Maratón 2/3
Noa observaba a su madre mientras ella le colocaba el vestido. Era muy bonito, en realidad a Noa no le desagradaba ponérselo pues la hacía ver como una verdadera princesa.
Volvió la vista a su madre y contemplo la verdadera belleza en ella. Su mami era como Rapuncel aunque con el cabello mucho más corto pero igual de hermosa. De echo aquel día se veía aún más bonita que en otras ocasiones. Su madre llevaba una vestido azul igual al cielo que la hacían ver preciosa mientras que Noa solo llevaba un vestidito blanco con su cabello oscuro caído sobre sus hombros igual a su mami.
Noa amaba vestir como su mami pues siempre quería parecerse a ella y ser tan hermosa. Deseaba ser tan hermosa y buena como su madre cuando fuese mayor.
Aunque ahora que lo pensaba bien ella se parecía mucho a su papi y eso también le agradaba. Ella amaba a su papá y como le daba clases al piano.
Amaba también a su tía Terry y a sus tíos Thony y Sam, así como a sus abuelos. Y lo mejor de todo es que los vería a todos hoy porque la esperaban abajo para ver películas y comer pastel.
Su mami le había dicho que hoy era su cumpleaños y que ahora era una niña más grande a pesar de solo cumplir 4 añitos. Pero se había divertido mucho con mamá quien le había ayudado a hacer un pastel que luego se comerían entre todos y cuando la títa Terry llegó le había dando un baño de burbujas como a las princesas junto a su mami.
—Ya estas lista cariño. —le anuncio su mami dándole una sonrisa. Amaba cunado mami sonría— Hay que bajar que ya nos esperan.
Noa asintió entusiasmada con la idea de por fin ver a todos y recibir sus regalos como le había dicho mami.
Sabía que debía dar las gracias con una sonrisa pies según su mami era de buena educación y ella era una niña muy educada y bien portada. Pero tenía muchas ganas de probar al fin el pastel que según la señora Martha estaría riquísimo.
—Si mami.
Mía amplio mucho más su sonrisa al contemplar a su hija. Se había dado cuenta que ya empezaba a hablar correctamente a pesar de continuar con algunos problemas en algunas palabras pero estaba segura de que pronto todo estaría bien. Además el año que viene ya Noa debería entrar a la escuela para entonces ya sería toda una niña súper grande como ella misma decía.
Mía estaba segura de que la extrañaría muchísimo pero sabía que era el orden de las cosas. Su niña debería comenzar a crecer e ir a la escuela era solo el primer paso. No quería imaginarse que más podría esperarse para el futuro.
Noa tomo la manito de su mami cuando esta se lo ofreció y salieron juntas de la habitación. Su papi las esperaba afuera como si fuese un príncipe para llevarlas al baile. Noa amo sentirse como una verdadera princesa.
—Pero si son las dos mujeres más hermosas del mundo.
Noa corrió a los brazos de su padre nasa más verlo y Michael la recibió con los brazos abiertos. Amaba a su hija por sobre todas las cosas así como amaba a Mía quien los miraba sonrientes antes de acercarse también.
Ellos ya habían hablado así algún rato y habían solucionado sus problemas. Claramente los dos solo estaban estresados y la situación se les había ido de las manos.
—¿Ya han llegado todos? —preguntó Mía.
Michael solo asintió con una gran sonrisa.
—Princesa es hora de ir con los abuelos y los tíos que han traído muchas regalos. —le susurro Michael muy cerca de su oído a lo que Noa se retórico entre sus brazos y solo grito entusiasmada ante la idea de los regalos.
Juntos bajaron las escaleras hacia la familia que esperaba a la cumpleañera con una gran sonrisa.
Cuando Míriam la vio, con abuela vestidito blanco y su sonrisa no pudo negar que parecía un verdadero ángel. Un ángel de solo cuatro años. Su ángel.
Comprendió entonces que ese era uno de los regalos más grandes que le había dado la vida junto a sus hijos y su esposo y que todo se lo debía a esa chica, Mía. Sin ella no había visto sonreír de aquella forma a su hija, ni como su hija había conseguido una amiga que la respeta por encima de su dinero y quizás no habría conocido a su nieta y la bendición que ella significa.
Tenía que resolver las cosas con Mía, para que su hijo y su esposo fueran felices e incluso para que ella misma lo fuese.
***
Terry llevaba toda la tarde buscando la oportunidad perfecta para hablar con Thony, pero el muy desgraciado no el había echo caso. Tenía cosas muy importantes que agregar a su investigación, esa que llevaban juntos, y el no se dejaba. Es que estaba muy entretenido con Noa y comiendo como un glotón todo lo que pasaba frente a su nariz.
Pero no se me escaparía. Pronto tendríamos todo completo y podríamos plantearles las pruebas a Mía y comprobar si nuestras sospechas eran ciertas.
Para mi suerte el muy tonto y socaron se desvío hacia la cocina en busca de más comida y encontré mi oportunidad perfecta para encararlo.
—Maldito imbécil. —le solté nada más llegar con él.
—¿Y ahora que te eh echo yo? —preguntó— ¿Oh acaso es sobre Sam?
Hice como que no lo hiciese escuchado. Ese tema era para otra historia muy diferente a esta.
—Llevo toda la tarde intentando hablar contigo. —le recrimine— Pero no me has prestado atención ni una sola vez.
Suspiro fastidiado mientras se llevaba otro bocadillo a los labios.
—¿Qué sucedió? —preguntó sin ningún interés evidente.
—Tengo nuevas pruebas. —dejo de masticar de golpe y me presto toda la atención.— Adivina quien esta muy sensible estos días.
Y el sonrió.
Solo era cuestión de tiempo para que todo encajase en su lugar y las pruebas salieran todas a la luz. Sólo había que comprobar si llevaban a algo.
Editado: 31.05.2024