que rodeaba la vivienda, los pequeños comenzaron a correr, aun así, cuando llevaban alejados apenas 100 metros de ahí, la campana que anunciaba las emergencias comenzó a sonar con fuerza, asustando a los dos niños y haciéndoles correr con más ganas, después de varios minutos, ya alejados del lugar decidieron detenerse para tomar algo de aire en un pequeño bosque que se encontraba por el camino

—Creo ya estamos lo suficientemente alejados como para que nos encuentre. —Dijo uno de los niños respirando con dificultad debido a la carrera, el niño parecía tener unos 15 años, era delgado para su edad y su tez morena se encontraba cubierta de una capa de sudor, su ropa se veía raída y bastante vieja, además de que ya no le quedaba de buena manera, sus tobillos se encontraban al descubierto debido al tamaño del pantalón, a pesar de verse muy cansado, no soltaba a la niña que venía junto a él, ella, más joven que él, aparentaba 10 años, su cabello castaño caía sobre sus ojos, con su mano libre tomaba una de las orillas del vestido azul que la cubría, se notaba asustada—. Escucha, te aseguro que no volveremos a ese lugar, yo nunca te dejare sola, te lo prometo.

La niña lo miró con ojos húmedos asintiendo a sus palabras, el chico sonrió, tomando su mano con fuera continuaron caminando por entre los árboles queriendo poner toda la distancia posible entre ellos y quien los seguía, unos minutos después volvieron a detenerse, el niño tomó el morral que llevaba a su espalda sacando de ahí un recipiente con agua, bebió un trago de él, para después dárselo a la niña quien bebió con avidez, no se habían dado cuenta que alguien los observaba desde la distancia

—Javier, ¿Crees que ya no sepa dónde estamos? —La pequeña abrió la boca por primera vez en lo que iba de la noche

—Te lo prometo, seguramente ya se cansó de buscarnos. —El chico le sonrió a la niña para tratar de disipar sus miedos, ella lo miró, pero sus ojos se abrieron reflejando terror en ellos, el sintió un escalofrío, miró hacia atrás encontrándose con la razón de su huida

—Los niños buenos no deben dejar su cama por las noches, le dije que nadie había podido escapar de mi orfanato, ¿Acaso no les ha quedado claro? —Dijo lentamente un hombre vestido de traje negro caminando más cerca de los dos niños, el mayor se puso frente a la menor con gesto sobreprotector, mientras pensaba cómo escapar, había hecho la promesa de no volver nunca a ese lugar

—No volveremos, descubrimos lo que usted les hace a los demás niños, no dejare que le haga eso a ella. —Anunció tratando de sonar valiente, la niña se aferraba a las ropas del chico mientras temblaba del miedo, el hombre solo los miro seriamente mientras continuaba caminando hacia ellos

—No te preocupes, ustedes ya no me servirán de nada en mi hogar, lo mejor será deshacerme de ustedes en este mismo lugar. —En ese momento les mostró una sonrisa que dejaba ver su dentadura, una que les mostraba por primera vez sus largos colmillos, el niño levantó la vista solo para encontrarse con un par de ojos rojos, no comprendía lo que ocurría, en su mente solo estaba el querer escapar del hombre, por lo que, en un arranque de valentía, o locura, se lanzó hacia el hombre para intentar detenerlo

—Corre Mari, yo me encargare que no te pueda seguir. —Dijo tratando de sostener las manos del adulto, poco podía hacer debido a la diferencia de fuerza, pero tenía que intentarlo, había prometido que ella podría escapar, la niña lo miró sorprendida, sin embargo, no se movió ni un centímetro para alejarse—. ¿Qué haces?, dije que te fueras.

—No me iré, dijimos que escaparíamos juntos y eso es lo que vamos a hacer. —Respondió con firmeza

—Ninguno de los dos irá a ningún lado, ambos morirán aquí. —Señalo el hombre para después tomar al niño por las muñecas y morder una de ellas, provocando un grito de dolor de su parte, lo aventó a un lado y comenzó a dirigirse hacia la niña, el joven quiso ir tras él, pero no pudo mover un solo músculo a causa del dolor en su cuerpo—. Ahora sigues tú.

Tomó a la chica por los hombros clavando sus colmillos en su cuello, ella lanzó un grito de dolor cayendo al suelo sin poder moverse, el sujeto de traje negro miró su obra completada y dando media vuelta, se alejó de ahí lentamente, con la poca fuerza que le quedaba el muchacho comenzó a arrastrarse para llegar con su amiga, no entendía porque sentía tanto dolor, el sujeto solo lo había mordido en la muñeca, aun así, sentía que todo el cuerpo le quemaba, llegó con dificultad con la niña, la tomo de la mano y comenzó a sacudirla

—Oye, ¿Estás bien? —A pesar de sus esfuerzos la joven no reaccionó a su voz, respiraba con dificultad y se podía ver en su cuello el lugar donde había sido mordida, el joven continúo intentando despertarla hasta que el no pudo resistirlo más cayendo inconsciente en el suelo, quedando ahí tirados en medio de la nada.




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