La lluvia golpea contra mi ventana con fuerza, silenciando los sollozos que abandonan mi cuerpo.
El dolor es cada vez más insoportable, el solo hecho de pensar en que algo malo le pase me aterra.
Intento callar mis pensamientos, esos que me recuerdan que parte de esto es mi culpa, intento que los recuerdos se vayan, pero solo me atormentan más.
Ella cubierta de sangre, sus ojos sin brillo y su pulso cada vez más débil. Ella sobre esa camilla, la ambulancia alejándose a toda velocidad, los policías impidiéndome seguirla.
¿En qué momento llegamos a esto?
Jamás pensé que esa pequeña rubia destruiría mi vida de la forma más caótica y hermosa.
Pero tengo una cosa clara, si lo hubiera sabido, la habría buscado mucho antes.